¿Cómo evitar pérdidas en las empresas estatales cubanas?
Elías Amor Bravo economista
Se ha celebrado un encuentro de Díaz Canel, Gil y Marrero con representantes del sistema empresarial estatal en el que se ha informado sobre la puesta en marcha un proceso para analizar, una por una, las empresas del sistema estatal socialista que han proyectado pérdidas para este año, y proponer las medidas para revertir la situación en cada uno de los casos, porque no serán las mismas para todas. La cuestión es que si esto nadie duda que no sea necesario, ¿por qué no lo hacían antes?
Al parecer llega la alarma porque, según dijo Gil, “más de 400 empresas están con pérdidas, y algunas han planificado operar así este año”. Y esto, obviamente, "es inadmisible". Históricamente las empresas estatales cubanas operaban con pérdidas y el estado vía subsidios las cubría. Eso era para que los precios no crecieran.
Con la Tarea Ordenamiento, este procedimiento se quiso cambiar. Por eso, quieren estudiar en profundidad cuál es la situación de cada una de estas entidades, de modo que se preparen y cuenten con “lo mejor del talento que hay en ellas en función de avanzar”. Pero, ¿realmente ha cambiado tanto el escenario como para que estas empresas puedan ganar dinero y no precisar subsidios? Lo dudo.
De momento, el análisis se va a centrar en estas 457 que registran pérdidas (de las que 446 pertenecen al sistema empresarial estatal), pero la intención es que luego se extienda a las que no las han previsto pérdidas, pero las tienen y hacerlo todo antes del mes de mayo. Todo el proceso se encuentra recogido en la Resolución No. 4 del 7 de marzo de 2022, del primer ministro, Manuel Marrero Cruz, que establece la creación de grupos de trabajo[1] temporales y multidisciplinarios, a nivel nacional y territorial, bajo la dirección del Ministerio de Economía y Planificación. La investigación llevará a la presentación de un informe final con los resultados, las medidas y los plazos de ejecución de estas. Esperemos que algo bueno salga de todo este esfuerzo, y si no, qué más da, se depuran algunos directivos aprovechando la confusión, y sanseacabó.
Además, el responsable de este desastre financiero empresarial ya no se encuentra entre nosotros, sino que pasa sus días al frente de una potente tabaquera multinacional. Además, era preceptivo obedecer al partido comunista, así que afuera responsabilidades. De hecho, en la "fotografía" presentada por el ministro Gil de la situación económica y empresarial de Cuba en el mes de enero, sin duda borrosa y de mala calidad, se dijo que "hay mucho de sobrecumplimiento en ventas, exportaciones e incluso rentabilidad empresarial", pero la realidad nos devuelve otra imagen en la que sigue escaseando comida y todo tipo de productos, los precios se han disparado y la gente no sabe qué hacer para conseguir dólares y escapar de la miseria en las tiendas en MLC donde solo se encuentran los productos básicos.
Gil confirmó lo que ya es sabido, que 2022 no ha empezado con altos niveles de actividad, “debido a las restricciones que pesan sobre la economía”; pero ¿Cómo pretende que la economía funcione con los niveles de inflación registrados? Los datos de ventas ofrecidos por el ministro, sobrecumplimiento del 10%, se encuentran afectados por el hecho de que menos productos en el mercado se venden a precios más elevados por culpa de la inflación, y de paso, se recaudan más impuestos para las deficitarias arcas del estado. Y vuelta a empezar.
El ministro dijo, además, que el 93 % de las empresas estatales que fueron a pérdidas en enero "se concentran en la agricultura, la industria azucarera, la industria alimentaria, la construcción, el transporte y las empresas de subordinación local", lo que no deja de sorprender si se ve que dos rubros relacionados con esa ordenación, alimentación o construcción, muestran graves carencias en la economía cubana. Felicitarse como hizo Gil porque mientras que en 2021 la media de empresas con pérdidas mensualmente era de 500 y ahora 446, no deja de ser lamentable, más aún cuando se trata de empresas con posición de monopolio en sus sectores que no tienen las dificultades derivadas de la competencia.
Gil dijo que no quiere que las empresas estatales “planifiquen pérdidas” e insistió que ese modelo de funcionamiento “no puede continuar, porque el diseño que se ha hecho para el sistema empresarial estatal establece que el mismo tiene que ser rentable, eficiente, que tiene que operar con utilidades, con ganancias razonables, justas”. Pues qué bien, y ¿Cómo lo pretende conseguir el ministro? ¿Con más autonomía, con estos estudios? La naturaleza ineficiente de las empresas estatales cubanas guarda estrecha relación con lo que dispone su propietario, el ministro Gil. Se lo debería mirar.
Porque una cosa es que cambie la situación de pérdidas de las empresas estatales, y otra bien distinta que lo haga por cumplir con lo ordenado en los documentos rectores de la economía, elaborados por los comunistas. Lo segundo es improbable, y mejor olvidarlo.
El ministro apuntó a algunas soluciones del problema. Por ejemplo, reducir los gastos indirectos, los costos y a la búsqueda de una mayor eficiencia. Eso pasa necesariamente por reducir el tamaño de las plantillas, más paro. Y sí, tiene razón, ésta puede ser una vía aunque el paro crezca notablemente, pero ¿Cree alguien que exista algún tipo de incentivo en una empresa estatal para embarcarse en esta solución? Lo dudo. De hecho, si no se puede trasladar el aumento de costes a los precios, para evitar la inflación (y con todo, 2021 cerró con una tasa interanual del 77,3% del IPC) no cabe otra que aceptar una reducción del margen y de la rentabilidad empresarial por mucho que el ministro diga y quiera lo contrario.
El “estremecimiento” que pretenden dar a la empresa estatal socialista hay que promoverlo por otras vías que no tengan que ver con la formación de precios, sino con el marco jurídico de los derechos de propiedad. Cambiando la dependencia del accionariado, se logra mayor eficiencia y la libertad en la toma de decisiones, orientadas por el móvil del beneficio.
En Cuba, las decisiones económicas del régimen rara vez dan los resultados previstos. En una economía de planificación central, sin mercado ni derechos de propiedad, el régimen año tras año fracasa en sus planes y previsiones. A veces se dan cuenta y reaccionan a tiempo. Sobre todo, cuando les interesa. Gil informó que para 2022, solo 87 entidades del sistema empresarial estatal (de la agricultura, transporte, industria alimentaria, energía y minas, industria azucarera, recursos hidráulicos y de subordinación local) habían proyectado pérdidas antes de impuestos en el año, por un valor total de 12.657 millones de pesos. Y concluyó diciendo, “estas proyecciones se hicieron en un contexto que no tomó en cuenta los actuales incrementos de los precios” (guerra de Ucrania, inflación, crisis de la economía rusa). Las cosas se pueden poner mucho peor en La Habana.
[1] El grupo estará integrado por representantes de los
organismos de la Administración Central del Estado, la Universidad de La
Habana, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (onei) y la
Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (anec) y expertos del
sistema empresarial junto a representantes del sindicato.
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