Un "observatorio" alimentario, ¿para qué?
Elías Amor Bravo economista
La tesis doctoral de Díaz Canel sigue siendo una referencia para sus seguidores. Lo último, acaban de presentar un “observatorio tecnológico de soberanía alimentaria y educación nutricional” en sede de la Universidad de Pinar del Río, donde tendrá su sede. En un momento tan difícil para la economía cubana, como reconoció el ministro Gil en Mesa redonda hace unos días, que los dirigentes comunistas se pongan a “observar” la deficiente alimentación del pueblo cubano no deja de ser una burla sardónica a la población.
No conviene olvidar que desde hace dos años, Cuba fue situada como uno de los países más críticos en materia de seguridad alimentaria por el correspondiente programa de Naciones Unidas, e incluso se supo que los indicadores de la Isla se situaban al mismo nivel que el vecino Haití. Y lo cierto es que ni Naciones Unidas ni nadie tiene que decir gran cosa de los problemas de alimentación en Cuba. Ni siquiera Frei Betto, que culpa a los cubanos de comer mucho.
Haciendo un poco de historia, la revolución comunista fracasó desde un primer momento al destruir el sistema comercial que existía en la república, y que era moderno, eficiente y de propiedad privada. Nada faltaba en los anaqueles de las bodegas, y prácticamente cualquier producto, avanzado o no, se podía comprar en aquella nación próspera en la que no hacían falta estos "observatorios tecnológicos" para que los cubanos pudieran satisfacer sus necesidades sin necesidad de libreta de racionamiento, ni de colas, ni de precios descontrolados, o permanente escasez.
La revolución también destruyó el sistema de producción agraria de la república, y al expropiar sus tierras a miles de campesinos que producían sus cosechas para destinarlas a los mercados de consumo, acabó por generar un nivel de producción que nunca llegó a satisfacer las necesidades de alimentación de la población. Cuando había divisas, se importaba del exterior bienes agropecuarios por el mismo valor que la producción nacional. En Cuba, los latifundios estatales se llenaban de maleza, y la improductividad de la agricultura se convertía en una pesada losa para la población.
Y así, hemos llegado a nuestros días, donde para resolver los problemas de falta de comida, que afectan a la mayoría de la población y no solo a los sectores más vulnerables de la población, los comunistas nos regalan este sorprendente "observatorio tecnológico de la soberanía alimentaria y educación nutricional" que, por muy largo que sea su nombre, habrá que preguntarse qué sentido tiene, si va a resolver el problema de la comida, o si es tan solo un entretenimiento más del sector no presupuestado para pagar salarios y poco más.
La improductividad del sistema económico comunista cubano tiene mucho que ver con el modelo que rige la economía. Que este observatorio tenga su origen en un “intercambio” de Díaz Canel con científicos, nos anticipa cuál va a ser su recorrido, y por qué ha surgido. Si en cambio los productores agropecuarios de Pinar del Rio, agrupados en un consorcio, hubieran creado este organismo, tal vez estaríamos hablando de otra cosa, pero no parece que ese sea su papel.
Por el contrario, Granma informa que el “observatorio” se va a dedicar, entre otras cosas, a dar respaldo a las 63 medidas aprobadas por el régimen para dinamizar la producción y comercialización de alimentos, a la que se quiere dar el aplauso de los científicos y expertos asociados a los temas de soberanía alimentaria y educación nutricional, ya que los agricultores siguen sin prestar la menor atención a unas medidas que, según dicen, no sirven para nada.
Pero no, en el “observatorio” dicen que este tema de las 63 medidas, por su alcance y novedad, “así como por la robustez con que se ha concebido, podía ser útil para el resto de los productores del país y por eso pedimos que se trajera a este encuentro”. Y eso, sin escuchar lo que dicen quienes desde el surco no hacen otra cosa que rechazar las medidas y dicen que con ellas no se va a resolver el problema de la alimentación.
Todo ello lleva a una observación parcial e interesada de la realidad que tendrá un recorrido bastante corto. Lo que apunta, por otra parte, a que el uso que realizarán los destinatarios de esta entidad de los servicios prestados va a ser muy limitado, porque más que responder a sus necesidades reales, esta entidad nace para satisfacer a un presidente empeñado en que su tesis doctoral sea de obligado cumplimiento. Tal parece que quiere que sea su aportación a la historia, lo que le identifique al final de su mandado.
Y ¿Qué pretende el “observatorio”. Pues, lo dicho, “empoderar con conocimientos a las personas que toman decisiones, de manera tal que puedan tener en el momento indicado los datos que necesitan: acercar la ciencia hasta la decisión y anticiparnos a ella”. De producir comida, nada. No son los que toman decisiones desde los despachos, los que tienen que producir alimentos para toda la población.
Por muchas “informaciones y noticias; pronósticos agro meteorológicos; mapas de suelos; estudios del clima; datos demográficos, de la maquinaria, del uso de la tierra, y detalles asociados al control pecuario, entre otras prestaciones” que se ofrezcan en la plataforma del observatorio, en este Blog se echa algo a faltar en el “observatorio”, que no es otra cosa que la experiencia de los productores, su saber hacer, el know how que dirían los expertos en gestión. Los "observadores" desprecian la información de la base, la que realmente es la única que puede hacerles llegar la explicación de por qué en Cuba no hay suficientes alimentos para toda la población. Si escucharan más a los productores, tal vez sería mejor.
Por ello, creo que esta herramienta, que Granma considera “de gran utilidad en nuestras manos, para el reto de lograr que verdaderamente sea empleada para la toma de decisiones a todos los niveles” va a pasar desapercibida para los campesinos, lo mismo que las 63 medidas, y que acabará siendo un espacio más de visita oficial en el que los dirigentes no harán otra cosa que aplaudir la brillante idea de Díaz Canel en este lío de la ciencia e innovación a espaldas de la realidad del sector privado, de las empresas que producen y de los actores económicos que son los que sacan las castañas del fuego a las sociedades. El paradigma de Díaz Canel se basa en los despachos, el gasto público y la imagen. Poca conexión con el mundo real.
De hecho, en su discurso en el acto de inauguración de este “observatorio” insistió en que pretende “generalizar en el país la experiencia, que permitirá gestionar e interconectar de forma integral múltiples contenidos de información científica y tecnológica”. Vamos a estar atentos, en cualquier momento puede volver a inaugurarse otro centro. No lo olviden, más gasto, más déficit justo lo que no necesita la economía,
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