¿Tienen alguna justificación las tiendas en MLC?

Elías Amor Bravo economista

Hay veces que mejor es callar. El ministro de economía cubano, Gil. ha dicho en Cubadebate que “sin las tiendas en MLC la situación económica de Cuba sería más compleja aún”. Pero él sabe que eso no es verdad y que, en algún momento, se podrá comprobar que no es así, y que si no existieran esas tiendas los cubanos podrían tener un mejor acceso a todo tipo de bienes y servicios.

Lo cierto es que el ministro de economía cubano desde hace tiempo viene diciendo lo mismo para justificar la decisión que le llevó a autorizar estas tiendas en MLC, una excepcionalidad más del modelo económico y social comunista que rige el país, de difícil encuadre en las consignas y ordenanzas del partido comunista, y que han contribuido a crear un amplio malestar en numerosos sectores sociales, sobre todo, aquellos que no tienen dólares y los tienen que comprar.

En cualquier caso, el ministro debería decir la verdad y explicar por qué ha recurrido a estas tiendas que fragmentan el mercado de consumo, y se ha olvidado de un principio básico de su gestión, que debería ser asegurar las ventas en pesos cubanos de todo tipo de bienes y servicios a la población, evitando el permanente desabastecimiento de la red comercial.

Para los que buscan respuestas sin que se haga caso, el régimen dedica todo tipo de halagos, como “enemigos de la revolución”, “gente que tergiversa la realidad”, y un sinfín de majaderías, pero la realidad es que nunca se ha explicado de forma convincente, por qué un gobierno se lanza a abrir tiendas que comercializan todo tipo de productos en moneda extranjera o su cambio virtual la MLC, que nada tiene que ver con el viejo CUC, aunque muchos quieran establecer un paralelismo.

La única razón esgrimida por el ministro, cada vez que se suelta a hablar de este tema, es que las tiendas en MLC surgieron en 2019 (van para tres años cuando se dijo que iban a ser temporales) “al recrudecerse el bloqueo estadounidense contra la mayor de las Antillas”. En concreto, con estas tiendas se pretendía según declara el ministro, evitar la salida del país de las divisas por personas naturales, entonces abastecedoras del mercado interno, captarla y utilizarla en función del desarrollo de la industria nacional y para mantener un nivel estable de ofertas en pesos; pero nadie calculó que una epidemia complejizaría aún más la situación”.

Pero si realmente esta fuera la razón, entonces no se podría comprender cómo, más tarde, se autorizó la entrada libre de los viajeros por los aeropuertos cargados de maletas con mercancías, como alimentos, productos de limpieza, medicamentos, o pequeños electrodomésticos, una autorización que ha vuelto a ser prorrogada en seis meses más. Una cosa no concuerda con la otra, y aparecen contradicciones en la argumentación del ministro.

¿Son estas tiendas en MLC un negocio del estado comunista (los márgenes comerciales son del 200% y 300% en algunos productos, para llenar sus arcas de divisas? ¿Son una acción benéfica para poder financiar la adquisición de bienes en el exterior que se pagan en divisas? ¿Recoger la mayor cantidad posible de las divisas que entran en el país por cualquier mecanismo? Lo único cierto es que, en octubre de 2021, el ministro explicó en la Asamblea Nacional que de las ventas en MLC se habían utilizado más de 300 millones de dólares para aprovisionar de mercancías la red del comercio en moneda nacional. Es decir, vendiendo productos en MLC el estado comunista recaudaba fondos para comprar en el extranjero bienes que después se vendían a la población en las tiendas que lo hacen en pesos. No debió funcionar, si se tiene en cuenta que estas tiendas siguen vacías.

Que un país tenga que recurrir a este tipo de mecanismos para comprar mercancías en el exterior dice muy poco de su potencial económico y pone de manifiesto que el hundimiento del turismo, desde el segundo semestre de 2019, ha hecho mucho daño al régimen. El control de cambios que existe en la economía cubana, intervenido por el estado a través del Banco Central, paraliza la actividad del país. Luego siempre viene el bloqueo como justificación, ya que como dijo el ministro, los dólares recaudados durante los primeros meses de iniciada la venta en tiendas MLC no se pudieron utilizar, “debido al bloqueo que acaba de cumplir 60 años de formalizado se tuvo que detener la receptación de la moneda estadounidense en los bancos cubanos, a partir del 20 de julio de 2021”.La "famosa" decisión de prohibir los depósitos en efectivo de dólares en los bancos, una medida que aprovechaban los receptores particulares de remesas para rellenar las tarjetas electrónicas con las que después compraban en las tiendas en MLC. Todo un berrinche comunista, como consecuencia de la negativa de Estados Unidos a hacer negocios con empresas del conglomerado militar y de la seguridad del estado.

