El negocio de la paquetería exterior de mal en peor

Elías Amor Bravo economista

Ahora el problema del régimen es con las transitarias. No, no se crean que es una derivada más de la bancarización, aunque no tardará en llegar. La cuestión es que se acusa a estas entidades de lentas, ineficientes y de que no hacen lo necesario para lograr “la mayor prontitud en la entrega a cada cliente de los bultos que le llegan desde otros lugares del mundo, un tema de alto nivel de sensibilidad para las personas”.

Dicho de forma clara, no cumplen con su papel. Y, como tantas otras cosas en el régimen comunista cubano, no funcionan, no sirven. Pese a todo, las autoridades siguen sin reconocer el desastre y por ello, Marrero preguntó en una reunión con representantes de las empresas que reciben y distribuyen la paquetería internacional en el país, que, si las estadísticas hablan de estabilidad y resultados favorables, ¿por qué persisten las inquietudes de la población?

O, dicho de otro modo, si en los contratos se establecen 45 días para la entrega, ¿por qué reclaman tantas personas antes de ese periodo? Marrero parece extrañado por ello, y afirma, ¿ustedes han analizado por qué, de las 103 quejas en un mes, la causa más frecuente es la demora en las entregas (73 casos)? Debía estar de guasa. Si la gente se interesa por los envíos procedentes del exterior, y no quiere esperar a los términos de los plazos, es porque los necesitan. Muchos de ellos son esenciales para las familias. No es para andarse con juegos. Además, hacen bien en desconfiar y preocuparse.

Lo que parece evidente es que el ministro del Transporte Eduardo Rodríguez no ha sido capaz de proporcionar con las transitarias un servicio de calidad a los clientes de la paquetería, sobre todo la exterior. Las autoridades lo atribuyen a las abultadas cifras que está alcanzando esta actividad. A cierre de septiembre se entregaron 183.623 bultos de 110.694 clientes, y quedaron pendientes, de más de 30 días, 316 paquetes de 82 personas. Si Amazon tuviera este tipo de problemas difícilmente habría llegado a donde está. De modo que las autoridades del régimen confirman que los atrasos en el ciclo de distribución de la paquetería estuvieron relacionados, en su mayoría, con irregularidades en la llegada de las cargas al país.

Pablo Cuéllar, director de Transportación de Carga del Ministerio de Transporte recordó que los bultos se entregan por los familiares a un corresponsal extranjero, “el cual tiene pactado 15 días con nuestras transitarias para su llegada al país; y, una vez que arriben los contenedores, las transitarias poseen 30 días para la entrega a los clientes”.

Una operación tan sencilla no funciona bien en Cuba, ni siquiera en un mes y medio. Y las quejas lo confirman. Cuéllar reconoció que el problema puede estar en que “no se da la debida atención por nuestros trabajadores. Debemos garantizar que el ciudadano vaya a la transitaria por la cual se importó su paquete y salga con una respuesta satisfactoria, para que no tenga que remitirse a otro nivel”. Lo que se tiene que conseguir es que la gente reciba cuanto antes el paquete y así estarán satisfechos del servicio, y no se quejarán. Lo cierto es que las autoridades llevan tiempo con este objetivo, pero no lo acaban de conseguir. Del total de quejas recibidas en este periodo, solo un 10% se dirige directamente a las transitarias.

Por ello, Marrero exigió “realizar razonamientos más profundos sobre el tema y ponerles nombre y apellidos a las responsabilidades bajo un principio: cualquier queja es importante, aunque sean pocas”. La cosa no está para andarse con bromas. De hecho, al interesarse por el estado de los contratos de las entidades estatales con las micro, pequeñas y medianas empresas que distribuyen paquetes Marrero se sintió especialmente molesto, a pesar de que se le informó que estos actores han desempeñado un papel fundamental, ya que “asumen con el cliente la responsabilidad ante pérdidas, extravíos y deterioro de los bultos”. Esto se ha realizado de manera inmediata, incluso con la reposición del mismo producto, de igual valor, en busca de la satisfacción de las personas en el marco de una relación de trabajo que ha fluido bien y se perfecciona día a día.

El caso es que el negocio de la paquetería exterior no funciona al gusto de los clientes. Los dirigentes constatan el malestar, pero no reconocen los problemas en su ámbito. Hay quien piensa que algunas transitarias pueden tener sus días contados y pasar a mejor vida, y que las autoridades pueden estar planeando una profunda reconversión de la actividad. No deberían jugar con fuego. Cada vez es mayor el número de cubanos que dependen en sus vidas de los envíos procedentes del exterior. Retrasos y dilaciones que puedan alterar o destruir el producto, e incluso, pérdidas y extravíos, no harán más que aumentar el malestar.


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