El fracaso de la política económica y la unión monetaria y cambiaria
Elías Amor Bravo, economista
Lo peor de todo es que se veía venir. Las medidas del gobierno cubano, consistentes en la creación de una red de tiendas en MLC, bien surtidas y con todo tipo de productos destinados al consumo cotidiano, han abierto un verdadero problema de consecuencias irreparables. Nunca antes, un proceso de unificación monetaria y cambiaria había sido ejecutado de forma tan impresentable. La capacidad del gobierno cubano se ha vuelto a cuestionar en solo unas semanas. Con medidas de este calibre, no resulta extraño que la economía cubana sea una de las peor gestionadas del mundo.
Todo empezó el año anterior, cuando las divisas caían en picado como consecuencia de la reducción de suministros petroleros de Venezuela y un menor aumento del turismo. Llegó la pandemia y esas tendencias se agravaron, como era de esperar. Pero el gobierno, en su afán por obtener divisas que mantuvieran en funcionamiento al conglomerado de empresas de la seguridad del estado y del ejército, decidió drenar las remesas que las familias en el extranjero envían a los suyos a la isla, al tiempo que iban reduciendo el negocio de las mulas.
Y así, sin pensarlo dos veces, e inmersos en el proceso de progresiva eliminación del CUC, anunciado desde 2011 por Raúl Castro, pero nunca ejecutado, las tiendas en MLC y otros artículos, como los viajes de turismo o la compra de insumos para agricultores, empezaron a agitar el comportamiento del dólar en Cuba. Es lo que algunos han denominado la resurrección del dólar, e incluso, la dolarización de la economía, mientras que su paridad con el CUC se desploma, y nadie quiere realizar transacciones con esta moneda. El peor escenario posible lo han conseguido en menos de un año.
Porque en realidad, tampoco han conseguido recaudar un gran volumen de remesas por esta vía, si se tiene en cuenta los aplazamientos de los pagos de intereses a los préstamos del Club de París e incluso a Rusia. No hay divisas en las arcas del gobierno comunista cubano, porque no se han hecho bien las cosas, y las medidas de Malmierca para incentivar la exportación de los emprendedores privados, acaban de entrar en vigor y no van a suponer la panacea que las autoridades creen.
De modo que la sensación de desconcierto, la incertidumbre y el miedo se vuelven a enseñorear de la población, igual que en el período especial, y muchos negocios, incluso estatales, ya cuelgan en la puerta carteles de aviso,"No se acepta CUC". Es solo el principio. Los cubanos quieren dólares, no solo para formalizar las cuentas en bancos estatales y obtener las tarjetas de débito para comprar en las tiendas en MLC, sino para formalizar depósitos, muchos de ellos informales, o para mantener dinero para situaciones complejas, e incluso, acceder a transacciones que no se encuentran condicionadas por el racionamiento. El acceso al dólar irá en aumento, porque como se ha dicho muchas veces en este blog, cuando se abren las puertas de la libertad económica, luego es muy difícil cerrarlas.
La demanda por el billete verde en aumenta, y el desprecio del CUC y del CUP, que por culpa del gobierno han unido sus destinos hacia el caos, va a suponer que la compra de dólares solo sea posible para quienes tengan capacidad para hacerlo, desde posiciones de lujo. Posiblemente el dólar se convierta en poco tiempo, si no lo es ya, en la mercancía más valiosa de la economía cubana. El problema es que el dólar no está al alcance de todo el mundo.
Estimaciones sobre esta cuestión, cifran de un 10% a un 20% de la población el segmento que tiene acceso al dólar (vía remesas o cualquier otro mecanismo de acceso a la moneda fuerte), y entonces, ¿qué ocurre con el resto? La mayoría de los cubanos carece de familia en el extranjero y malvive con sueldos medios de 40 dólares al mes, con los que resulta imposible ni plantearse acceder a las tiendas que venden en MLC. A estos cubanos.víctimas del "apartheid económico", les quedan las largas colas para comprar café y otros artículos cotidianos y pagar después en CUC, si es que aceptan esta moneda.
