La aventura de abrir una cuenta en MLC en Cuba


Elías Amor Bravo, economista
Imagine que usted va a su banco para abrir una cuenta. Una de las operaciones más sencillas en cualquier país del mundo. Realmente podría ahorrarse el viaje, si así lo desea, porque la banca online ofrece facilidades para ello. En Cuba, es algo más complicado, aunque también existe esta opción.
En la isla, lo normal es tener que visitar el banco, y además, darse prisa porque solo hay tres entidades para que usted pueda abrir la cuenta y lo más probable es que haya cola y largas esperas. En concreto, solo se podrá formalizar la apertura de la cuenta en el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC), al Banco Metropolitano (BM) y el Banco Popular de Ahorro (BPA), todas ellos estatales.
Usted se dirige al empleado, tras haber pasado algunas horas de espera, y le dice que quiere abrir una cuenta en moneda libremente convertible, MLC para poder comprar bienes y servicios en las tiendas en esa moneda, que están mejor surtidas que las estatales de siempre. Su objetivo es conseguir la tarjeta de débito asociada a la cuenta en MLC, con la que se va a poder comprar de todo.
Lo primero que le aclara el empleado es que las MLC que se aceptan son dólares de EEUU y euros. Que se olvide de las de cualquier otro país, socio comercial de Cuba, como Venezuela, China e incluso Rusia. Se aceptan también, con cierta desgana, dólares canadienses, libras esterlinas y francos suizos. Y también otras monedas, como el peso mexicano, el yen japonés, la corona danesa, la corona noruega y la corona sueca, pero le dicen que la cuenta estará denominada en dólares estadounidenses, de acuerdo con el tipo de cambio oficial.
Usted ha venido bien acreditado, trae consigo el carnet de identidad (por ejemplo, con el de conducir no valdría, pero eso está bien, así se evitan irregularidades) y se sorprende que el empleado le informe que la cuenta se puede abrir sin dinero. Es más, que no se preocupe porque la cuenta se abre con saldo cero. Usted no entiende nada, y el fajo de billetes que lleva en el bolsillo le molesta, pero el empleado es contundente cuando le dice que la cuenta se tiene que alimentar con las transferencias realizadas desde el exterior, ya sea en la modalidad bancaria o por vía de Fincimex con las remesas.
Con cierta resignación usted firma la primera colección de papeles y se ponen los sellos y demás elementos administrativos. En la conversación con el empleado, sugiere que utilice la tarjeta AIS USD, que Fincimex ofrece a la población, e incluso fomenta su solicitud desde el extranjero; o sea, existe la posibilidad de que el remitente del exterior pueda solicitarla en el país en que se encuentre. El empleado no puede evitar hacer un comentario por el que habría sido detenido, y aclara que no estamos bien de plástico, así que si se consigue la tarjeta fuera, mejor, podrá usted realizar compras en las tiendas antes.
Mientras el empleado introduce los datos en un ordenador que se cae varias veces (la red es lenta y el empleado se queja), comenta que BANDEC, ofrece a cualquier persona la posibilidad a través de la aplicación Transfermóvil de solicitar una tarjeta en MLC sin tener que presentarse en la sucursal bancaria (la opción online). Usted piensa que es una lástima no haberlo sabido antes. Se habría ahorrado mucho tiempo perdido, pero en Cuba ya se sabe. Y además, usted quiere irse con la tarjeta en la mano para enseñarla a sus amistades y familia.
Pero entonces, llega el momento crítico. Cuando parece que todo está listo, y que la tarjeta ya está al alcance de la mano para ir a comprar, llega lo mejor. El empleado le informa que la tarjeta no estará hasta dentro de 7 a 10 días de espera, e incluso puede que más y le pide el número de teléfono para avisarle cuando llegue la tarjeta. Resignación. No es posible salir de la oficina con la tarjeta. 
Entonces usted recuerda una operación similar realizada por un familiar suyo en un banco de Hialeah unos meses antes, y cómo salía triunfal con la tarjeta, con el seguro, con una póliza de crédito y varios regalos del banco. Una operatoria distinta. Una vez más, el empleado comenta en voz baja, para evitar ser escuchado, que existen deficiencias en las entregas, en las que seguimos trabajando,
El caso es que el lunes que viene usted no tendrá aún la tarjeta, y cuando consulta a compañeros de trabajo se da cuenta que algunos llevan dos semanas esperando, sin noticias. Han abierto las tiendas, pero la gente no puede comprar con las tarjetas expedidas por los bancos. Las colas de compradores que muestran en la televisión cubana, se deben a que muchos tienen otras tarjetas que se pueden usar igualmente.
En efecto, además de las tarjetas emitidas por el BANDEC, el BM y el BPA, están las tarjetas AIS USD de Fincimex, que pueden funcionar en esos comercios y también en el resto de los canales electrónicos de pago del sistema bancario cubano. Usted pensó dónde debió guardar la visa que se trajo en uno de los viajes a Miami, pero no la encontró por ningún sitio.
El empleado le hizo firmar en varias hojas, mientras le daba las últimas indicaciones. Con esta cuenta y tarjeta puede ir a otro comercio, no solo al de dólares EEUU, y usarla igualmente; también puede acudir al cajero automático y extraer dinero, pero atento, no saldrán dólares o euros, sino CUC (pesos cubanos convertibles) al tipo de cambio que tenga el banco en ese momento con respecto al dólar norteamericano.
Entonces, usted se atreva a formular una pregunta, la única, ¿es cierto que se ha eliminado el gravamen al dólar? El empleado sonríe y le informa que se eliminó el lunes 20 de julio, conforme a las medidas aprobadas recientemente por el Gobierno cubano. Antes, en el caso de que alguien acudiera a las oficinas bancarias con dólares norteamericanos en efectivo se aplicaba un 10% de descuento a esa moneda, por ejemplo, si llevaba 100 dólares se le depositaban 90 en su cuenta. Eso ya no ocurre. Y volvió a insistir, una vez más, que la cuenta ya estaba abierta y no era necesario ingresar efectivo en ese momento.
Sin embargo, volvió a recordar las tres formas para poder tener fondos en las tarjetas de MLC. La primera y la que recomendamos es mediante transferencia desde el exterior y también por la vía de remesas que tiene establecido Fincimex.
La segunda puede ser mediante una transferencia que reciba de otra cuenta en USD, entre personas naturales.
La tercera es el efectivo y puede ser tanto en dólar norteamericano como en otras monedas.
En este punto, usted volvió de nuevo a pensar por qué le habían rechazado el depósito en dinero líquido y no entendió nada.


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