El ministro también hizo referencia a los más de 6.000 contenedores destinados a Cuba, con productos para abastecer las tiendas en pesos cubanos y en monedas libremente convertibles, y que por la crisis mundial “están paralizados en puertos internacionales porque hay problemas con las navieras, con los contenedores y han crecido los costos de los fletes”. Si no se paga, no hay servicio. Hay que acostumbrarse a pagar sobre todo al contado, cuando no se puede acceder al crédito por una mala historia como deudor. Por enésima vez, el ministro confirmó el carácter transitorio de las tiendas en MLC, y dijo que el objetivo se está cumpliendo en tanto su periodo de tiempo dependerá de la recuperación de la economía y de que podamos dotar al peso cubano de una capacidad real de compra. Y aquí es donde se le escapó lo que quizás es más importante.

¿Dotar al peso cubano de capacidad real de compra? Conviene recordar al ministro que tuvieron diez años para pensar la Tarea Ordenamiento, cuya medida estrella arrancó con la absurda devaluación de un 2.300% del peso cubano con respecto al dólar (la mayor de la historia) dejando a la moneda nacional al pie de los caballos, con un tipo de cambio fijo que nunca pudo ser respaldado por el banco central, ya que carecía de divisas.

Errores de malos estudiantes de economía, que no entendieron la relación que existe entre el valor de una moneda, en este caso, el peso cubano, y los fundamentales de la economía que representa. El peso nació quebrado, sin valor, y el mercado informal se ha encargado de mostrar al ministro lo que vale y cuál es su capacidad real de compra, después de que la economía cubana haya sufrido en 2021 un 77,3% de tasa de variación interanual de inflación, una de las más elevadas del mundo.

Por eso ahora, el ministro se enfrenta a un escenario de ajustes y de consolidación del gasto al que debería tener miedo, porque suele acabar en forma de estallido social, como el que ocurrió el pasado mes de julio. Decisiones como las adoptadas por la Tarea Ordenamiento hacen perder la poca confianza y credibilidad que se tiene en el régimen comunista cubano, y por ello, el dólar seguirá subiendo y arrastrando al peso como ocurrió en el período especial. Y lo más probable es que el ministro siga culpando de todo al bloqueo. Tiene para largo.

Pero bajando a la realidad, el problema con las tiendas en MLC es que son profundamente injustas y no tienen fácil cabida en el paradigma populista del régimen comunista cubano. ¿Cómo se puede aceptar que los que viven de los dólares que envían los gusanos del exilio vivan mucho mejor que aquellos revolucionarios que cobran míseros salarios y pensiones en pesos? ¿Cómo se puede permitir que el campesino que vende la yuca en pesos cubanos tenga que cambiar a dólares para comprar aperos o insumos en dólares en tiendas en su propio país? ¿A dónde se pretende llegar con la estulticia?

El ministro se justifica con torpeza diciendo que “si mañana ponemos en venta estos bienes en moneda nacional van a durar 15 días y después no habrá ni en divisa ni en peso”. Bien, y ¿por qué no explica las razones que llevan a que ocurra ese escenario, que no existe en otros países del mundo, y no el alternativo que puede conducir a que las empresas cuando se enfrenten a una demanda creciente simplemente hagan lo que tienen que hacer, que es producir más? ¿Se ha detenido a pensar el ministro por qué ese vínculo entre demanda y oferta es inexistente en Cuba? ¿Es por eso que no hay refrescos de lata de fabricación nacional o frazadas de piso?

Lo lamentable y vergonzoso es que se diga que las tiendas en MLC son “una medida de justicia social porque nos permite la redistribución de la divisa en función del aprovisionamiento de la red comercial en peso”. Falso. ¿Por qué se tiene que redistribuir la divisa? ¿En manos de quién está y por qué las empresas distribuidoras no pueden gestionar los cambios en función de sus operaciones? ¿Por qué este control asfixiante de la economía que no deja funcionar? Un sistema de cambios que no dependa de decisiones políticas e interesadas del régimen funcionaría mucho mejor, porque lo haría al servicio de las necesidades de los agentes económicos. Mucho se ha hablado de eliminar trabas, ya sabe el ministro por dónde pueden empezar.

Y ahora, para mayor gravedad, la inflación golpea con dureza a todo el mundo, y solo se puede resolver, y en ello el ministro tiene razón, si se logra el incremento de ofertas por el estado, o por quién sea en moneda nacional. Cierto es que esto no se consigue de un día para otro, pero desde 2019 que llevan funcionando las tiendas en MLC ha habido tiempo de sobra para superar los problemas de escasez agrícola e industrial, y de todo tipo de servicios. Realmente el ministro sabe que hay algo en la economía cubana que le impide lograr estos objetivos y que no se encuentra en el exterior, sino en el interior, y que lo llamamos “bloqueo interno”. Mucho más grave que el otro, y que se basa en que el régimen no quiere perder el control de la economía a expensas de que lo hagan los actores económicos. Ideas recalcitrantes de comunistas trasnochados que han hundido al pueblo cubano en 60 años de miseria y pobreza.

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