Inversiones en Cuba 2021: servicios empresariales destina 12 veces más a inversión que Salud y Educación, los logros de la revolución.

Elías Amor Bravo economista

Poco a poco se van conociendo los datos de 2021, justo cuando nos aproximamos al primer semestre del año siguiente. Ahora la Oficina Nacional de Estadística e Información, ONEI ha publicado “Inversiones. Indicadores seleccionados”, cuyo objetivo es informar sobre el proceso inversor en el sector estatal civil de la economía cubana, con referencia a los datos ejecutados en el período enero a diciembre de 2021, en comparación con el año anterior, conforme a los diferentes componentes y clasificaciones del plan de la economía. 

La fuente de información utilizada, como se señala en la publicación, han sido los estados financieros de las inversiones formulario 5912-05, Estado Financiero de las Unidades Presupuestadas y el Estado Financiero de las Empresas formulario 5925-04, del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP). No obstante, al tratarse de unidades monetarias, la ONEI advierte que “para este período los datos reflejados no son comparables con igual período del año anterior como consecuencia de la implementación de la tarea "Ordenamiento".

Es decir, que cuando se informa que el monto de las inversiones en Cuba durante 2021 alcanzó un importe de 58.965 millones de pesos, no se puede obtener conclusión alguna de su comparación con los 9.068,4 millones de pesos de 2020. El hecho de que la cifra se haya multiplicado por una ratio de 6,5 no significa que se haya producido un incremento espectacular de las inversiones, sino que, por medio, el régimen ha decidido dejar las cosas como están y no aplicar corrección alguna a los datos para corregir el efecto “monetario” de la Tarea Ordenamiento. No conviene olvidar que la inflación en 2021 alcanzó un 77,3% y esto se debería tener en cuenta a la hora de trabajar con datos reales. 

Por este motivo, hace bien el régimen al advertir sobre la no comparabilidad de los datos entre ambos ejercicios, pero de otro, invalida todo un esfuerzo informativo que, en concreto, impide realizar un análisis de la economía combinando los distintos indicadores.

A riesgo de evitar errores en la comparación, si se toma este indicador de 6,5 veces la inversión de 2020 en 2021, se puede realizar un contraste con la evolución experimentada por los distintos componentes de las inversiones, y tratar de estimar, de algún modo, qué ha ocurrido con esta variable fundamental para la dinámica económica de cualquier país. Se advierte que la calidad de la comparación se puede ver condicionada por la evolución de los precios, de las cantidades físicas, o de los plazos de ejecución.

Llama la atención que los tres componentes de la inversión hayan seguido evoluciones muy dispares que, en algunos casos, significa más que duplicar el monto absoluto. El componente de “construcción y montaje” alcanzó 33.388,2 millones de pesos, el 56,6% del total, siendo como en años anteriores el que tiene un mayor peso en el agregado total de las inversiones. Su ratio, o coeficiente de variación, por denominarlo de algún modo, fue de 5,26, por debajo de la media que como ya se indicó fue 6,5.

El siguiente componente, “equipos” capturó inversiones por importe de 17.787,2 millones de pesos, el 30,2% del total, y en este caso, el coeficiente alcanzó 12,5, el doble de la media, mostrando una evolución expansiva.

El tercer componente, “otros” alcanzó 7.789,6 millones de pesos, el 13,2% del total, con una ratio o coeficiente de 5,98, por debajo de la media.

Se observa así que la política de inversiones del régimen en 2021 no ha sido capaz de lograr un equilibrio entre los distintos componentes, sino que ha experimentado una mayor concentración en los “equipos”, lo que supone una opción por tecnología, medios de producción y maquinaria en un contexto económico complejo, incierto, en el que no es fácil orientar decisiones estratégicas sobre las capacidades productivas. 

El rezago experimentado en el componente de “construcción y montaje” indica que el esfuerzo inversor del régimen en ladrillo se ha visto frenado, no solo por la caída del turismo sino por la ausencia de iniciativas de inversión extranjera en el contexto de crisis de la pandemia desde 2020 y de las dificultades para acceder a financiación internacional en un contexto de escases de divisas.

Este panorama de distinto crecimiento de los componentes inversores, probablemente decidido por el gobierno comunista para 2021, tiene su traslado en forma de profundas e injustas desigualdades en el territorio nacional.

Para empezar, solo tres provincias, Santiago de Cuba, La Habana y Matanzas registraron aumentos de la participación de la inversión realizada en las mismas en el total. Santiago de Cuba un 14,6%, La Habana un 11,7% y Matanzas un 0,3%. El resto experimentaron descensos en su cuota inversora provincial, siendo los más importantes, Villa Clara (-42,6%), Guantánamo (-36,5%) y Las Tunas (-34,9%).

