Destrabar el ministerio de trabajo para crear empleo no estatal
Elías Amor Bravo, economista
Díaz-Canel
y Marrero Cruz, estuvieron el pasado sábado en el Balance anual del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y allí el primero dijo algo
así como que es “necesario destrabar ese ministerio”. Ante lo
que esto puede significar, procediendo de un dirigente comunista al
que se supone en las antípodas de cualquier planteamiento
neoliberal, cabe prestar atención con algo más de detalle a sus
palabras durante el Balance.
El
dirigente planteó a los asistentes
que “hay que
lograr mayor celeridad en la toma de decisiones” y puso como
ejemplo de
lo contrario el
reciente incremento salarial en el sector presupuestado, que
en su opinión fue
una medida que demoró demasiado en adoptarse. En referencia a
la lentitud de los procesos administrativos, Díaz Canel señaló que
“nos pasamos la vida discutiendo cuál era el mejor momento para
hacerlo y repetíamos un discurso que no convencía a nadie”, para
acabar con la misma consigna que ya hemos escuchado Guilarte, de la
oficialista CTC, “una de las cosas que estamos llamados en el plan
de 2020 es el de destrabar la economía de este país”.
Al
referirse al proceso de discusión
con los trabajadores del plan de la economía, dijo
que “urge que las mismas sean aportadoras, donde los colectivos
obreros concreten cómo se va a producir más, cómo se puede ser más
eficiente o como crear condiciones para elevar las exportaciones”.
La idea de involucrar y hacer responsables a los trabajadores del
desastre general de la economía, se extiende peligrosamente. La idea
de dar más celeridad a decisiones que pueden acabar resultado muy
negativas, es igualmente peligrosa.
Díaz-Canel
dijo que ha
solicitado a cada organismo un “banco de trabas” para acabar de
resolver muchas situaciones que hoy entorpecen el desarrollo de la
nación. No
deja de ser gracioso lo del banco de trabas. La realidad es
que prácticamente toda la economía con sus instituciones y modelo
sancionado en la constitución es la traba principal y sin embargo,
nadie lo cuestiona. Por el contrario, Díaz-Canel dijo que “se
trata de lograr que en el menor tiempo posible que la Constitución
tenga el soporte en sus leyes y las políticas que necesita para su
implementación”. Pa´lante con todo y ya se verá en qué acaba.
Tal vez habría de decirle, con sosiego, que si la clave de bóveda
no se instala adecuadamente, la cúpula acaba cayendo. Las decisiones
que se anuncian en el régimen castrista van todas en la dirección
del caos.
Por
ejemplo, ¿qué sentido tiene pagar más salario en el sector
estatal, por el mero hecho que es el que más aporta a la dinámica
económica del país?. ¿Es que acaso no habíamos quedado desde los
lejanos tiempos de Raúl Castro, que el empleo en el sector estatal
se tenía que reducir para abrir espacios al privado? Ahora,
Díaz-Canel quiere que “el factor salario en el sector estatal no
se mueva más lento”. En su opinión, el sector privado “resuelve
ese asunto bien rápido”. Lo resuelve rápido porque puede hacerlo.
El culpa a la burocracia, la realización de muchos análisis y la
existencia de múltiples criterios como aspectos que redundan de
forma negativa en las decisiones.
En
eso consiste el ministerio de trabajo sin trabas. Una burocracia
dispuesta a ir aumentando los salarios del sector que más empleo
concentra, y además, el más improductivo, si se tienen en cuenta
los diferenciales de productividad por actividades de la economía.
No sé lo que quiere hacer Díaz-Canel pero hasta Fidel Castro decía
que el salario se tiene que pagar en función de la productividad. La
senda iniciada de incrementos se sueldos en el sector presupuestado,
sin contraprestación productiva, tiene un nombre, aumento de costes
unitarios y ese es el peor enemigo de la inflación de una economía.
A lo mejor eso es lo que andan buscando.
Díaz-Canel
también lanzó arengas
a los cuadros, empezando cómo no, por el bloqueo de EEUU que nunca
está ausente de estas reuniones de Balances.
Les exigió continuidad en
“la labor
ideológica en todas las instituciones, que los cuadros dirijan y no
se conformen con cumplir tareas, desarrollar de manera profunda la
política de cuadros y mantener las medidas de ahorro”. Ya lo vamos
entendiendo, después de hacer todas estas tareas,
no es extraño que los cuadros se
agoten. La
pérdida de tiempo con la batalla ideológica consume muchos
esfuerzos intelectuales y físicos que se podrían dedicar a otras
cosas más productivas.
