Machado Ventura: "no son tiempos de "darse el lujo" de desaprovechar tierras cultivables


Elías Amor Bravo, economista

Al final nos hemos enterado de la realidad. Gracias al segundo secretario del Comité Central del Partido Machado Ventura en su recorrido del fin de semana, como da cuenta Granma, por la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Ceiba Mocha, responsable de acopiar la mayor cantidad de productos agropecuarios destinados a Matanzas.

Machado Ventura, que, en ocasiones, suele decir cosas sensatas a pesar de pertenecer a la generación de la revolución, habló con toda claridad del “imperativo de hacer un mejor uso de la tierra actualmente en explotación y a utilizar en la producción de alimentos áreas dedicadas en otras actividades de la agricultura que hoy no se aprovechan debidamente”.

¿Qué más podemos pedir después de esto? Un alto dirigente comunista reconociendo el absoluto fracaso del régimen en la agricultura, la incapacidad para abastecer de productos agropecuarios a la población, de tener tierras sin cultivar, sin obtener de ellas el beneficio, en definitiva, lo que venimos informando en este blog entrada tras entrada. Ni yo lo habría dicho mejor que Machado, que dijo y cito textualmente, “en las actuales circunstancias no podemos darnos el lujo de contar con tierras cultivables sin el adecuado beneficio”.

Este tipo de mensaje, en momentos difíciles como el actual, expuesto por el dirigente del país y de la economía, a pecho descubierto, a productores y directivos del sector agropecuario cubano, es el reconocimiento de un fracaso. Y lo que es peor, el reconocimiento no va acompañado de las palabras y decisiones que todos esperamos, pero que no llegan, por desgracia. Las únicas que realmente pueden cambiar el actual modelo de improductividad e ineficacia. Las que deben conducir todo el aparato productivo creado por la llamada revolución comunista, a un modelo compatible con las estructuras internacionales, como por ejemplo hizo Vietnam.

No. En Cuba es imposible pensar en un retorno a la racionalidad económica con dirigentes como Machado Ventura. No deja de ser gracioso que el comunista propusiera como solución la creación de un “polo productivo” para ampliar el volumen de alimentos con destino a la población residente en esta cabecera provincial. Esto es como empezar a construir la vivienda por el tejado, sin cimientos. Un polo productivo tiene sentido cuando se alcanzan escalas técnicas eficientes por las organizaciones productivas independientes. Lo que no tiene sentido es mantener en funcionamiento una UBPC cuando no cumple sus resultados, cuando es improductiva, cuando su fórmula no funciona.

Machado por su edad respetable, seguro que debe recordar cómo era el campo cubano en los tiempos de su juventud. No puede haber olvidado como eran aquellas tierras cultivadas con esmero por personas que habían hecho suyo el trabajo agropecuario con éxito, en todas las ramas que ahora él quiere promover, como las viandas, hortalizas, granos y frutas. Y aquellos agricultores y productores cubanos antes de 1959 no necesitaban ni “polos” ni “polas” y otras majaderías comunistas para ser eficientes y suministrar sus productos en cantidad y calidad a los mercados de consumo.

Lo mejor de todo es que nadie les tenía que decir donde cultivar sus tierras, donde situar sus explotaciones, de qué dimensiones las debían establecer, con quién tenían que distribuir sus productos y a qué precio venderlos. Todo lo que el régimen comunista impuso por la fuerza, confiscando las tierras de propiedad privada para sumirlas en el desdén de la explotación estatal, aquellos hombres y mujeres lo hacían de forma independiente y sin que nadie diera órdenes de ningún tipo. Machado debe acordarse de todo aquello.

Por eso, pienso que, en algún momento de lucidez, el sentimiento de fracaso del segundo secretario del Comité Central del Partido en estos paseos por el campo cubano, visitando las improductivas e ineficientes unidades básicas de producción cooperativa creadas por Fidel Castro para asfixiar la agricultura, debe aparecer y llevarle a decir el tipo de cosas que recoge la nota de Granma y que habrá hecho muy poca gracia al equipo de Díaz-Canel. En Ceiba Mocha, Machad le ha marcado un gol por la escuadra a Díaz-Canel y Marrero.

Probablemente, esta noticia se acabará perdiendo en el aluvión de informaciones que sobre el COVID 19 van a inundar a Cuba en los próximos días, pero no hay que perder de vista lo que significa.

Primero, que los experimentos colectivistas y comunistas en la agricultura como son las UBPC no funcionan. No hay una sola explotación privada en Cuba que tenga 300 hectáreas de tierra para producir. A los productores privados se les limita la capacidad de producción con entregas de tierras calculadas al milímetro y la prohibición de aumentar de tamaño. Por el contrario, las UPBC comunistas tienen tanta tierra que explotan menos del 30% y el resto se queda paralizado como pudo comprobar Machado. Esa es la realidad y por eso la agricultura cubana no abastece a la población, por el modelo que tiene.

Segundo, y no producen no solo porque dejan la tierra inculta, es porque se empeñan en seguir impulsando proyectos inviables desde los tiempos de Fidel Castro, como el café, que se sigue resistiendo a su cultivo en las zonas de llano o no montañosas. Todavía mucha gente se acuerda de la obsesión de Fidel Castro por construir un gran cafetal alrededor de La Habana. Un desastre que movilizó recursos para nada. Este es otro recuerdo fatal para Machado. No me cabe la menor duda.

Tercero, en las UBPC no se pueden tomar decisiones libremente por productores y directivos ya que necesitan la aprobación de los dirigentes comunistas locales para todo. Y por eso, ni se realizan las inversiones en tecnología, ni se mejoran las tierras de regadío, ni hay semilla, ni insumos o fertilizantes. En tales condiciones, la productividad se resiente, porque nadie es responsable de nada. Machado debe recordar aquellos tabaqueros que vivían junto a sus campos, dedicándose a acariciar las hojas de tabaco porque eran de su propiedad. Nada que ver con el principio colectivista del nada es de nadie de ahora. La sensación de fracaso debe perseguirle más aún.

Cuarto, ante este espectáculo, con tanto fracaso acumulado que ni siquiera se alcanza la producción comprometida de huevos, Machado no podrá menos que acordarse de que tuvo el privilegio de conocer el campo cubano antes de 1959. Sinceramente, me produce dolor y lástima ponerme en su sitio, y ver como toda una vida, al servicio de un proyecto, lleva a un escenario mucho peor que el existente antes de que todo comenzara. Estoy seguro que Machado, y muchos otros, si pudieran volver atrás en el tiempo, habrían hecho las cosas de forma muy diferente. Su frase, recogida como titular de la noticia por Granma, lo dice todo: “No son tiempos de «darse el lujo» de desaprovechar las tierras cultivables”.

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