La desviación del foco principal por el régimen: lo que saben hacer

Elías Amor Bravo economista 

Vaya por delante que lamentamos profundamente la muerte de compatriotas por las inundaciones en el oriente del país y desde aquí elevamos nuestras oraciones por ellos.

Pero dicho lo anterior, que es fundamental, algo que no se puede negar al régimen castrista es su capacidad para desviar la atención de los asuntos realmente importantes y que más daño pueden causar a un sistema político y económico que dura 64 años, y se resiste a cambiar.

Ha vuelto a ocurrir. Tan pronto como se han dado a conocer las primeras cifras oficiales de fallecidos por las inundaciones en la zona oriental del país, el régimen ha anunciado por sorpresa, la IV conferencia La Nación y la Emigración en Cuba.

Este tipo de cosas son frecuentes en el castrismo, pero lo de ahora, clama al cielo. La cifra de muertos por lluvias, reconocida por el régimen, asciende peligrosamente a seis personas, y dadas las afectaciones que se están produciendo por este episodio climático, puede continuar aumentando el balance fatal. Hasta la fecha, y a pesar de las actuaciones que se siguen, varias comunidades siguen incomunicadas, miles de viviendas dañadas, de evacuados, miles de hectáreas de cultivos quedaron devastadas en ciudades densamente pobladas, como Camagüey.

Las lluvias, que comenzaron el jueves, provocaron inicialmente dos muertos y luego amainaron gradualmente a principios de la semana. Y justo cuando el agua empezaba a retroceder en varias provincias y miles de evacuados comenzaron a regresar a sus hogares, volvieron de nuevo las precipitaciones con el fatal desenlace de cuatro muertos más.

En un intento de salvar responsabilidades, Díaz Canel afirmó que “este ha sido un evento no típico", llegando a culpar al cambio climático de las consecuencias mortales de las inundaciones.  Después, dijo que "la inundación alcanzó niveles que no se habían visto en los últimos 30 años", e incluso en muchos lugares "sus habitantes cuentan que es la primera vez que el agua llega a esas alturas, y sobre todo luego de una sequía extrema".

Las infraestructuras se han visto seriamente dañadas por los deslizamientos de tierra y las crecidas de ríos mientras que las avenidas de agua arrasaron viales, puentes y represas. Lo peor es que el daño inicial en las infraestructuras traerá después efectos económicos muy graves, con las pérdidas de cosechas o la destrucción de empresas. En tales condiciones, el régimen ha abierto cuentas para recibir ayuda internacional, ante un suceso que rebosa las capacidades para dar respuesta. Los que tienen memoria se dan cuenta de que no han servido de nada experiencias anteriores que deberían haber conducido a obras de infraestructura que permitieran afrontar inundaciones de este tipo.

Y cuando hay mayor preocupación en Cuba por el balance de muertes de las lluvias, aquí viene lo siguiente. Con las cosas cada vez peor, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, anunciaba la convocatoria de la IV conferencia La Nación y la Emigración, que tendrá lugar el 18 y 19 de noviembre próximos en La Habana.

¿De veras que es un momento adecuado para este tipo de anuncios? Rodríguez cree que sí, y por ello dijo en redes sociales, que la conferencia es expresión de la voluntad inequívoca del gobierno de continuar profundizando los vínculos y el diálogo con los ciudadanos cubanos en el exterior, “en defensa de nuestra soberanía y por el desarrollo nacional”.

Un asunto especialmente sensible, dado que Cuba es el país del mundo que tiene un mayor porcentaje de sus nacionales residiendo en el exterior, se estima que el 20% del total, es lanzado por el régimen en un momento especialmente complejo por los fallecidos de las inundaciones.

¿Tapar el sol con un dedo? No llegan a tanto, pero es evidente que anunciar la conferencia de la inmigración en estos momentos, cuando faltan seis meses para la celebración de esta, tiene mucho de intentar desviar el foco de lo que realmente está ocurriendo en la Isla, que no es otra cosa que cubanos mueren por consecuencia de las lluvias.

Y luego, no conforme con buscar el efecto distracción, Rodríguez juega a meter el dedo en la herida para hacer más daño y dice que “hay apoyo desinteresado y permanente de la emigración, que en los peores momentos de la pandemia enviaron insumos médicos, a pesar del bloqueo estadounidense”. Ni él se lo cree.

A continuación, se dedicó a poner en valor el diálogo de 1978, impulsado por Fidel Castro, que calificó como “el inicio de un proceso continuo e irreversible de acercamiento entre Cuba y sus ciudadanos, que ha sido fortalecido con la celebración de tres conferencias de La Nación y la Emigración”, pero que en realidad tuvo muy poco de diálogo, y desde luego, se aplicó una escenografía completamente alejada de cualquier diálogo, en la que solo hay una realidad objetiva: el régimen cubano desprecia a la mayor parte de sus residentes en el exterior y ni siquiera les reconoce derechos democráticos o políticos.

Después, dijo que el encuentro tendrá un sentido especial para los jóvenes, como una oportunidad de acercarse a sus raíces. Y añadió que a pesar de la hostilidad del gobierno de Estados Unidos hacia la isla y del recrudecimiento del bloqueo, continuará el acercamiento natural e inevitable de Cuba con sus nacionales en el exterior por voluntad de nuestro pueblo y en ejercicio de su libre autodeterminación.

Mientras tanto, las lluvias continúan en el este de la Isla con su rastro de destrucción y muerte. Seguimos a la espera de una información oficial contrastada.

 

 

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