A propósito de la utilidad de las "reuniones de chequeo"

Elías Amor Bravo, economista

No se muy bien que significa el término “reuniones de chequeo” para analizar las políticas públicas que implementa un gobierno para atender las necesidades de un país. Pero así es como se han denominado las que ha mantenido recientemente Díaz Canel para analizar los programas agrícola y ganadero, de producción industrial de alimentos y bebidas, así como de las fuentes renovables y eficiencia energética. Casi nada. Reuniones como estas debería haber todos los días. Más aún, en un país que no tiene capacidad para generar recursos como Cuba, asfixiada por el modelo económico más anacrónico y absurdo de la economía mundial.

La importancia política de estas novedosas “reuniones de chequeo” (en tiempos de Raúl Castro no recuerdo que las hubiera) ha supuesto la participación en las mismas de los principales dirigentes responsables políticos del país, Valdés Mesa; Machado Ventura; Ramiro Valdés, Rosales del Toro, entre otros. La plana mayor del régimen. Solo faltó López Callejas.

Creo sinceramente que estas reuniones tienen poco interés, tal y como están planteadas. Y además, acaban siendo poco operativas para la gestión de los asuntos públicos. En una burocracia jerárquica como la comunista, que rige los destinos de Cuba durante 59 años, acaban convirtiéndose en una justificación, por parte de los responsables de las distintas áreas, de los incumplimientos producidos para cerrar el expediente. Poco más. Pienso que todos ellos saben lo que se tiene que hacer para sacar a la nación del marasmo, pero las restricciones ideológicas, alias el miedo, les impiden salir de esa zona de confort comunista que mantiene al pueblo cubano en una situación de precariedad absoluta durante casi seis décadas.

Y si no, vean las justificaciones. Me refiero en este post a las ofrecidas por el titular de Agricultura que vino a decir que los programas de desarrollo de su ministerio, entre ellos el arrocero, de granos, el tabacalero, de café y cacao, de apicultura, de frutales y cítricos, de viandas y hortalizas, de Acopio y frutas selectas, y el ganadero, dependen de tener bajo riego una mayor cantidad del área cultivable. O sea que hay que regar las tierras más y mejor. Y se quedó tan tranquilo. ¿De quién depende que se extienda el regadío a más tierras?¿En qué consiste la política hidráulica del régimen?

Otras cuestiones importante se soslayan. Por ejemplo, al tratar el arroz, alimento básico de la dieta de los cubanos, pasó por encima de la modernización de la infraestructura del campo y sus viales; la mejora de la variedad de las semillas que se utilizan, y el proceso de inversión en las industrias de secado y molinado para darle la calidad requerida al producto final que se destina al consumo de la población. Los mismos problemas de siempre. Ya veremos qué ocurre con el arroz.

Para el programa de granos de maíz, sorgo y frijol, se planteó aumentar la capacidad de cosecha mecanizada y de las plantas para el secado y beneficio. Otra vez, el ministro pidió, y yo pregunto ¿a quién? agilizar la construcción y montaje de cinco plantas que se pretende que lleguen en un futuro a 32. Con ello se quiere reducir las importaciones de granos a partir de una acumulación de la producción para los próximos 5 años. En este punto, me sorprendió ver que Díaz Canel intervino para solicitar planes de otras variedades de granos, por ejemplo, el garbanzo, que no requiere de grandes cantidades de agua. Es una buena forma de empezar.

Con relación al tabaco, como los ingresos por exportación aumentan, se acordó incrementar el fondo de tierra dedicado a su cultivo, fundamentalmente en el centro y oriente del país; así como ampliar la capacidad de curado y beneficio en correspondencia con el incremento de las siembras.

En el lado negativo, en la reunión se destacaron los malos resultados obtenidos del café y cacao, que se pretenden corregir con actuaciones para completar la población en las áreas que solo cuentan con el 70 % de las plantas; aumentar la siembra en el llano (vuelven al sueño de Fidel Castro de rodear La Habana con cafetales) y la generalización de los resultados y experiencias derivadas del proyecto Cuba-Vietnam. Y qué solución se les ocurre para ambos productos: ni más ni menos que promover la participación del “ejército juvenil del trabajo”. Pobres niños cubanos volviendo a perder el tiempo en actividades que no son las suyas. También se habló de apicultura, donde los datos parecen ser favorables y se aspira a llegar hasta 15.000 toneladas en los próximos años.

Por lo que respecta a los cítricos y frutales, aun cuando se han ido recuperando algunas producciones, se “chequeó” que todavía no se logra satisfacer la demanda. Para ello, sería necesario, según el ministro, completar las áreas de viveros, profundizar en la capacitación de los productores, continuar con el programa de construcción de minindustrias y asegurar el envase y embalaje para aprovechar toda la fruta disponible. Otra vez me llega la duda ¿y quién se encarga de todo eso?

Del programa de viandas y hortalizas destacó que se trabaja en la consolidación de los polos productivos y en la implementación del autoabastecimiento municipal de ­productos agrícolas para llegar a la meta de asegurar 30 libras mensuales percápita. Más objetivos sin concreción.
Y en relación con la agricultura urbana y suburbana, se consideró estratégico completar 10.000 hectáreas de organopónicos, huertos intensivos y semiprotegidos. Lo cierto es que todavía este modelo implementado hace años, sigue sin dar resultados.

Finalmente, se “chequeó” el programa ganadero y avícola que busca producir en los próximos años 250.000 toneladas de carne de cerdo y 3.000 millones de huevos anuales; mejorar las capacidades en almacenes, silos metálicos refrigerados y fábricas de pienso; al tiempo que se recuperen las instalaciones creadas por Fidel Castro para elevar los niveles de leche y carne vacuna. El vasito de leche que sigue pendiente.

En este punto, Granma recoge la intervención de Díaz Canel sobre estos aspectos, destacando la labor de la Empresa Agroindustrial Ceballos, de Ciego de Ávila. Igualmente, defendió la recuperación de los cítricos en el municipio especial de Isla de la Juventud, y se refirió al alza de los precios de los productos agrícolas, fenómeno que atribuyó, como no podría ser de otro modo, a la especulación. Anunció más precios topados. Mal asunto.No creo que los cubanos vayan a experimentar una mejora de su dieta alimenticia como consecuencia del resultado de estas "reuniones de chequeo". Más bien, todo lo contrario. Lo veremos pronto.

Es una lástima que nadie, en ningún momento, en esta "reunión de chequeo” hablase de la importancia de privatizar la tierra y trasladar completamente su explotación a los productores independientes del estado. Que nadie destacara la importancia de consolidar mercados mayoristas y minoristas libres, autónomos e independientes, regidos por la dinámica de oferta y demanda. Y que nadie aplaudiera una propuesta relativa a la consolidación de un nuevo régimen jurídico de las relaciones económicas en la agricultura. Es muy sencillo. Lo único que tienen que hacer es comparar como era la agricultura cubana antes de 1959, y cómo es ahora. El resultado de ese contraste les dará la solución de lo que se tiene que hacer.  Es una lástima que un "chequeo" de estas características no haya ido al origen del problema.

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