¿Quién ganará realmente con el comercio exterior cubano?
Elias Amor Bravo, economista
Los
comunistas cubanos celebran, como si se tratase de un gran logro, la firma de
los primeros contratos para la exportación entre los pequeños emprendedores
privados y las empresas intermediarias creadas con la reforma de Malmierca.
Destacan que los 40 contratos firmados desde la entrada en vigor de la nueva
normativa, dan motivos de satisfacción para pensar que el aumento de las
exportaciones puede contribuir desarrollar la economía nacional y generar las
divisas que urgen al gobierno para afrontar las responsabilidades externas.
No
deja de ser curioso que detrás de estos 40 contratos estén las 37 empresas estatales
aprobadas para tal actividad, lo que parece establecer una idea de contrato por
empresa que no es para lanzar campanas al vuelo, pero en todo caso hay que valorar
de forma positiva la posibilidad de que
los emprendedores privados, lo que llaman los comunistas “las formas de
gestión no estatal”, puedan colocar sus productos en el exterior y obtener
ingresos.
Una
nota en Granma detalla el alcance de las operaciones. Indican que se han recibido
1.056 intenciones de negocio sin precisar en qué consisten realmente, de ellas
732 pertenecen a trabajadores por cuenta propia, 119 a cooperativas no
agropecuarias y 205 a trabajadores privados, entre los que destacan campesinos
independientes, artistas de la plástica, escritores y otros intelectuales.
Los
contratos para actividades de exportación que han entrado en vigor y que se
encuentran en trámite, comprenden, entre otros, productos como la lima persa y
aguacate, carbón vegetal, frutas, vegetales frescos y en conserva, químicos
naturales, madera ecológica, jabón de miel, servicios informáticos y software,
entre otros. Han oído bien. En la nómina no aparecen ni tabaco ni azúcar y
derivados.
Por
lo que respecta a las importaciones, las autoridades han anunciado que se
firmaron 35 acuerdos comerciales y otros 159 se encuentran en proceso de
revisión, destinados a la compra de materias primas, plaguicidas,
fertilizantes, productos químicos, piezas de repuesto de medios automotrices,
pinturas e insumos gráficos.
Desde
el régimen comunista se ha dejado claro que las actividades comerciales con el exterior, exportaciones e importaciones, no se podrán realizar libremente en Cuba por los emprendedores privados. No obstante, algunas migajas caen para estimular este ámbito económico que, en el caso de la Isla, había sido un fracaso para las empresas estatales. En tal caso, se permite que los exportadores privados podrán extraer las
divisivas generadas por su actividad de exportación cuando lo soliciten
(siempre y cuando estas operaciones se atengan a las normas establecidas al efecto),
sin que exista prohibición alguna para extraer dinero de su cuenta en moneda
libremente convertible, siempre y cuando exista disponibilidad de divisas (lo
que en este momento no está garantizado).
Por otra parte, las
operaciones de ingresos del exterior deben realizarse obligatoriamente por
medio de transferencias bancarias, y hay que justificar que los fondos procedan
de la actividad comercial y de servicios legalmente autorizados, transferencias
de Fincimex por concepto de remesas y mediante depósitos en efectivo
De ese modo, la operatoria para las cuentas bancarias con las que se van a realizar las operaciones de comercio exterior es la misma que para comprar en las tiendas en MLC aunque requieren trámites distintos. Acaso no sería normal que se unificaran los procedimientos. Para la importación, parece que las trabas van a ser mayores, y en este caso, se ha anunciado que se mantienen los denominados canales habituales, o sea, por la vía de pasajeros o mediante envíos, pagando los aranceles de aduanas establecidos para este tipo de importaciones. Ya se ha anunciado que la Aduana está dispuesta a confiscar fondos a las mulas cuando no acrediten la procedencia de los mismos, y esto puede ser un preludio inquietante.
Establecidos
los procedimientos de riguroso cumplimiento, que algunos emprendedores privados
han calificado de injerencia en sus asuntos privados, la dinámica económica se
abre camino, y es de suponer que, a pesar de estas trabas, el comercio exterior
aumente por la mayor eficiencia y productividad de la empresa privada que la
estatal.
Los
emprendedores privados saben que el éxito de sus operaciones en el exterior
depende en gran medida de su calidad y de la capacidad para satisfacer las
necesidades de los clientes. Antes de 1959 sus antepasados lo sabían, y por
ello, convirtieron a Cuba en una potencia mundial exportadora de azúcar, tabaco
y productos mineros diversos, a los que se iban añadiendo servicios, dada la
notable especialización que tenía la economía en aquellos años.
El
exportador cubano sabe que el mercado mundial se rige por reglas de oferta y
demanda completamente distintas de las del mercado nacional, dominado por las
patrañas intervencionistas comunistas. Para exportar hay que ganar cuota de
mercado, crecer a costa de otros, competir y no fallar a los compradores,
porque entonces se cancelan los contratos.
Por
eso, da miedo que los comunistas cubanos no solo se planteen actuar como comisionistas en las operaciones de comercio exterior de los emprendedores privados, sino que también hayan empezado a desplegar sus alas envenenadas
para controlarlos por el asunto de la calidad.
Granma da cuenta de una operación diseñada por Cubaexport, consistente en un
Proyecto de Desarrollo Local para proporcionar a los emprendedores privados
materias primas de calidad para elaborar sus productos.
De modo que no solo quieren participar de los ingresos obtenidos por la exportación, a
través de injustos corretajes de un 20%, sino que ahora quieren ganar dinero, “vendiendo” a los
emprendedores las materias primas que necesitan para sus exportaciones. A ver quien les va a decir que no. Cuando
se conocen estas estratagemas cabe pensar qué será lo próximo. Alguno puede
pensar que dada la tradición expropiatoria comunista pueden estar preparando
una confiscación del negocio privado cuando empiece a dar beneficios. Tiempo al
tiempo. Ojalá los emprendedores privados puedan defenderse con éxito de esa voracidad
del régimen que necesita divisas como sea para sobrevivir.
Estos
“planes” comunistas, de los que no se había informado aún, llegan en un momento
en que se está empezando a autorizar el despliegue de la oferta exportadora
privada, y ese es el sentido que tienen, someter a los privados a unas reglas
que les impide actuar libremente en el ámbito del comercio mundial. Y no está
claro que sea un medio para mejorar la calidad, teniendo en cuenta el récord de
incumplimientos que caracteriza a la empresa estatal cubana.
Entre
el mapa de la oferta exportable, la obligatoriedad de contratar con empresas “especializadas” las operaciones comerciales,
la operatoria con las cuentas en MLC controladas por los bancos estatales, y
ahora los planes de “desarrollo local” para obligar a realizar las compras de
materias primas al estado, el régimen ha diseñado un aparato para succionar
todo el negocio exportador privado para las arcas del estado. Viendo este tipo
de cosas, los productos que han empezado a anunciar para la exportación (casi
todos de poco valor y de demanda inestable) y el peso del estado sobre la
actividad privada, puede llevar a que los emprendedores privados no sobrevivan a los esfuerzos que requiere el comercio exterior, y abandonen antes de empezar. Hoy, sin embargo, lo tengo mas claro que hace unas semanas. La libertad económica no se puede pervertir.
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