Carta abierta al ministro de economía castrista: la economía ya les derrotó
Elías Amor Bravo, economista
El guion que tiene que leer el ministro de economía castrista, Alejandro Gil, tiene poco que ver con la ciencia y la práctica de los números. O bien se lo cree, en cuyo caso está en el derecho a equivocarse, o bien, engaña, lo que sería mucho peor para todos los cubanos.
En cualquier caso, lo que dijo el otro día ante la Asamblea Nacional con respecto al denominado “plan nacional de desarrollo económico y social hasta el año 2030”, cuan largo me lo fiáis, no deja la menor duda al respecto. Este ministro no debe estar al frente de la economía por más tiempo.
Porque digan si no tiene poco sentido ponerse a hablar ni más ni menos que de 2030, para luego empezar aludiendo a la compleja situación nacional e internacional existente, con su influencia en la situación económica de Cuba. Lo más normal sería concentrarse en los problemas urgentes, los próximos tres meses, el horizonte es muy corto, más aún cuando se ha avanzado poco, muy poco en lo que realmente se tiene que hacer. A este paso, 2030 está muy lejos. Tanto que igual no llegamos.
Después estableció, sin explicar por qué, una evolución en tres etapas: 2019-2021, 2022-2026 y 2027-2030, para centrarse en la primera, en la que, otra vez, sin dar explicación alguna, se eligieron “seis sectores estratégicos”. Cuidado, podrían ser otros seis cualquiera, y que en opinión del ministro, tienen “un mayor impacto en la economía y en el cual se concentrarán los recursos”¿A qué les suena? Es un “deja vu”, de la campaña de los “10 millones de Fidel Castro” o es que me lo parece a mí. Una vez más, los comunistas, haciendo uso y desuso de unos recursos financieros que no son suyos, sacrifican la débil maquinaria de la economía que está tocada y a punto de hundirse, para alcanzar unos objetivos que, en absoluto, están claros. Si eso es gestionar una economía, que venga alguien y lo explique.
Insisto. Se espera demasiado de las ramas elegidas, entre las que el ministro citó, cómo no, turismo, biotecnología y farmacia, eletroenergía, alimentos, servicios profesionales en el exterior y construcción. ¿En que me baso para decir que esta elección es incorrecta? Todas estas ramas se encuentran absolutamente controladas por el estado comunista, y con una participación mínima del trabajo por cuenta propia e independiente. Ministro, ¿quiere que le diga algo? Le voy a dar un consejo gratis, en vez de esas seis actividades propuestas por usted, le recomiendo que potencie en cambio, los siguientes, y cito: transporte privado, gastronomía privada, alojamientos turísticos privados, oferta turística privada complementaria, agricultores privados, construcción de vivienda por esfuerzo propio. Hágalo y verá lo que ocurre.
Ustedes han elegido mal las ramas a potenciar. ¿De verdad creen que van a conseguir crecimientos en las exportaciones y en la producción nacional, generando divisas y sinergias necesarias para la economía, con los alimentos o la electroenergía, por ejemplo?. Desde hace 60 años, deberían saber que lo estatal, lo que se gestiona con criterios comunistas, simplemente no funciona. Es propenso a la burocracia improductiva. Por el contrario, apoyen la iniciativa privada, los pequeños espacios que autorizan a cuenta gotas para el ejercicio de la libertad económica, y verán. No solo aumentará la productividad y el empleo, sino que debidamente consolidadas las estructuras financieras, podrán ver cómo aumenta el I+D, la acumulación de renta y riqueza, y un salto adelante de las actividades en muy poco tiempo.
La alternativa es seguir viendo cómo los paquidermos estatales se mantienen a duras penas, exigen subsidios crecientes para funcionar, aumentan sus pérdidas de forma insostenible, y ustedes a cerrar empresas y mandar los trabajadores a puestos en el ámbito de la burocracia del sector presupuestado, que es el único que crece en la economía castrista. Le anticipo que las exportaciones no van a aumentar en esos sectores que usted ha elegido, porque el entorno de la economía mundial no está para hacerse demasiadas ilusiones. Eso que usted llama “restricciones financieras”, va a ser cada vez peor, y la culpa no es del bloqueo ni del embargo. Los números de la planificación comunista en Cuba, rara vez aciertan. Esta vez tampoco.
Otro consejo. Dejen de malgastar el dinero del estado en gasto corriente, y concentren más recursos en inversiones públicas y de infraestructura. Mientras que en Cuba no se rebase el 10% de la formación bruta de capital fijo en el PIB, la situación de atraso y debilidad estructural se mantendrá. Fíjese que no pido un 25%, que es la media de América Latina, sino superar el 10%, y además en sectores que tengan efecto multiplicador, aunque usted sabe que dada la baja propensión marginal a consumir de los cubanos (uno de los niveles de poder adquisitivo más bajos del mundo) los multiplicadores del gasto son igualmente limitados.
Las evidencias confirman que al final la economía ha derrotado al régimen castrista. Es evidente que, con el modelo actual, ni van a crecer las exportaciones, ni tampoco las inversiones extranjeras, ni se va a resolver el problema del uso deficiente de los portadores energéticos y lo que ustedes llaman “incumplimientos en el plan de importaciones”. Ustedes saben que el momento es muy difícil, y que con los “parches ideológicos”, eso que llaman “premisas fijadas para el año 2020” no van a ningún sitio.
Se trata de propuestas muy genéricas que no se concretan en nada claro y que impiden a la economía prosperar. Consecuencia: ustedes mismos limitan el crecimiento de la economía con políticas de ajuste a las que se ven obligados por su incapacidad para abrir espacios a la oferta y las fuerzas productivas de la economía cubana, que las tiene. Hay que reformar en 180º el aparato jurídico e institucional de la economía para abrir espacios a la libertad económica, los derechos de propiedad y el mercado. Sin esas palancas, los cubanos lo van a pasar muy mal.
Ministro, pasar una tarde escuchando objetivos de ministerios del ramo como “asegurar diariamente las 30 libras de viandas, hortalizas, granos y fruta por personas, además de 5 kilogramos de especies menores”, o “producir el 60% del arroz que el país importa” o “con el frijol alcanzar 50 mil toneladas para autoabastecer completamente al país”, “comprar 800 mil toneladas de maíz” o alcanzar “10 mil hectáreas con la llamada agricultura urbana”, o llegar a “5 mil toneladas las carnes en conserva” me parece una pérdida de tiempo, y además injustificada, tal y como están las cosas. Sobre todo, porque al final, nada de eso se va a lograr. Los cambios que necesita la economía cubana son de envergadura. Los mismos que chinos y vietnamitas ya hicieron hace años. Perder el tiempo es un grave error, porque son menores oportunidades. La economía ya les derrotó.
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