¿Sirve de algo revisar el plan de la economía 2021?
Elías Amor Bravo, economista
Al final, no ha quedado más remedio que reaccionar.
El Plan que se había diseñado para la economía cubana para 2021 se vio muy
pronto que era inservible, porque ni se correspondía con la realidad de una
grave crisis como la que vive actualmente la economía, ni aportaba medidas e
instrumentos adecuados para hacer frente a los graves problemas provocados por
la Tarea Ordenamiento.
Esto es fácil de suponer, si se piensa que cuando se
elaboró el plan de marras, a mediados de 2020, era imposible anticipar los
efectos desgarradores que tendría el ordenamiento sobre el nivel de vida de los
cubanos. Marrero tuvo razón al decir en uno de esos actos recientes, que “la
gente no come planes”, pero en Cuba, ciertamente los alimentos escasean, pero
los planes sobran.
La obsesión de los dirigentes por el plan de la
economía cubana, y por situarlo en el centro de las decisiones económicas, tiene
razones profundamente políticas e ideológicas, tal y como se indica en los
fundamentos de la constitución comunista de 2019. En tales condiciones, nadie
pretendía llegar con un plan absurdo, inservible y ridículo a las sesiones del
congreso del partido único la semana entrante, lo que podría ser un escándalo.
De modo que, ni cortos ni perezosos, se han puesto a
la tarea, por otra parte inútil para la población (los planes no se comen), y han
publicado una nueva redacción del mismo, por medio de la Resolución 18, en la
Gaceta Oficial No.36 del ministro de Economía y Planificación (MEP)que adapta
con más de 100 páginas, el plan de 2021 a la tensa situación de la economía
provocada por la aplicación de la Tarea Ordenamiento.
Hay que destacar que decisiones de este calado confirman
que la economía cubana se encuentra inmersa en una crisis muy profunda y grave, de
duración imposible de determinar, y en la que el control se había escapado de
las manos de los dirigentes y lo que es peor, el cumplimiento de consignas
políticas por los agentes económicos estaba dejando mucho que desear en un
entorno incierto y de alta complejidad. Las acusaciones entre unos y otros han
creado una cierta desconfianza internacional en la economía cubana, restando
credibilidad a la capacidad de las autoridades para superar el entorno actual.
De modo que por medio de esta resolución, los
dirigentes han querido atacar, al mismo tiempo, los mecanismos de evaluación
del trabajo en la aplicación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social
hasta 2030 (PNDES), los indicadores emitidos en el Plan de la economía, la
Tarea Ordenamiento y el seguimiento a la estrategia económico-social. Documentos
que, ante la gravedad de la crisis, habían quedado igualmente inservibles.
Las soluciones ofrecidas han sido de lo más variopinto.
Por ejemplo, se han introducido unos “macroprogramas” institucionales que se ejecutan y chequean en
la actualidad en las diferentes instancias de gobierno para aumentar la
flexibilidad de la planificación en la conducción de la economía. Y que se
conectan con el presupuesto del estado, tanto a nivel nacional como
territorial. La búsqueda de recursos financieros obliga a estos cambalaches precipitados,
que tratan de extraer recursos del ámbito local donde se suelen cerrar los presupuestos
con superávit para financiar los mayores gastos del estado.
La confianza en que estos “macroprogramas” sean la
panacea que resuelva los problemas económicos dice mucho de la situación actual
de la economía comunista cubana y por qué se encuentra prácticamente colapsada.
Los dirigentes deberían saber que, en momentos críticos como el actual, no hay
tiempo para andar enredando con programas y proyectos sino que la táctica, la
acción operativa, pasa a ser esencial para atajar los problemas. Y sobre esto
es precisamente lo que se tiene dudas respecto de las capacidades del régimen
para actuar.
Por ejemplo, establecer controles sobre la
circulación mercantil minorista, como se establece en el plan, es una medida
que tiene escaso recorrido si se están cambiando CUC por CUP a la ratio 1x24,
lo que supone un incremento de papel moneda nacional que va a trastocar la
relación entre dinero y transacciones reales que es una de las condiciones de
equilibrio y estabilidad económica. El plan ni define ni atiende las urgencias
de la política monetaria y así les va.
Tampoco hay referencia alguna a la política fiscal,
a pesar de que el déficit anda descontrolado, por el 20% del PIB, aunque puede
ser incluso peor. No hay plan alguno de reducción de gastos improductivos para
su canalización hacia programas que reactiven la actividad económica.
El enunciado de las medidas aprobadas en la “denominada” estrategia económico-social no es más que una somera relación de intenciones, cuyo resultado será difícil de alcanzar en materia de agricultura, donde se quiere realizar inversiones en máxima utilización y mejoramiento de las tierras, tecnologías y equipamientos, por supuesto, sin modificar el régimen jurídico de derechos de propiedad.
