Parches en la banca para pasar el rato

Elías Amor Bravo economista

Los comunistas cubanos ahora quieren jugar a “banqueros”. Un parche más.

Justo en este momento, con la inflación de 2021 situada en un 77,3% en tasa interanual, al parecer, Bandec de Villa Clara ha anunciado la concesión de créditos para la compra de artículos personales y del hogar. La nota de Granma señala que todas las sucursales bancarias de Bandec en la provincia ya cuentan con la disponibilidad de este servicio, que aún no es muy demandado.

Los créditos se otorgarán por un importe mínimo de 5.000 pesos cubanos, y no se entregarán en efectivo, sino como disponibilidad en una tarjeta magnética. Una práctica que viene siendo habitual en operaciones anteriores.

Los créditos se dirigen a personas naturales que deseen comprar artículos personales y del hogar en entidades, tanto estatales como particulares. Aquí puede residir el motivo del desinterés. ¿Quién en su sano juicio va a endeudarse para comprar algo que necesita pero que, lo más probable, es que no lo encuentre en las tiendas estatales, cada vez más desabastecidas conforme avanza el ejercicio? Es lo racional. Por otra parte, en los establecimientos particulares, que se nutren de la mercancía que entra del exterior en los viajes comerciales, lo más probable es que la transacción se haga en divisas extranjeras.

Dicho de otro modo, el consumidor se endeuda cuando tiene una necesidad que satisfacer, pero el bien o servicio que precisa se encuentra a su alcance, aunque el precio sea elevado. Para eso está el crédito. Para facilitar esa compra y después devolverlo en cómodos plazos.

Pero en Cuba, para que este mecanismo funcione, las tiendas estatales deben tener surtido para facilitar la elección libre de los consumidores. Sin oferta, no puede haber demanda, y en Bandec se darán cuenta bien pronto que los créditos se quedan sin clientes, porque no tiene sentido, insisto, asumir una deuda por gusto.

¿Quieren saber en Bandec como podrían aumentar los créditos y tener cola de gente para otorgarlos? Muy simple, concedan los préstamos en MLC, con tarjetas que permitan comprar los bienes en las tiendas que venden en MLC y negocios de particulares, y como en estos establecimientos sí que suele existir mayor surtido, los clientes se lanzarán a buscar los créditos para comprar lo que necesitan.

Sin embargo, como advierte Granma, los créditos de Bandec se han diseñado de tal modo que no servirán para las tiendas en moneda libremente convertible. Y punto.

Todo lo demás, sobra. Que los clientes sean mayores de 18 años, que demuestren ingresos personales lícitos y que cuenten con, al menos, una cuenta bancaria que respalde el monto aprobado es palabrería sobrante. En todo caso, estos requisitos podrían dejar fuera a parte de la gente que no disponga de una cuenta bancaria para operar. Que vuelvan a hacer cálculos del mercado potencial en Bandec.

Los créditos, disponibles en tarjetas magnéticas, por importe mínimo de 5.000 pesos, tienen como objetivo, desde la perspectiva del banco, que la gente puede realizar las compras de forma paulatina, pero solo relacionadas con los artículos para los que se otorgue el crédito, y por medio de las plataformas de pago en línea (pos, Transfermóvil y Enzona). 

Las condiciones son equivalentes a las de una tarjeta de crédito, que, una vez utilizadala cantidad de dinero, tendrá que ser devuelta. Insisto, mal negocio. De hecho, la disponibilidad en la tarjeta no podrá extraerse en el cajero automático ni transferirse a otra cuenta.

Si el sistema bancario en Cuba cree que este mecanismo puede ayudar a su consolidación como intermedio al servicio de oferentes y demandantes, anda muy equivocado. La banca en Cuba, de propiedad y dependencia jerárquica del estado comunista, tiene un camino por delante para modernizarse y ponerse realmente al servicio de la economía y la sociedad.

Por supuesto que es mejor conceder estos créditos, que no hacerlo. Así se entretienen. Y en ese sentido, hay que celebrar la iniciativa de Bandec, pero es una operación que no está bien definida y ya se anuncia que el objetivo de colocar créditos en la población va a ser un fracaso. Hay que investigar más el mercado y hacerlo mejor.

Los cubanos han vivido 63 años apretándose el cinturón, y aunque la inflación galopante exprima el poder adquisitivo de salarios y pensiones de forma notable, nadie se va a endeudar para comprar unas papas o una botella de aceite de oliva o champú que son difíciles de encontrar en los establecimientos estatales.

Este es el nivel al que se mueven estos créditos de 5.000 pesos, que al cambio informal rondan los 50 dólares. Ya me dirán qué se puede comprar en Cuba con ese dinero. Más aún cuando no hay qué comprar, que es lo que está ocurriendo realmente.

Si hubiera mercancía en las tiendas estatales que venden en pesos, aún se podría recomendar el endeudamiento a los cubanos, porque en presencia de altas tasas de inflación como las registradas en la isla en este momento, quien se endeuda sale beneficiado con respecto al que presta.

Es decir, es un buen momento para pedir un préstamo, ya que, con un tipo de interés fijo, conforme pase el tiempo, en presencia de alta inflación, el coste real del préstamo e intereses es cada vez menor. Pero vuelvo al principio. ¿Para qué endeudarse si no hay que comprar? El problema del modelo económico comunista es de fondo, estructural. Parchearlo no es la solución.

Comentarios

  1. Conceder créditos a los ciudadanos es meter más dinero en la circulación y eso es más INFLACIÓN. Lo entendería si fueran créditos para inversiones. Esas cuentas están muy mal. Lo otro es la posibilidad real de que el banco no pueda recuperar una buena parte de los créditos. ¿Qué harán? Me parece que la medida es más política que económica y ya sabemos a donde nos lleva eso. Puedo estar equivocado. Demuéstrenmelo.

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