Lazo se pierde: ¿Gestión para la autonomía o autonomía para la gestión?
Elías Amor Bravo economista
Esteban Lazo no tiene ni idea de cómo funciona la economía de empresa. Vivir tantos años de su vida en el régimen comunista le ha hecho olvidarse de cómo era Cuba antes de 1959. Y claro, en sus frases de la nota en Granma titulada "Presidente del parlamento cubano insta a una mayor autonomía desde una mejor gestión", se confirma ese desconocimiento absoluto de las reglas de funcionamiento empresarial. A nadie se le ocurre afirmar que “una mayor autonomía de las empresas se debe conseguir desde una mejor gestión”.
¿Y no será al revés? Es cierto que Lazo se refiere a funcionamiento de los organismos burocráticos que existen en Cuba, como los ayuntamientos o las empresas estatales que, en esencia, funcionan como brazos articulados de la jerarquía estatal. Es decir, funcionan sin autonomía en estricta dependencia de las órdenes que se trasmiten desde el partido, el gobierno, el régimen, del que Lazo es un cualificado representante. Sin autonomía, hay que olvidarse de la gestión.
Por ejemplo, ¿Qué mayor fracaso que el plan de la economía? Llevan los comunistas cubanos más de 60 años elaborando ese documento en que se concreta la intervención absoluta del estado en las decisiones de productores y consumidores, y año tras año el plan no se cumple. Luego, de forma irresponsable, cualquier dirigente culpa al embargo o bloqueo de ese desastre de organización económica, y todos tan tranquilos.
Pues bien, más autonomía significa olvidarse del plan y decidir libremente qué producir y qué consumir. Como hacían los cubanos antes de 1959 cuando la economía era próspera y producía todo tipo de alimentos, manufacturas y servicios. No habían colas ni hacían falta libretas de racionamiento. La gente no se iba de Cuba, venían europeos para desarrollar sus sueños en la Isla. Esa Cuba fue destruida por la falta de autonomía, entre otras cosas. La misma a la que se refiere Lazo.
Porque no hay duda, después de este fracasado experimento social, que cuando una economía pretende ser dirigida desde el dominio del presupuesto estatal y del plan de la economía, el fracaso está servido. Chinos o vietnamitas se dieron cuenta de ello y confiaron la ejecución de la economía a su sector privado que es más eficiente y además, autónomo de las decisiones estatales. Los niveles de servicios al pueblo no se incrementan con más socialismo, sino todo lo contrario. La "sensibilidad y mayores empeños" de los que habla Lazo vienen de la productividad, el trabajo, los buenos salarios, los altos beneficios empresariales y la confianza y credibilidad en la economía.
En realidad, Lazo quiere fortalecer la revolución con sus recetas de gestión y autonomía, le importa un bledo que la economía funcione más o menos mejor. Ese es un asunto que no le interesa. Como buen comunista, su reino no es de este mundo. Por eso, no solo muestra un absoluto desconocimiento de cómo funciona una economía, sino que además, apuesta por políticas que no han dado resultado alguno.
Habla de lograr la autonomía, pero ¿Dónde se encuentran las medidas reales para que productores y consumidores puedan decidir con absoluta libertad? Me permito recordar a Lazo que esa mayor autonomía no se consigue con resoluciones en la gaceta oficial y concesiones del régimen, sino con decisiones valientes que realmente otorguen la economía y la gestión al sector privado, reduciendo el peso de estado en la actividad productiva.
Lazo dijo que era necesario “revertir la situación de ocho entidades con pérdidas, del desabastecimiento de la gastronomía, frenar el deterioro de la rama agropecuaria, las cuentas por cobrar y pagar y en buscar alternativas ante el déficit de combustible debido a la compleja situación económica del mundo que afecta la transportación pública y escolar pinera”, y que esto se tiene que conseguir con mejor gestión.
Pues bien, más autonomía si no es imposible lograr ese objetivo. Todos esos problemas citados se deben a la falta de un marco jurídico de derechos de propiedad que motive, inspire y estimule el trabajo diario de todos los agentes económicos. Que sirve para escalar los negocios, que no se produzca freno alguno a la asociación entre empresas o la inversión extranjera en los negocios privados. Y todo ello, sin controles e injerencias del gobierno.
Es posible que este círculo virtuoso de una economía sea difícil de entender por aquellos que se muestran indiferentes ante una situación angustiosa, en la que el principal problema de los cubanos sigue siendo qué comer, y en qué moneda pagar lo que necesito. A esta situación se ja llegado con reformas ideológicas comunistas implantadas para cumplir los mandados de los cónclaves anuales del partido. En estos días que se están celebrando reuniones de dación de cuentas por toda la Isla, sería bueno que se preguntase si hay formas alternativas de lograr que la economía cubana prospere.
Porque lo que está ocurriendo en la Isla tras la aplicación errónea de la Tarea Ordenamiento es que la distancia entre las clases sociales se ha abierto en canal, y cada vez hay más trabajadores de bajos ingresos y vulnerables, que se encuentran ante un futuro carente de opciones y que solo se plantean abandonar el país y marcharse al exterior para poder realizar los sueños que en Cuba, la gente de Lazo, no le deja tener ni poder realizar.
Lazo debe ignorar que ni con el vínculo con la base, ni con la integralidad de los programas, que forman parte de la jerga económica comunista, se produce más papa, malanga, carne o leche que son los productos que ya no se encuentran en las bodegas estatales. Y que esto es lo que realmente interesa al pueblo. Más autonomía para emprender libremente, sin trabas estatales ni prohibiciones que acerquen a Cuba a los estándares internacionales. Son todos mucho mejores que lo que actualmente se vive en la Isla.
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