Unificación monetaria y cambiaria: despejando incertidumbres
Elías Amor Bravo, economista
No cabe la menor duda que, a estas alturas, el proceso de unificación monetaria y cambiaria que se está desarrollando por las autoridades castristas será recordado como uno de los peores de la historia reciente, y sus efectos y consecuencias van a ser muy negativos al menos a corto plazo.
Las noticias y rumores que llegan de la isla son incesantes. Un día dicen que el proceso avanza, al otro que no es cierto, otro día afirman que hay técnicos y directivos bancarios haciendo planes para la “hora cero”, y nuevos desmentidos oficiales. Toda esta rumorología tiene su origen en la falta de transparencia y rigor con la que el gobierno comunista está desplegando el proceso, y la única responsabilidad del caos inminente es suya. La economía exige responsabilidad, certidumbre, garantías. Nada de eso es visible en los dirigentes comunistas cubanos.
El gobierno lleva desde 2011 hablando de la unificación monetaria, pero justo ahora, en medio de la grave crisis económica del COVID19 (de la que no se ofrecen datos sobre el derrumbe de la economía manteniendo un silencio inquietante, pese a que los indicadores apuntan que se encuentra en un grave estado) es cuando decide unificar las monedas. En el peor momento, sin garantías de que los estudios relativos a los fundamentales de la economía estén si quiera realizados o al menos, ofrezcan alguna idea de por dónde van a ir los procesos.
Un ejemplo de la inoportunidad del momento es la caída simultánea que están experimentando el CUC (la moneda que se supone va a desaparecer) y el CUP. Las dos han vinculado su existencia y evolucionan a la baja en los mercados informales, donde la gente solo aspira a conseguir dólares para poder comprar lo que necesitan en las tiendas en MLC. Un pésimo escenario para la unificación de las monedas, y sobre todo, para fijar el cambio final del CUP con el dólar y demás divisas. En los mercados de cambios informales de La Habana el derrumbe del CUC es espectacular, y en los próximos días y semanas será mayor, incluso cuando los directivos de las oficinas bancarias estatales digan que los depósitos y cuentas serán valorados al cambio 1 por 24.
Ahora ha trascendido, al respecto, que algunas sucursales bancarias del país han implementado, por su cuenta y riesgo, unos protocolos para cuando llegue el momento de la unificación. Los directivos y responsables de algunos de estos bancos dicen que se están preparando para afrontar a un volumen extra de operaciones una vez que tenga lugar el momento denominado como "hora cero". Andan desorientados.
No va a producirse un incremento en el volumen de operaciones, porque la economía no está en el mejor momento, y ninguno de los componentes de la demanda de dinero, está creciendo. Más bien al contrario, cabe esperar que en los próximos meses, la actividad económica colapse y algunos sectores y actividades, simplemente dejen de funcionar por la falta de recursos (más o menos, como el turismo). Por ello, los directivos bancarios no saben bien a qué están jugando cuando incrementan las dotaciones de billetes en los cajeros automáticos con las denominaciones más altas. Con eso, solo van a resolver situaciones puntuales, pero no van al origen de los problemas.
En cuanto al retiro de la moneda que va a desparecer, el CUC, parece que en este terreno, los bancos piensan que van a jugar un papel fundamental. En contra de lo que dicen los directivos bancarios, este proceso de retiro de la moneda no es complejo, no tiene grandes dificultades. Tan solo exige que la gente cambie la moneda antigua por la nueva y que lo haga cuanto antes. En la Unión Europea este año se vence el plazo para cambiar las viejas monedas por euros, y todavía hay varios miles de millones de euros sin cambiar. La eficiencia que debe tener el proceso depende de las urgencias de la gente y de las situaciones personales. Y si no quieren que el CUC vuelva a reincorporarse a la circulación monetaria, es muy fácil. No se aceptan transacciones en esa moneda a partir de lo que llaman la “hora cero” y san se acabó. No hay más complicaciones que las justas.
