Bodega y libreta de racionamiento virtuales: una burla cruel a los cubanos

 Elías Amor Bravo economista

Los lectores de este blog saben que, de vez en cuando, nos hacemos eco de informaciones procedentes de la Isla que carecen de cualquier significado económico, desde una perspectiva de racionalidad y eficiencia. Esta vez, hemos alcanzado un récord, difícil de superar. Al parecer, la prensa estatal se ha hecho eco de que una de las aspiraciones del ministerio de comercio interior (Mincin), es el impulso al desarrollo de la bodega digital y la libreta de abastecimiento virtual. Y esta iniciativa, dicen, se enmarca en un proceso de perfeccionamiento del sector.

¿Perfeccionamiento? En realidad, lo perfecto sería dar carpetazo a la miseria del racionamiento y la imagen nefasta que tiene el sector comercial en Cuba, en vez de perder el tiempo con una transformación digital de dudosos efectos. La perfección del comercio en Cuba sería llenar los establecimientos de comida y de mercancías a bajo precio, que permitan ejercer el derecho de libre elección a todos los cubanos, algo que les ha sido conculcado por el régimen comunista durante 62 años. Hablar en Cuba actualmente de comercio electrónico es una burla cruel a los ciudadanos, porque todo el mundo sabe que, para que esto funcione, hace falta otro modelo.  

Según han declarado dirigentes del ministerio este proyecto de las “bodegas virtuales” se encuentra relacionado con otro basado en la informatización del registro de consumidores (las llamadas Oficodas), utilizando el sistema Oregi como base. La informatización de los registros es un paso decidido de las Oficodas para aumentar el control que se ejerce sobre la población y que, ciertamente, se había relajado en los últimos años, con no pocas quejas de distintos sectores. Ahora, gracias a los medios digitales, el control será absoluto. Algo que agrada a los dirigentes comunistas.

Básicamente nadie debe pensar que la “bodega virtual” ha sido pensada para mejorar el suministro de bienes a la población o satisfacer de forma eficiente las necesidades sociales. Nada de eso. La “bodega”, y así lo reconocen las autoridades, tiene el objetivo de establecer un control en la adquisición de los productos de la canasta familiar normada y los artículos normados controlados. 

Vigilancia y control. El eterno binomio de poder castrista que los cubanos no se han podido quitar de sus vidas. Seguirán la miseria y el racionamiento, pero a través de las redes. Las autoridades quieren que los cubanos hagan las compras virtuales de “los mandados” desde casa o el trabajo, y se actualiza al bodeguero, en el sistema, por medio de dispositivos móviles, lo que le facilita el control de quién compra, quién paga y la cantidad de productos que adquiere. Y con ello se cierra el círculo. La pregunta que se harán todos los cubanos es la misma, ¿Pero este nuevo sistema va a resolver el problema de la comida? Y mucho me temo que la respuesta es conocida. En absoluto. Tan solo lo traslada del ámbito real al virtual, y esto choca con la disponibilidad de medios informáticos para acceder al mundo digital.

Lo curioso es que la bodega virtual se ha diseñado para consolidar un esquema de miseria y escasez que ha existido 62 años y va a seguir. Por ejemplo, la aplicación incorpora un sistema de notificaciones de los productos que llegan a la bodega y la fecha de vencimiento de estos y de las dietas médicas, además de un acceso estadístico como forma de control para los establecimientos. 

Se dice que, otras mejoras, serán que el consumidor podrá elegir opciones adicionales el pre empaque de los productos y el servicio de mensajería. Absurdo. Lo razonable es que estos productos estuvieran siempre disponibles y en cantidades razonables o que el empaque se gestionase en origen por los intermediarios. Conclusión, la bodega virtual mantiene el control a la población por medio de la comida y no supondrá mejora alguna de la situación actual.

Lo peor de todo es que las autoridades dicen que el sistema se va a ir aplicando poco a poco, y el despliegue no se producirá en el total de las bodegas. Una gradualidad en la aplicación que hace pensar que, en cualquier momento, se puede dejar sin efecto, como otro más de los experimentos que se ensayan en la economía cubana sin éxito. Eso sí, consumiendo recursos financieros, gasto público, que tan necesarios resultan en momentos como el actual que la caja de ingresos está vacía.

Para colmo, la bodega virtual estará asociada a la libreta de abastecimiento digital. Otra innovación que provoca pavor a los ciudadanos, porque las autoridades están pensando que aquellos que se acojan a la modalidad digital no podrán contar con una libreta física, de modo que cuando se marque el producto solicitado, se rebaja del inventario de forma automática, porque llega al control de inventario existente en el almacén. Demasiada tecnología para empezar desde cero. Tal vez sería mejor ensayar esos ajustes antes en el ámbito físico y ver si funcionan. Hay serias dudas de que sea así.

Se habla de realizar un trabajo previo con un grupo de consumidores y de dependientes de las bodegas, antes de implementar el proyecto. Y la idea parece razonable, pero mucho nos tememos que la decisión está tomada por los dirigentes comunistas, y que la bodega y libreta virtuales van adelante sin que nada ni nadie pueda evitar el desastre que van a provocar.   

Al parecer, las autoridades se juegan mucho con este ensayo, y ya se han realizado pruebas en Isla de la Juventud, donde el 100% de los establecimientos comerciales tienen implantado el servicio de pagos mediante las pasarelas por códigos qr estáticos por las plataformas (EnZona y Transfermóvil). Además, teniendo en cuenta que el 95% de los jubilados y pensionados cuentan con tarjetas magnéticas y no muchos con dispositivos móviles, la entidad se propuso implementar en las 63 bodegas del territorio el pago mediante los Terminales de Punto de Venta (POS). En estas condiciones, se ha iniciado el despliegue de la bodega digital y la libreta de abastecimiento virtual en el territorio.

Los datos son controvertidos. Porque con un despliegue como el citado, la bodega El Cauto, con un total de 498 núcleos y 1 311 consumidores, ha tenido un desarrollo del sistema de reserva online en la compra de la canasta familiar normada y otros servicios de venta a la población, tanto de los productos controlados, como de los liberados, con la opción de mensajería y el preempaque, pero no se ofrecieron datos del porcentaje cubierto o de la satisfacción de los consumidores.

El sistema no tiene plazo de término y las autoridades están investigando ahora los parámetros de seguridad y el enlace con otras operaciones del Mincin para poder tener un mejor control de los núcleos y de los consumidores que tienen dietas médicas, entre otros requisitos.

El sistema ha avanzado hasta la creación de las áreas, tipo de producto, la cantidad para adquirir y el valor de la venta, para al final poder solicitar el acceso a la API (interfaz de programación de aplicaciones) de EnZona y Transfermóvil para que el consumidor, mediante el código QR generado por estas plataformas, pueda efectuar su pago. La bodega virtual pinera llevará incluida una libreta de abastecimiento digital, que tiene digitalizada la cantidad de consumidores y el número de núcleos que corresponde. ¿Mejora ello el consumo de bienes y sobre todo de alimentos y comida? En absoluto. Las cantidades serán las mismas y las opciones basadas en la libre elección, nulas.

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