Las reuniones "científicas" no dan de comer a los cubanos
Elías Amor Bravo, economista
Granma se hace eco en una breve nota,
de una reunión celebrada por Díaz Canel con científicos y expertos de
prestigiosas instituciones cubanas, vinculados a temas de soberanía
alimentaria y nutricional. En la misma, se trató del análisis del problema que
afecta a la economía cubana desde siempre, agudizado como consecuencia de la COVID19,
y todo ello, dice Granma, “desde
un punto de vista integral, donde se reconozcan todos los eslabones en materia
de alimentación”. Pura propaganda.
En esta ocasión, los expertos del Instituto
de Suelos abordaron el análisis de las necesidades de la agricultura cubana, desde
la perspectiva de los fertilizantes y plaguicidas. Nada nuevo. Productos intermedios que se tienen que
importar porque no se producen en la Isla, y que, en ausencia de divisas, no
pueden importar, limitando el objetivo de producir más. Lo mismo de siempre. Un
problema provocado por un deficiente desarrollo de una economía subsidiada durante
demasiados años y dirigida por el estado, con criterios que no son los más
adecuados. Mientras que se abordan estas cuestiones, se pierde un tiempo valioso
para reaccionar.
Pero no. No parece que este sea el objetivo
de este tipo de reuniones con la ciencia, sino que existe una cierta disposición en la propaganda oficial en seguir un guion ya
escrito en el artículo “científico” que Díaz Canel publicó algún tiempo atrás.
El asunto da para mucho, sin duda.
Y desde esta perspectiva “científica” que
quiere utilizar Díaz Canel para analizar los problemas que afectan a su
gobierno, se dijo en la reunión que la tradicional improductividad de la agricultura
cubana para generar alimentos para toda la población, se tiene que “abarcar teniendo
en cuenta otros procesos que también intervienen, como la introducción de
resultados científicos, los problemas en la comercialización y la distribución,
el consumo asequible, la nutrición, los buenos hábitos y, en fin de cuentas, la
implicación de la alimentación y la nutrición en la salud de nuestro pueblo».
Lo pueden creer. Dicho y hecho, ni una sola referencia
a la cuestión crucial que atenaza al campo cubano y lo impide ser próspero: el
marco jurídico de derechos de propiedad, el régimen de tenencia de la tierra,
en definitiva, que los campesinos cubanos sean realmente los dueños del factor
de producción y que puedan decidir libremente lo que quieren hacer, sin injerencias
del estado comunista.
Esta cuestión, esencial para que se
produzcan alimentos suficientes, ni se planteó en la reunión de trabajo “científica”
de Díaz Canel, y mucho me temo que esté fuera de cualquier consideración bajo la doctrina oficial comunista. De
hecho, en la primera reunión "científica", se trataron a saber, cuestiones similares como “el diseño de las políticas y las normas jurídicas para la
extensión agraria y también para los bioproductos”, pero nadie planteó la
necesidad de devolver la propiedad de la tierra a quienes la producen y
trabajan. Por extraño que parezca, no hay un solo jurista en Cuba que defienda
públicamente esta necesidad, que conforme se retrasa en el tiempo, va haciendo
cada vez más difícil evitar el colapso inminente.
En el mismo ejemplar de Granma se dio cuenta
de una visita a las provincias de Artemisa y Mayabeque de Machado Ventura, en la que las
lluvias recientes han incidido de forma negativa en el suministro de productos
alimenticios a la capital. Los problemas de la agricultura cubana vienen de
antaño, y ya no responden a las proclamas y mensajes de dirigentes como Valdés
Mesa, Marrero, Machado o el mismo Díaz Canel. Todos estos mensajes caen en saco
roto y pierden su vigencia porque en el campo se acumulan numerosos problemas
que tienen que ver, esencialmente, con el marco jurídico de derechos de propiedad.
Las reformas raulistas, basadas en la
entrega de tierras en arrendamiento, no han servido para aumentar la
producción, porque el agricultor aspira, de forma legítima, a ser el dueño de
su tierra, y no un mero arrendatario del estado. Hay que revisar el modelo, y dejarse
de hablar de majaderías, como los bioproductos, las producciones locales en
macetas, el cultivo de piña por los CDR y demás boberías que hemos escuchado de
dirigentes del régimen comunista.
La cuestión es que en 2020 no hay carne de
cerdo, ni arroz, los frutales escasean y las viandas más aún, mientras que la
seguridad del estado reprime y denuncia a los carretilleros por realizar su
trabajo dando servicio a la población, y los mercados se vacían porque nadie
traslada los productos del campo a la ciudad. Que me diga Díaz Canel que tiene
que ver toda esta problemática real con la investigación científica, sin duda
de calidad, que se hace en el país. Nada.
Si de verdad quiere el dirigente cubano acometer
realmente la producción de alimentos con quien se tiene que reunir es con los
productores agrarios independientes, que ya han creado asociaciones para
defender sus intereses al margen de la oficialidad comunista. Que escuche lo
que le van a decir, y que acepte de buen grado los consejos, y si lo cree
conveniente, que disponga la adopción de algunas de las propuestas, que las
cosas irán mucho mejor.
Ese, y no otro, es el diálogo que urge en Cuba,
y cuanto antes, para evitar la crisis alimentaria que anuncia el Programa
Mundial de Alimentos de Naciones Unidas. Reuniéndose con los productores
independientes obtendrá información de primera mano de qué está pasando en el
campo cubano, y no los consejos distorsionados que le llegan de Machado Ventura
o Valdés Mesa.
El guajiro cubano sabe qué se tiene que hacer para producir más y es consciente de que, si no le salen las cuentas, es por culpa del gobierno, que lo somete a obediencia ideológica, fiscalidad agresiva y control comunista local, para evitar que prospere. Que la crisis alimentaria no se debe solo a un problema de importación de fertilizantes y plaguicidas para los suelos, sino que hay mucho más, y que aun cuando los aportes científicos pueden ayudar, hay muchas otras cosas que resolver para producir alimentos para todos.
Comentarios
Publicar un comentario