O en la industria alimentaria, para la
que se quiere aprovechar las tecnologías existentes en empresas mixtas para
producir alimentos o impulsar la producción de helados, leche de soya y pulpa
de frutas y suero, leche de cabra y búfala, entre otros, y un sinfín de
actuaciones con escaso impacto en términos de “encadenamientos”.
También han acordado que la hundida industria
azucarera orientarla a la captación de financiación
externa para el comercio corriente y las inversiones, algo para lo que se llega
tarde si se tiene en cuenta el estado del sector, con niveles de producción
inferiores a los tiempos coloniales y exigiendo importaciones puntuales de azúcar.
En cuando a las telecomunicaciones las medidas
van dirigidas a atraer nuevas fuentes de divisas al país, la diversificación e
incremento de las exportaciones, la calidad de los ciudadanos mediante el uso
del comercio electrónico, la seguridad, la infraestructura tecnológica y de
telecomunicaciones como garantía de la informatización de la sociedad. Quien
mucho abarca, que poco aprieta. Se tiene la sensación que el régimen ha
identificado las telecomunicaciones como un sector que puede, al igual que los médicos,
proporcionar ingresos por la venta de servicios a países de nivel de desarrollo
inferior.
Para el transporte se incluyen medidas
vinculadas con el transporte automotor, el desarrollo y ordenamiento de la
transportación de cargas, transformaciones en la forma de gestión y la
informatización. Más o menos, las mismas de siempre, que no consiguen transformar
la estructura del sector.
De forma asombrosa, la nueva resolución del plan establece las
características de la información que el gobierno necesita para la conducción
de la economía y las fechas de cumplimiento por el ministerio.
Surge una pregunta, ¿pero es que acaso esto no se hace habitualmente? Y como
segunda derivada, si no se hacen estos trabajos, ¿de qué hablan cuando creen
que controlan la economía? La resolución indica las siguientes actividades y
plazos:
1.- Comportamiento mensual de la economía. Para este
análisis las entidades y los organismos globales (ministerios económicos y
Banco central) deben presentar la información que incluye la ficha hasta el día
7 de cada mes para su análisis por la Dirección de Global del Plan y de Control
del MEP y así entregar el Informe de Ejecución de comportamiento de la economía
al cierre de cada mes al gobierno 10 días después.
2.- Aseguramientos de productos seleccionados. El MEP
elabora el informe con los datos de las Direcciones de Planificación con las
Entidades de periodicidad semanal. Entrega de la propuesta de Informe al cierre
de cada semana al Gobierno.
3.- Estrategia Económico-Social, Plan Nacional de
Desarrollo hasta 2030, programas, políticas y normas jurídicas vinculadas a la
proyección estratégica del organismo. Se realiza un monitoreo de cada uno de
estos aspectos, de forma más genérica.
4.- Comportamiento estimado de la economía al cierre
del primer semestre. Durante el año 2021, se realizarán las conciliaciones con
la ONEI para los estimados del cierre del primer semestre y del año, del modo
en que se concibió el año anterior, es decir por categorías globales y no por
cada sujeto de Plan. Esta información sirve de base para elaborar el Informe
del comportamiento de la economía al cierre del primer semestre, que incluye el
primer estimado del cumplimiento del Plan al cierre del año, a presentar para
su aprobación a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en el mes de
julio.
5.-Comportamiento estimado de la economía al cierre
de año. Las entidades que correspondan, validan con la ONEI y el MEP en el mes
de octubre los datos del primer semestre (real hasta junio 30) y actualizan el
estimado del año (6 meses reales, 2 meses de referencia -julio y agosto- y
cuatro estimados). Esta información servirá de base para su reconocimiento en
los informes centrales a presentar a la Dirección del Gobierno y a la ANPP en
los meses de noviembre y diciembre, respectivamente.
6.- Comportamiento real de la economía al cierre de
2021. Las entidades validan con la ONEI en el mes de febrero de 2022 los datos
reales del cierre del año con el objetivo de elaborar el Informe de Ejecución
Real de la Economía de 2021, identificándose las desviaciones fundamentales en
relación a los estimados del año actualizados en el mes de octubre con el real
del año. El resultado de este análisis, para el caso de los principales
indicadores directivos considerados en la emisión del Plan, será analizado de
entenderse, por el Viceministro del MEP correspondiente con cada Entidad.
Solo quedaría pedir que todos esos documentos se hicieran públicos y que no acabaran en alguna gaveta oficial o en la papelera de algún diputado que no entiende lo que dicen. Lo cierto es que el resto de la resolución está formada por un cronograma resumen de lo anterior y alrededor de 100 páginas de fichas y cuadros de obligado cumplimiento por las entidades.
Lo dicho. La gente no come planes. Hay que producir y
cuanto antes. La obsesión con la planificación puede acabar siendo la puntilla
que acabe con la economía cubana en este 2021. Desde 2019, la caída del PIB
ofrecida por el gobierno, ya es de un 12%. A ver cómo remontan. Lo tienen
difícil.
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