De
hecho, Díaz-Canel puso un ejemplo de ello, cuando defendió la
necesidad de hacer
una mejor gestión de los recursos humanos en cada entidad,
un proceso que se revertirá en que los jóvenes ubicados no se
desalienten y abandones sus puestos de trabajo, apostando
“por carreras de perfil amplio y que las especificidades sean
solventadas a través de cursos de posgrado. Debemos
potenciar la fuerza de trabajo calificada”.
Lo tiene perdido. Los
jóvenes cubanos no sueñan, y hacen bien, con perder sus vidas en
empleos mediocres del sector presupuestado, sino con abrirse camino
fuera de la isla, viviendo en un sistema que les lleve al éxito
personal y profesional. Esto es lo que debería tener en cuenta
Díaz-Canel.
Como
si fuera un presagio de lo que está por venir, Díaz-Canel auguró
malos
tiempos. Aunque no lo dijo explícitamente, expresó que en
la actual situación económica hay procesos que “se nos van a
ralentizar o detener, pero hay que desechar esa vieja práctica de
que la primera opción es la interrupción”. Rara
vez un dirigente emplea estos términos pesimistas para hablar del
futuro. Tal vez se escapó, o puede que estuviera planificado, pero
de lo que no cabe duda es que en Cuba se está pensando, al menos al
nivel de Díaz-Canel, en tiempos malos, muy malos, en los que
“alternativas
como la reubicación laboral” tendrán
que ser implementadas, por
mucho que se “modelen
los escenarios y se tenga
claro lo que puede pasar con mis trabajadores”.
Destrabar
suena raro, pero algo habrá que hacer. Sobre todo, cuando se
presentan cifras del mundo del trabajo como las expuestas en la
reunión de Balance. Los datos son los siguientes:
Cambios
en la población laboral en Cuba: 2013-2019
-
20132019VariaciónEn %Ocupados4.918.8004.515.200-403.600-8,0Estatal3.627.6003.079.500-548.100-15,0No estatal1.291.2001.435.700+144.500+11,2
Los
datos comparados con 2013, son alarmantes y merecen una reflexión
por parte de las autoridades, preocupadas por tanta “traba” en el
ministerio.
El
nivel de empleo en la economía cubana se redujo en los últimos seis
años un 8%, el equivalente a 403.600 personas de las que se
encontraban trabajando en 2013. La economía no crea empleo, lo
destruye, y de forma muy importante. Resultados como estos no se
observan en otros países de América Latina. En la región, en el
mismo período y según CEPAL, la tasa de actividad (que mide la
población que está ocupada y la que está desempleada sobre el
total de la población en edad laboral) se ha mantenido estable,
pasando del 62,2% al 62,4%, mientras que en Cuba se ha producido una
reducción muy significativa del indicador, que pasó del 72,9% en
2013 al 63,8% de 2018, el dato de 2019 no se ha facilitado por las
autoridades, pero debe ser incluso menor.
En
el caso de la economía cubana, la destrucción de empleo es tan
elevada que se puede aceptar que va más allá de las tendencias al
envejecimiento de la población y puede estar relacionada con un
efecto desánimo provocado por los bajos salarios y la escasa calidad
de los empleos, así como una salida importante de cubanos al
exterior.
En
buena medida, la masiva destrucción de empleo estatal desde 2013,
estimada en unos 548.100, equivalente a un 15% de descenso, contrasta
con la débil evolución del empleo no estatal, que por culpa de las medidas
coercitivas, la falta de libertades y el diseño intervencionista de
la economía, ha incrementado solo sus efectivos en 144.500 personas,
equivalente a un 11,2% respecto a la cifra de 2013. En términos de
empleo, las políticas económicas del régimen cubano han sido un
fracaso. El sector no estatal débil y sometido a un control absoluto
por el modelo comunista que dirige la economía, no puede liderar los
cambios que se necesitan en la economía, generando más empleo, de
más calidad y mejor pagado porque las trabas y la burocracia del ministerio gravitan sobre el frenando su dinamismo. Esto es lo que realmente hay que destrabar y no perder tiempo. La situación es
preocupante. Los cubanos deben saber que existe una política económica diferente.
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