Algunas precisiones sobre la "mesa redonda" de Randy Alonso
Elías Amor Bravo, economista
¡Qué
pena de pérdida de tiempo! ¡Qué lástima de “mesa redonda” con
Randy asintiendo a todo lo que iba escuchando de la larga perorata de
los ministros asistentes y de Díaz-Canel? Ni una sola pregunta
crítica, ni tampoco comentario editorial independiente que pudiera cuestionar las
afirmaciones que se vertieron en dicho espacio, que se supone
informativo. A los ciudadanos se les dice lo que hay que hacer, y nadie puede cuestionar la orden suprema. Los regímenes autocráticos funcionan de este modo. Todo fueron aplausos y beneplácitos hacia el sistema político en que la opinión alternativa simplemente es
reprimida.
Y
la realidad es que existe un modelo alternativo para la economía
cubana. Aunque no se comunique a los ciudadanos. El secuestro de esas ideas es una lástima, pero estoy convencido que los cubanos las conocen, tienen muchas referencias de las mismas, de su éxito para prosperar y las echan en falta. Y por ello son conscientes que los “parches” no van a servir para que la maltrecha
nave de la economía remonte el curso. Cuando escucho a los
participantes en esta “mesa redonda” me vienen a la mente
recuerdos ya lejanos, como aquella campaña de la zafra de los 10
millones que se iban a alcanzar a cualquier coste, movilizando todos
los recursos de la llamada “revolución” para ello.
El
fracaso fue rotundo, y lo peor es que la economía cubana quedó
tocada y tardó más de un lustro en recuperarse del esfuerzo
realizado pese a las generosas subvenciones soviéticas. La verdad es
que en aquel momento, la presentación del objetivo, que se sabía
inalcanzable por Fidel Castro, era mucho más motivadora que los
actuales mensajes grises de los ministros de Díaz-Canel. La
sensación que he tenido al final del programa, tras escucharlos a
todos, es que no se creen lo que piensan y están haciendo, pero
callan lo que es objetivo: las medidas adoptadas van a servir de poco
para reanimar al paciente gravemente enfermo: la economía cubana.
No
sé cuando se darán cuenta que una economía es otra cosa. Una
economía es un espacio temporal y general en el que los agentes que
operan en la misma toman decisiones informadas, basadas en datos
objetivos, que tratan de promover el máximo bienestar. Y cuando
logran este objetivo, de forma simultánea, consiguen las mejores
condiciones para todos. Nadie tiene que dirigir a nadie. Los agentes
económicos toman millones de decisiones que se relacionan entre sí,
sin que nadie tenga que planificar, dirigir o controlar nada.
Cualquier
intento de poner límites o barreras a este proceso espontáneo acaba
siendo un fracaso. Los recursos existentes en una economía se
asignan de forma eficiente sin que nadie tenga que decidir por los
demás. No existe una preeminencia en la toma de decisiones entre
iguales. Cierto es que las preferencias y gustos condicionan la libre
elección, lo mismo que las rentas disponibles que se obtienen de la
prestación del servicio de trabajo en el mercado laboral. Todos los
precios y mercados se encuentran relacionados. Hay un flujo circular
de la renta que describe el proceso de intercambio de bienes y
servicios acompañado de la dinámica monetaria que incorporan los
precios. El estado, un agente más, se integra en el flujo circular
por medio de sus políticas de asignación, estabilidad y
distribución.
Las
autoridades cubanas muestran un gran desconocimiento del
funcionamiento de una economía. Con respecto al aumento de salarios
en el sector presupuestado, la ministra de trabajo explicó sus dudas
sobre la forma de calcular la productividad en las actividades de
este sector, como una clase en una escuela o una operación en un
quirófano. La ministra dice que no sabe medir la productividad en
estos servicios y por tanto, considera que la misma no va a tener
influencia en la determinación de los nuevos salarios que se
incrementan para los profesionales que laboran en este sector,
alrededor de 1,5 millones de personas. Imprudente afirmación, cuando
se van a movilizar 7.500 millones de pesos para pagar esos salarios
más elevados, casi un 8% del PIB de la economía.
Pues
bien, hay que aclarar a la ministra que los servicios también se
miden en términos de productividad y en las economías avanzadas
donde los servicios ocupan una parte cada vez más relevante del PIB,
el valor de los servicios es fundamental. Además, de todos los
servicios, tanto los privados de mercado, como los públicos, del
sector presupuestado.
En
una economía moderna, no tiene sentido establecer esa distinción,
porque el valor de la productividad es el mismo. Podría recomendarle
más de media docena de publicaciones científicas en las que podría
comprobar cómo aspectos relacionados con la calidad, la mejora
continua, la participación de los consumidores en el proceso, las
quejas y sugerencias, las reclamaciones, la reingeniería de los
procesos, entre otros, condicionan la productividad de los servicios,
tanto privados como públicos. Y vaya si tienen importancia y
condicionan los salarios que se pagan a los profesionales.
Pronto
se verá que aumentar los salarios no beneficia al sector
presupuestado, ni tampoco a la economía. Es pan para hoy y hambre
para mañana. De algún sitio del presupuesto deberá salir el monto
destinado al pago de estos salarios más elevados (salvo un
descontrol absoluto del déficit), sin respaldo de productividad se
incrementarán los costes unitarios de producción, y ello se
trasladará al resto de la economía, afectando al resto de formas de
propiedad, dado el peso que tiene el sector presupuestado en la
economía. Los incrementos de precios se producirán seguro, y no
vendrán de la demanda, ese es el gran error, porque el aumento
salarial es muy escaso, y no da para grandes alardes de gasto. Sin
embargo, se van a producir y a la larga erosionarán las rentas del
resto de los agentes, y si se practican medidas de regulación y
controles de precios, o precios topados, la situación será la misma
de siempre, incluso peor, racionamiento general.
Me
gustaría equivocarme, pero no puedo tener buenas perspectivas para
la economía cubana en los próximos meses. Quienes culpan a las
medidas de Estados Unidos de parte de la responsabilidad de la
situación actual de la economía, tampoco quieren reconocer el
origen de los problemas. El victimismo castrista cada vez tiene menos espacio. Los problemas se encuentran en el bloqueo
interno y la incapacidad de adoptar medidas para que la economía
cubana retorne al mercado y los derechos de propiedad, única salida
de la crisis y atraso en que se encuentra. Si de verdad se quiere que
todos participen en el devenir de la economía, sin esas “actitudes
irresponsables o vanidades” que mencionó Díaz-Canel en la mesa
redonda de Randy, lo que se tiene que hacer es facilitar ese marco
para que los cubanos puedan actuar libremente y tomar decisiones
eficaces. La contabilidad en una economía es necesaria, pero no
suficiente. La libertad, tarde o temprano, se debe abrir camino.
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