Hablan también estos directivos bancarios de conceder créditos y financiación al sector empresarial durante las primeras etapas de la unificación para garantizar la producción de bienes y servicios, incluyendo el pago de salarios. Esto último no tiene que ver con eventuales subidas de las rentas de los trabajadores, que se pagan actualmente de forma mayoritaria en CUP y permanecerán estables producida la unificación. Peor es lo que puede ocurrir con las materias primas y equipamientos que, hasta la fecha, se venían adquiriendo a la paridad del CUP con el CUC favoreciendo las importaciones. Esa multitud de tipos de cambio en el sector empresarial y la población, responsabilidad del gobierno igualmente, es una de las dificultades que habrá que sortear en el proceso.
Se observa una confianza, quizás excesiva, en el papel de los bancos durante las primera etapas de la unificación monetaria, pero estas entidades no van a servir para resolver los graves problemas de fondo y estructurales de la economía. Un ejemplo bastará. Sin actividad económica global, la unificación se resentirá y los bancos otorgando financiación para que no falte efectivo, o aumentando las horas de oficinas de atención al público, tan solo aplicarán cataplasmas para reducir el dolor, que continuará aumentando hasta cronificarse. El diseño del gobierno, pésimo.
La unificación monetaria no afectará el efectivo en poder de la población, ni los saldos de sus cuentas en los bancos porque habrá una traslación de CUC a CUP. Eso es cierto. Si se aplica el cambio 1 por 24 no se verán alterados los stocks actuales de CUC que pasarán automáticamente a ser nominados en CUP, al cambio oficial. Entonces, ¿cuál es el problema? Si todos los precios y salarios se nominan en CUP y el CUC desaparece de la circulación, ¿qué problemas tiene este proceso?
Básicamente, algo que las autoridades quizás estén pensando, pero no sepan qué hacer. La cuestión es cómo quedará la cotización del CUP con las divisas, básicamente el dólar. Esta es la clave de bóveda del proceso y hasta la fecha, no se dice nada, lo que agranda las preocupaciones de la gente. Porque es cierto que el CUC había servido para mediar entre las divisas y el CUP, pero cuando desaparezca, el CUP tendrá que tener su cambio listo para que los cubanos sepan cuántos CUP necesitan para llegar a tener un dólar. Esta es la cuestión a resolver y cuanto antes.
Mientras tanto, al gobierno le ha salido mal la operación destinada a debilitar el CUC, puesta en marcha el año pasado, y consistente en devolver el cambio en CUP por las compras realizadas en CUC en las tiendas y comercios. Con esto se pretendía fortalecer la moneda nacional y que la gente fuera aumentando su confianza en el CUP para avanzar en el proceso de unificación. El resultado del proceso no ha salido como se esperaba, y en este momento, CUP y CUC han unido su infortunio, y las dos monedas se derrumban con respecto al dólar, que es el gran deseado por la población. De modo que los rumores relativos a un eventual cambio de moneda, que el gobierno desmiente por medio de comunicados oficiales, está causando un daño especial en forma de depreciación encubierta a la moneda que va a quedar como única, el CUP.
No conviene olvidar que la moneda en la que se van a sustentar todas las transacciones de la economía se resiente de la debilidad de la misma, provocada por la crisis sanitaria del COVID19, que está provocando un derrumbe del consumo y la inversión, así como las exportaciones y los ingresos en divisas, con graves consecuencias para la economía. Esa percepción de grave crisis económica se traslada a la moneda que va a quedar en el panorama económico cubano, y de ahí su debilidad respecto al dólar, que vive un momento dulce conforme las autoridades abren más tiendas en MLC, obligan a los campesinos a pagar sus insumos a GELMA en dólares, las estancias en hoteles, incluso las tarifas de ETECSA (que están en estudio).
Mientras tanto, el dólar ve como crece su participación en la economía, animado por el propio gobierno, y eso también daña al CUP porque los que tienen depósitos o stocks nominados en esta moneda, necesitan cambiarlos a dólares pasando por el CUC, lo que precipita a la baja a las dos monedas en proceso de unificación. El escenario descrito causa temor, porque avanza en un terreno desconocido, en medio de las graves dificultades de la economía. Las previsiones vuelven a ser muy negativas.
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