Pero, ¿quién puede comer huevos en Cuba?

Elías Amor Bravo economista

Cinco huevos al mes claro que no son suficientes. Eso es lo que se come, de media, un ciudadano medio de América Latina en una semana. Y en algunos países el porcentaje es mayor, teniendo en cuenta que hay numerosos productos elaborados que incorporan huevos en la fabricación. Es por eso que en la prensa estatal comunista cubana se preguntan, de forma un tanto naif, ¿Qué está pasando con la producción de huevos en Cuba?

Parece mentira que no lo sepan. Esta pregunta tiene una fácil respuesta y no hace falta profundizar mucho: el modelo económico socialista o comunista no sirve para producir algo tan sencillo como los huevos. El problema no es de ahora, ha existido siempre, en los últimos 64 años desde que las productivas y eficientes granjas avícolas privadas fueron expropiadas por la revolución comunista. El estado, dueño del capital productivo, nunca supo producir huevos, tampoco era una cuestión que le interesara a nadie. La revolución estaba para otras cosas. Increíble.

Y claro, como no se producen huevos suficientes para una población que no renuncia a ese alimento, los precios han evolucionado al alza y han roto cualquier línea de contención, creando un problema adicional. No solo escasean, los pocos que se distribuyen se tienen que pagar a precio de oro. Y no es un caso aislado, ocurre en todo el país, en todas las provincias y ciudades. Los cubanos han perdido la referencia de los huevos como alimento básico y se preparan para lo peor. Un barco cargado de arroz se puede traer de Vietnam o de cualquier otro país, con los huevos, no ocurre lo mismo. A ver quién pone el cascabel al gato.

Porque de 1.500 pesos 30 huevos hace un año, ahora en octubre de 2023, hay que pagar 2.800 para comprar la misma cantidad en el mercado informal, donde solo se encuentran los huevos, porque los distribuidos en la canasta normada, han desaparecido. En la prensa estatal dicen que es contradictorio que un cartón cueste casi dos veces más que la media de una pensión en Cuba. No es contradictorio. Es una infamia más del régimen comunista.

Los cinco huevos que se venden por consumidor en la canasta normada o la libreta de racionamiento, son el mejor ejemplo del fracaso de un modelo económico. Los burócratas se pasan el tiempo haciendo y deshaciendo cálculos para ver cómo se llega a esos resultados, y “la escasez de otras fuentes de proteínas, la inflación sin frenos, la depreciación de la moneda nacional y el aumento constante de los precios en el mercado negro” son aspectos que vienen a mostrar que el régimen de los Castro es incapaz de servir y atender las necesidades de comer huevos del pueblo cubano.

Según autoridades del Ministerio de la Agricultura resulta complicado enumerar los factores que limitan la producción y consumo de huevos. Precios elevados del pienso de las aves, si se encuentra, hacen muy costosa la alimentación de las ponedoras, lo que incide en su capacidad. Los elevados costes de todo tipo erosionan los márgenes de los productores, que se dedican a otras actividades al comprobar desanimados, que la comercialización de huevos es irrentable. 

La distribución de la producción, igualmente estatal, es pésima, muy deficiente y no cumple con las expectativas de los productores. También se consideran factores negativos la escasez de combustible y la falta de materias primas.  Todo responsabilidad directa de los dirigentes comunistas, que tratan como siempre lanzar ataques sobre otros.

El mejor ejemplo es el resultado de la Empresa Avícola de Santiago de Cuba, que con un plan para la producción de huevos, 82.337.300, obtuvo realmente 40.889.800, la mitad, un auténtico derrumbe que es incapaz de atender las necesidades de la población. Ejemplos similares se citan en las empresas estatales avileñas, Artemisa y otras zonas. Hasta la ausencia y escasez de cartones o “files” fue otro de los escollos enfrentados en diversos territorios del país impidiendo el traslado de los huevos o su mantenimiento.

Los comunistas declaran contar con una “estrategia del país para contrarrestar la baja producción de huevos” y para ello apuestan en el 2023 por la “cría de gallinas semirrústicas y codornices en varias zonas del país”. Increíble.

Esa estrategia del régimen que va a resolver el problema de los huevos, señala que “estas aves son más fáciles de alimentar ante la falta de piensos industriales para la crianza de otras, porque se mantienen con comida alternativa y pasto verde (hierbas, insectos, materias minerales y otros alimentos como leucaena, frijoles gandul y soya, maíz). La codorniz, por ejemplo, consume menos y su tiempo de producción es relativamente corto”. Argumentos que realmente son cuestionables, sobre todo si se tiene en cuenta que la inversión para este tipo de granjas ronda los 26 millones de pesos, una cantidad que se antoja excesiva para los resultados a obtener.

La estrategia del régimen pasa también por “aprovechar en la avicultura construcciones, que hace mucho tiempo no se utilizan como las antiguas y abandonadas escuelas al campo”. Dicen que “se trata de instalaciones amplias y sólidas, mucho más resistentes a los eventos hidrometeorológicos que con frecuencia azotan a Cuba”.

Estas granjas de codornices incorporan un 35% de la producción para ser destinado a la venta en divisas, con el propósito de captar el financiación necesaria para adquirir el pienso destinado a sustentar a las aves. El mercado interno, abandonado. Por ello, “estas alternativas no dan abasto para satisfacer las necesidades de la población. Los precios a los que ha llegado el cartón confirman ese hecho.  El costo del huevo, además, encarece otros productos en cuya elaboración es clave, como los dulces”.

Como siempre ocurre en estos casos, se ataca a los revendedores y la especulación, que se hacen responsables de la situación de escasez y elevados precios en los mercados informales. Perseguir, denunciar y eliminar a estos agentes económicos es lo que se tiene que hacer. Como siempre, escondiendo la cabeza bajo el suelo como el avestruz.  

De todas estas reflexiones “estratégicas” del régimen cabe la misma conclusión. Comer un huevo entero seguirá siendo un lujo para los cubanos, y el aporte de proteínas, vitaminas, fósforo, hierro, zinc y otros minerales... y calorías solo podrá ser recibido por aquellos con capacidad económica para pagar los precios del mercado informal. Más justicia y solidaridad no puede haber, y desde luego, atención a los vulnerables. Qué triste. 

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