Pero es que, además, esa dinámica desigual de las inversiones en el territorio va acompañada de un distinto reparto de los componentes inversores. Por ejemplo, el aumento de la concentración inversora en La Habana ha supuesto, que las inversiones en “equipos” hayan aumentado en esta provincia de forma muy notable su participación en el total pasando del 52,4% al 73,9% entre 2020 y 2021, nada más y nada menos que 21,5 puntos porcentuales más.

Como cabría esperar, el resto de las provincias experimentaron una notable reducción en la participación de las inversiones en “equipos” del 47,6% en 2020 al 26,1% de 2021. Los descensos en la inversión en equipos alcanzaron un -70% en Villa Clara, un -60,2% en Granma y -59,8% en Cienfuegos. La dinámica positiva de Santiago de Cuba va acompañada de una mayor participación de la inversión en “construcción y montaje”.

El informe de ONEI aporta, igualmente, información sobre las notables desigualdades de la inversión en las diferentes actividades económicas.

Si se utiliza el factor 6,5 que se obtiene de comparar los totales entre 2021 y 2020, hay 11 actividades que superan dicho indicador, como se observa en el cuadro adjunto.

 

 Datos en millones de pesos

2020

2021

ratio

Agricultura, ganadería, caza y silvicultura

538,1

1.691,4

3,1

Pesca

28,6

345,9

12,1

Explotación de minas y canteras

272,2

5.808,0

21,3

Industria azucarera

180,4

232,8

1,3

Industria manufacturera (excepto Industria azucarera)

1.159,6

8.480,6

7,3

Suministro de electricidad, gas y agua

854,2

4.252,9

5,0

Construcción

265,7

984,0

3,7

Comercio, reparación de efectos personales

277,4

1.454,9

5,2

Hoteles y restaurantes

178,6

1.427,6

8,0

Transporte, almacenamiento y comunicaciones

483,2

7.741,9

16,0

Intermediación financiera

0,6

97,4

164,4

Servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler

4.138,8

20.735,1

5,0

Administración pública, defensa; seguridad social

348,2

2.275,9

6,5

Ciencia e Innovación Tecnológica

57,3

400,5

7,0

Educación

57,6

678,4

11,8

Salud pública y asistencia social

84,5

1.013,5

12,0

Cultura; deportes

66,7

727,9

10,9

Servicios comunales, de asociaciones y personales

76,7

616,2

8,0

 Total actividades

9.068,4

58.965,0

6,5

 

Destaca el intenso crecimiento de la inversión en intermediación financiera, con una ratio de 164,4 pese a que solo representa un 0,16% del total. A más distancia, explotación de minas y canteras con un coeficiente de 21,3 ha sido otra actividad de atracción inversora gracias a los mayores precios del níquel. Algo más abajo, con una ratio de 16, Transporte, almacenamiento y comunicaciones, en este caso, más relacionadas las inversiones con las dos últimas ramas, si se tiene en cuenta el deficiente ejercicio en materia de transporte de viajeros y mercancías. En la pesca, con una ratio de 12,1, se ha notado igualmente un aumento del esfuerzo inversor. Y por supuesto, salud pública 12, educación 11,8, cultura y deportes 10,8 han vuelto a atraer inversiones, en este caso, del presupuesto del estado, reforzando su contribución al crecimiento económico.

En el extremo opuesto, es decir, en las actividades que pierden peso en la ejecución de inversiones por el régimen, se sitúa en el último lugar, la industria azucarera, con una ratio de 1,3 que confirma el abandono total de esta actividad, otrora fundamental para la economía cubana. Le sigue Agricultura y ganadería, con una ratio de 3,1, la mitad del promedio, que indica la escasa atención a un sector que no es capaz de producir alimentos para toda la población. La falta de inversiones puede ayudar a explicar esta circunstancia. Y con una ratio similar, la construcción, 3,7, se desploma a los últimos puestos, mostrando con ello, la debilidad del patrimonio de viviendas del país, y la ausencia de una política clara por parte del régimen para estimular esta actividad.

En particular, en la actividad de servicios empresariales, inmobiliarias y alquiler, donde se encuentra la inversión en hoteles ha frenado su ímpetu inversor de años precedentes, con una ratio de 5, ligeramente inferior a la media, pero en 2021 ha vuelto a suponer con el 34%, el destino principal de las inversiones del régimen comunista. En términos absolutos, la inversión en construcción hotelera en Cuba dedica 12 veces más dinero (20.735 millones de pesos) que a Salud o Educación (que juntas suman 1.691,5 millones de pesos).


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