La alimentación básica de los cubanos se resiente en 2018
Elías Amor Bravo, economista
La
Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba (ONEI) acaba
de publicar el informe “Sector
Agropecuario. Indicadores Seleccionados” que atiende al período
que transcurre entre enero y diciembre de 2018, es decir, lo ocurrido
en la agricultura en Cuba durante el año pasado, y se analiza el
comportamiento de una serie de indicadores fundamentales y su
comparación con igual etapa del año precedente.
Destacar
que, en líneas generales, 2018 se puede considerar un pésimo
ejercicio para la agricultura no cañera cubana, según se observa en
el Cuadro 1, que incluye los indicadores de variación (de mayor a
menor, incluidos los descensos con signo negativo) de la producción
para una serie de cultivos y producciones ganaderas, incluyendo las
de leche y huevos.
Cuadro
1.- Evolución de las producciones agropecuarias en Cuba 2017-2018
(en %)
El
resultado final es muy decepcionante. En la agricultura, con la
excepción del frijol y el arroz con cáscara húmedo, todas las
producciones reseñadas por ONEI registran descensos significativos
entre 2017 y 2018, que oscilan entre un muy destacado -27,6% de los
cítricos, hasta el -1,2% de las hortalizas, estas últimas con una
participación muy destacada en la alimentación de los cubanos.
Pero
igualmente se destacan los malos resultados para la producción de
papa, con una disminución del 8,1%, de maíz con un -7,5%, o los
frutales en general, un -7%, hasta el tomate con otro descenso del
-5,2%. En suma, los alimentos que configuran la dieta diaria de los
cubanos se hunden de forma espectacular en sus producciones anuales.
Esto
significa que, en líneas generales, y a falta de datos agregados
para el conjunto del sector, que la contribución del sector agrícola
al PIB en 2018 se puede estimar negativa, de ahí los racionamientos,
los precios topados o la necesidad urgente de importar alimentos del
exterior para paliar las escaseces internas. Las reformas introducidas en la agricultura, como el arrendamiento de tierras, no están dando los resultados deseados.
La presión a la baja
que ejerce la agricultura sobre el PIB, a pesar de su baja
participación en el conjunto de las actividades, es muy
significativa y puede arrojar resultados finales para el ejercicio
inferiores a ese 1% que las autoridades se ha apresurado a señalar.
Revertir esta situación es fácil, pero existen resistencias
ideológicas a hacerlo: liberalizar plenamente el sector agrícola a
la actividad privada y reducir la estatal, con el desarrollo de
mercados de aprovisionamiento y de insumos, parece la vía más
adecuada.
En
el sector ganadero, hay que destacar que los resultados son mejores,
pero tampoco dan para grandes celebraciones. Destaca la carne de
ovino caprino, con un aumento del 10,6%, pero su peso en el conjunto
de la producción es limitado. La carne de cerdo, que registra los
mayores niveles de producción y de consumo para los cubanos, en
cambio, se reduce un -0,8%, lo que puede tener un efecto arrastre
sobre el resto de producciones del sector. En todo caso, los huevos
aumentan un 9,6% pese a las escaseces que se vienen reportando
recientemente, y otro tanto ocurre con la leche fresca, que aumenta
un 7,3% su producción con respecto al año anterior.
Observando estos datos se puede confirmar que las dificultades de los cubanos para cumplir con la dieta alimenticia diaria son formidables y lo que es peor, sus gobernantes no hacen lo necesario para corregir la situación. Más bien lo contrario.
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