El consumo de alimentos en Cuba, de mal en peor

Elías Amor Bravo, economista
La Oficina Nacional de Estadística de Información de Cuba acaba de publicar el informe “Venta de productos agropecuarios seleccionados, período enero a junio de 2018”, que ofrece datos interesantes para analizar el comportamiento de la alimentación en Cuba. Esta es, sin duda, una de las asignaturas pendientes del régimen comunista y que causa un mayor problema para las familias cubanas, con la necesidad diaria de “resolver” para poder servir alimentos en la mesa.
Lo que en cualquier otro país del mundo resulta sencillo, ir al supermercado o la tienda la esquina y comprar lo que a uno le apetece para comer ese día, en Cuba es una operación compleja, que escapa de cualquier racionalidad económica y que obliga a pensar que, para el gobierno, la satisfacción de las necesidades de consumo de la población es de las últimas prioridades a atender.
Por ello, este informe de ONEI ofrece datos que pueden servir para analizar el estado y evolución del consumo de alimentos en la isla en lo que llevamos de año. Los analistas consideran que el comportamiento del consumo suele acusar en menor medida la situación coyuntural de una economía, por cuanto la gente no puede dejar de alimentarse, lo que implica que, en momentos complicados y difíciles, algunas decisiones de consumo (ropa, vestido, electrodomésticos, etc) se aplazan o se sustituyen por la compra de alimentos.
Por ese motivo, el consumo, en general, presenta una evolución mucho más estable que otros componentes de la demanda. Esto es lo que los analistas observan en general, pero en Cuba, por desgracia, a tenor de los datos disponibles, ni siquiera el consumo de alimentos escapa a los momentos difíciles como el actual, en que la economía debe estar creciendo, presa de sus contradicciones internas y externas, muy por debajo del 1.1% que sostienen las autoridades.
Lo primero que llama la atención es el descenso importante que se ha producido en las ventas totales de productos agropecuarios, un 6,8% o el equivalente a 96 millones de pesos menos, con respecto al mismo período del año anterior. Si se tiene en cuenta este dato, que no descuenta las tensiones de precios existentes en la economía, es evidente que en el período enero a junio de este año los cubanos lo han pasado realmente mal para atender sus necesidades de alimentación.
Esta caída se produce en tres de las cuatro “formas de comercialización” que se citan en el informe, a saber, mercados agropecuarios estatales; mercados agropecuarios de oferta y demanda; puntos de venta y mercados arrendados en los que funcionan las cooperativas no agropecuarias de mercados agropecuarios.
Es esta última, precisamente, en la que las cooperativas no agropecuarias venden los productos con precios de acopio centralizado a precios minoristas máximos (papa, arroz, chícharo, huevo) y el resto a precios de oferta y demanda, en la única que se produce un aumento con respecto al mismo período del año anterior, un 17,6%. Lo que ocurre es que en esta “forma de comercialización” solo se realizaron ventas por un valor de 12 millones de pesos, que apenas representa un 0,9% del total, que alcanzó 1.302 millones de pesos.
En el resto, los datos son ciertamente negativos. Es el caso de los mercados estatales, que venden los productos con precios de acopio centralizados a precios minoristas máximos, excepto en La Habana, Artemisa y Mayabeque que pueden vender además, el resto a precios de oferta y demanda y comprar con autonomía los productos que se venden, donde las ventas totales de productos agropecuarios descendieron un 3,1% hasta quedar en 708 millones de pesos, produciéndose aquí el 54% del total de las transacciones de consumo de productos agropecuarios.
A continuación, en los puntos de venta, o kioskos administrados por cualquier base productiva (estatal, U.B.P.C, C.P.A y C.C.S), la caída de las ventas fue claramente superior, un 11,6%, alcanzando en este caso 377 millones de pesos, el 29% del total.
En los mercados de oferta y demanda se produjo una disminución similar del 10,8%, representando en este caso el 15,6% del total.
Si se accede al análisis detallado de las ventas de algunos productos, y tomamos los datos en cantidades físicas, llama la atención de forma muy especial lo ocurrido con el consumo de huevos, que desciende nada más y nada menos que 73,8% en el período considerado. Descenso que responde a la caída del 81% en los mercados estatales (donde las ventas físicas se reducen de forma espectacular de 15 millones a 2,9 millones de unidades), un 78% en los de oferta y demanda (con 300 mil unidades menos), un 64,3% en los mercados arrendados e incluso en los puntos de venta desciende un 14% (con otras 300 mil unidades menos). Todo ello con datos oficiales de ONEI.
El “triste” récord alcanzado con la venta de huevos a las familias cubanas, se corresponde con resultados igualmente muy negativos en otros productos básicos en la cesta de alimentación de los cubanos. Por ejemplo, las frutas no cítricas (mango, guayaba, frutabomba, piña, aguacate y otras) experimentan una disminución del 25% en las ventas físicas. Por su parte, las ventas de viandas y hortalizas, fundamentales en la dieta de los niños y los mayores, experimentan una disminución en términos físicos del 18,3% con relación al año anterior. Y el arroz, que es elemento esencial de la comida para los cubanos, igualmente disminuye la cantidad comercializada total en un 6,8%.
Es evidente que en el período actual en que la economía cubana se encuentra en medio de un impasse de indefinición, con los indicadores internos y externos descontrolados, una necesidad urgente de financiación externa, reclamos de pagos de préstamos por entidades financieras internacionales, cifras de turismo inferiores a las esperadas, bajos resultados para las inversiones extranjeras y oposición política e ideológica a adoptar reformas para normalizar el sistema económico, los cubanos han pasado graves dificultades, una vez más, para llenar sus cestas de consumo de alimentos. El problema sigue ahí, sin solución, y lo peor es que puede ir todavía a mayores. Se verá.

 Evolución del consumo de alimentos por formas de comercialización en Cuba (enero-junio 2018)
 


Tasas de variación enero-junio 2018 respecto 2017


Total ventas
En % total
Estatales
Oferta y demanda
Puntos de venta
Mercados arrendados
Agrícolas
-11,5%
-9,1%
-9,7%
+30,3%
54,3%
Cárnicos
+7%
-19,4%
-66,3%
-46,4%
15,5%
Otros
+55,6%
-44%
+14,4%
-
28,9%
Total
-3,1%
-11,8%
-12,8%
+17,6%
1,3%
Fuente: ONEI, elaboración propia

El Informe se puede consultar en http://www.one.cu/ventasdeproductosagropecuarios.htm


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