El problema principal al que se enfrentan las autoridades, además de estas desigualdades injuriosas que no casan con la doctrina oficial comunista, es que Cuba necesita divisas para importar del exterior prácticamente de todo. Por ejemplo, alimentos, un 20% de lo que consume viene del exterior por la escasa productividad de la agricultura. Aquellos cubanos que consiguieron guardar dólares en sus cuentas bancarias, transferidos por sus familias desde fuera, o ganados en los trabajos en el área abierta de la economía, saben que su posición va a ser mucho mejor cuando pase el tiempo.
Consecuencia, no lo gastan, salvo en lo imprescindible. Incluso, se han lanzado a realizar numerosas operaciones en las redes sociales que suponen la venta de los productos a precios por encima de los establecidos por las autoridades, lo que ofrece una gran rentabilidad a esos depósitos en dólares que se pueden realimentar con el cambio en los mercados informales. Deberían andar con cuidado, en cualquier momento el gobierno puede aplicar un "corralito" y acabar con esos activos financieros. Como decía el Che Guevara, "lo han hecho y lo volverán a hacer".
En cualquier caso, el billete verde escasea en bancos y casas de cambio. Y por ello, su cotización se ha disparado, al igual que la del euro. Algunas informaciones indican que actualmente el cambio está en torno a 1,5 CUC la unidad, cuando su valor oficial es de 1 CUC por dólar. Pero esto es solo el preludio de lo que vendrá. Entre afirmaciones y desmentidos del Banco Central, notas informativas en Granma, bancos en provincias que adoptan medidas de forma unilateral para hacer frente a la unificación, lo cierto es que el panorama de caos y descontrol económico va acompañado de un aumento de la cotización del dólar, que se abre camino en la sociedad y economía cubana.
Actualmente las tiendas en CUC y en CUP continúan funcionando, con notables escaseces y falta de productos. En ellas se realiza la compra de la mayoría de la población, de muy bajo poder adquisitivo por los reducidos salarios nominales. Por contra, las tiendas en dólares están mejor abastecidas, pero a unos precios de difícil acceso por la población, incluso los que tienen acceso al billete verde. Este escenario, ciertamente complicado, es consecuencia directa de políticas económicas erróneas y muy mal gestionadas por el gobierno, que afectan las expectativas de los agentes económicos provocando este tipo de reacciones.
Asumiendo que eliminar el CUC conlleva el ajuste del tipo de cambio del CUP con las divisas, la estrategia del gobierno, si es que se puede calificar de este modo, está provocando una fortaleza del dólar que acabará hundiendo el cambio final y una desaparición del CUC que dejará maltrechos a aquellos sectores de población que conserven depósitos informales en esta moneda o fijen sus transacciones en la misma, como ocurre con algunas empresas estatales. Sin duda, el gobierno ha ido a elegir el peor momento para implementar una reforma mal diseñada que en ningún momento ha prestado atención a los fundamentales de la economía ni ha sido capaz de fijar una trayectoria oficial para la unificación y el cambio final de la moneda con las divisas.
Al final, otra metedura de pata más en la historia económica de Cuba que se saldará con numerosas víctimas que no se van a poder adaptar al nuevo escenario. Posiblemente sea eso lo que busca el gobierno, una especie de plan de estabilización que elimine grasa sobrante de la economía, y permita a los supervivientes mejorar la escala técnica de sus operaciones. Aunque es difícil pensar que el gobierno comunista cubano formule estrategias de política económica de este tipo porque sus actuaciones son mucho más rudimentarias.
Entre el “apartheid económico", que sigue negando el ministro de economía, la imperiosa necesidad de hacer colas en las tiendas estatales para aprovisionarse de los bienes de consumo cotidiano, en plena pandemia, con tensiones cambiarias absolutamente injustas, más represión sobre los emprendedores privados e incluso algunos repatriados que han abierto negocios tras su regreso a la isla, el gobierno comunista mantiene en alto la propaganda y culpa a Estados Unidos de todos los males que le acechan. Nada nuevo bajo el sol, el mismo argumento que en los últimos 61 años, que ya cansa. Incluso, algún que otro comentario entre la población que parece alucinante, “si el comandante Fidel Castro estuviera vivo él hubiese tomado una medida bonita para el pueblo". Después de todo lo que ha caído, es increíble que todavía se digan estas cosas.
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