¿Por qué no funcionan los seguros en Cuba?
Elías Amor Bravo, economista
La práctica de la actividad aseguradora en Cuba
deja mucho que desear. No tiene nada que ver con lo que ocurre en el
resto del mundo. Para empezar, el sector es cuasi monopólico,
totalmente controlado y de propiedad estatal, como otros renglones de
la economía. Y esa propiedad estatal no supone mayores garantías.
Antes de la llegada de la llamada “revolución”
Cuba contaba con un sector asegurador moderno, competitivo y de
vanguardia internacional. Como otras tantas actividades, el seguro se
vino abajo tras las confiscaciones, expropiaciones sin compensaciones
de las empresas, y atropellos del proceso revolucionario. A mediados
de los años 60, poco después de la creación por el estado de Seguros
Internacionales de Cuba, S.A (Esicuba) el sector
se había convertido en un erial. Sin profesionales, ni expertos, ni
ejecutivos que se vieron obligados al exilio por las denuncias y la
represión de aquellos momentos, el sector entró en una crisis
latente que ha mantenido hasta nuestros días, viendo su actividad
condicionada por la intervención de su único dueño, el estado.
¿Por qué decimos que el sector asegurador en
Cuba deja mucho que desear?
La respuesta a esta pregunta se encuentra en los
productos que se ofrecen a través de las dos empresas Seguros
Internacionales de Cuba, S.A (Esicuba) y la Empresa de Seguros
Nacionales (Esen). Un análisis de los mismos permite comprobar que
el seguro a las personas, que es el que más presencia tiene en la
actividad del sector, en Cuba queda relegado básicamente a la
cobertura de “gastos médicos por enfermedad y accidente, incluye
un servicio de asistencia a personas de Cuba y en el exterior, con
coberturas para imprevistos durante el viaje”. ¿No habíamos
quedado en que la sanidad es uno de los grandes logros de la
revolución, y que es universal y gratuita. Parece que no, siendo
esta modalidad financiable mediante seguros.
Al no atender a las necesidades de las personas en
sus distintas modalidades (seguro de vida, seguro de préstamo y
crédito, seguro del automóvil privado, seguro de la vivienda,
seguro frente a terceros, etc) la actividad del sector del seguro en Cuba queda relegada
básicamente a las pocas actividades productivas que no están
directamente controladas por el estado y en su mayoría relacionadas
con la inversión, la construcción, las actividades profesionales y
comerciales y los bienes directamente vinculados a las mismas.
De ese modo, nos encontramos con supuestos tan
inquietantes como que se aseguren las ferias y eventos, o las cargas
de los transportistas, y sin embargo, no se tenga conocimiento de la existencia de
seguros de automóvil o de vivienda ( todos los días hay accidentes de autos, y las viviendas se caen). En un país en que la ratio de
motorización de la población es de los más bajos del mundo y donde
la propiedad de la vivienda se encuentra condicionada por la
titularidad estatal de los activos, nada de esto es extraño. Quien
asegura un activo es porque es suyo y tiene algún interés en el
mismo. Cuando no eres propietario ni te consta dicho derecho, el
seguro carece de todo sentido.
Un país en el que los fenómenos ciclónicos son
frecuentes, y los riesgos asociados a los mismos muy elevados,
necesita contar con un sistema asegurador competitivo y responsable.
No sólo para dar respuesta a los hoteles e instalaciones arrasadas
por los huracanes, sino también a la población, que debe esperar
meses a que el estado, en ejercicio de sus responsabilidades, asuma
la reconstrucción de los daños. Esta bien pagar 33 millones
de CUC al sector del turismo tras el paso del huracán Irma, pero
¿cuánto se ha destinado a la población civil para la recuperación
de sus viviendas?
La proyección internacional de la actividad
aseguradora en Cuba tropieza con esa limitación del mercado interno
que afecta al sector. Si no se puede atender a la población, que es
con diferencia el sector más relevante para el seguro, acudir a los
mercados internacionales a reasegurar las primas, tiene poco sentido.
Y si Esicuba no tiene el apoyo que necesita, no es por causa del embargo
o bloqueo, sino de esta limitación estructural a su actividad que,
con el tiempo, tendrá que ser removida como otros muchos obstáculos
que existen en la economía nacional.
Porque no se debe confiar Esicuba en orientar su
actividad solamente hacia los riesgos empresariales. Porque siendo
importante su cobertura y atención, el mercado que representan es
limitado, y en ocasiones, tiene menos interés que el asociado a los
particulares. El problema para generalizar esta actividad aseguradora
en Cuba, además de las restricciones impuestas por el régimen, se
encuentra en el bajo poder adquisitivo de la población, que con
salarios inferiores a 30 dólares al mes, no tiene capacidad para
afrontar los pagos de las primas y por ello, ni se plantea contratar
seguros. Una fórmula podría ser vincular en las empresas el seguro
a las retribuciones de los trabajadores, pero dado el carácter
estatal de la mayoría de organizaciones existentes en el país, su
motivación para este tipo de operaciones, es prácticamente
inexistente.
Por ello, no es cierto, como se dice en un
artículo publicado en Granma, que la actividad de seguros en Cuba se
sitúe al mismo nivel que en el resto del mundo. Es posible que la
operatoria se adecue a los estándares internacionales y que las
relaciones con el sector del mercado de seguros y reaseguros tienen
alcance internacional (entonces, ¿dónde está el embargo?) el
problema, como ya se ha señalado, reside en la baja cobertura de
operaciones y el carácter limitado del mercado, que impiden
cualquier comparación.
El mejor ejemplo son esos 40 productos de Esicuba
que condicionan la gestión del seguro en Cuba, en actividades como
“la aviación civil cubana, el crecimiento de las flotas, la
concreción de nuevas aerolíneas y el crecimiento de los
aeropuertos, el comercio exterior, el turismo, la industria y las
telecomunicaciones, la industria del petróleo con las perforaciones
de pozo en tierra y las perforaciones en aguas profundas, la
inversión extranjera, las actividades empresariales que se están
desarrollando, la cartera de oportunidades y sus opciones de negocios
para el sector de los Seguros, con el seguro de crédito y caución,
seguros de fianza en licitaciones de contratos, y finalmente, el
seguro de vida de la Esen”. Todo muy macro. De la serie de productos, el único
dirigido a las personas es este último, pero se tiene la sensación
que su nivel de desarrollo es escaso y limitado, encontrándose en
una fase primitiva. ¿Ha visto alguien algún seguro agrario para las cosechas?¿algún seguro de decesos?
Desde que los llamados “lineamientos”
promoviesen la actividad del seguro en la economía cubana, las
autoridades se han dado prisas por relanzar esta actividad que, según
dicen, tropieza con un gran desconocimiento por parte de la
población, desinformación y desinterés general. Incluso hablan de
una falta de cultura de seguros en el país. No estoy de acuerdo con
esto. Lo cierto es que los cubanos, cuando salen de la isla y se
establecen en otro país, inmediatamente contratan todo tipo de
seguros. Son muy buenos clientes del seguro. Conocen bien su funcionamiento y lo que reciben a cambio.
Las
autoridades comunistas deberían preguntarse por qué eso mismo no
sucede en Cuba, y tal vez lleguen a conclusiones más acertadas que hablar de boberías como la "falta de cultura del seguro". Sin
sector privado y sin derechos de propiedad para proteger, el seguro
es una majadería más. Con cambios institucionales en la línea de
consolidar un marco estable para los derechos de propiedad privada en
Cuba la situación podría cambiar. La “actualización” y los
llamados “lineamientos” deberían ir por ahí y no perderse por
las nubes.
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