¿Mejorará la nueva asignación de divisas la vida de los cubanos? Por supuesto, no.
Elías Amor Bravo, economista
La antigua asignación centralizada de divisas, que ejecutaba el gobierno comunista cubano, ha ido quedando atrás en el marco de la nueva estrategia económica, y en su lugar, los dirigentes han puesto en marcha un mecanismo de asignación más flexible y descentralizado, a partir de la publicación de la Resolución 115 del Ministerio de economía. ¿Servirá esto para mejorar las condiciones de vida de los cubanos? Incluso, ¿permitirá conseguir el objetivo de sustituir importaciones y aumentar las exportaciones?
Mucho me temo que no. Que esta es una operación política y económica de altos vuelos, pero de corto recorrido. Una más, de las muchas que en este momento se están desplegando por los dirigentes del régimen ante la sociedad cubana, que carente de recursos para el ejercicio de una oposición responsable, se limita a contemplar estos “rejonazos” en todas las direcciones, de escaso impacto sobre el bienestar y progreso de la nación.
Al parecer, y según se señala en un artículo publicado en Cubadebate, el objetivo de este nuevo dispositivo es que la liquidez no se asigne centralmente, sino que se canalice hacia la economía y sus agentes de “forma natural”, sin especificar demasiado que se entiende por este proceso. De lo que no cabe duda es que la Resolución 115 no surgió de forma espontánea sino que tiene su origen, una vez más, en ese pulso de poder que se mantiene entre el sector empresarial de la seguridad del estado y el ejército vinculado a los negocios exteriores de la economía, y la vieja guardia comunista que dirige la nación.
En tal caso, la Resolución se puede entender como una victoria "in extremis" de los primeros, si se tiene en cuenta que la vieja asignación centralizada de divisas había sido ampliamente cuestionada por el sistema empresarial más potente de la isla, que ansiaba tener una mayor autonomía “para la gestión de los dineros necesarios para importar, pagar deudas y trabajar en la economía”.
En esa pugna entre empresarios verde olivo y comunistas fieles a la tradición, la Resolución ha autorizado por ejemplo, que no toda la liquidez se asigne de forma flexible, mientras que una parte importante de la misma continuará por el método central, controlado por el gobierno, porque, según los dirigentes del régimen “garantiza la compra de la canasta básica, los combustibles, los medicamentos y la realización de las tareas priorizadas y actividades presupuestadas fundamentales”. Al final, lo mismo de siempre, precios topados, centralizados y controlados hacen muy difícil que el mercado funcione con absoluta libertad en la economía cubana y no asigne de forma eficiente los recursos.
De lo que no cabe duda es que el mecanismo de asignación centralizada ha entrado en crisis porque era claramente ineficiente. Las divisas se iban concediendo a cuenta gotas a las empresas en función de sus importaciones, del pago de deudas y de la actividad planificada en el plan, lo que daba motivos para “distorsionar” cifras que, a la larga, se incumplían de forma sistemática. Y todo ello, podía ocurrir siempre y cuando la economía tuviera una cierta disponibilidad de ingresos reales en divisas. La burocracia comunista ha sido parcialmente derrotada por los empresarios verde olivo y sus asociados en los proyectos de inversión extranjera, que padecían auténticas pesadillas para la repatriación de beneficios a las casas centrales por los controles de cambios existentes. Ahora, la necesidad real de liquidez se canalizará a las empresas y de las empresas al OSDE y del OSDE al ministerio. Más o menos, lo mismo.
Además, la decisión final acabará siendo política, toda vez que una vez lleguen las demandas al ministerio, previo paso por la OSDE (y ya se verá lo que sigue hacia arriba) allí se elaborará “una larga lista” fijándose las prioridades para la alimentación, los medicamentos y las actividades sociales. Las autoridades reconocen que no se puede atender todo, y que algunas actividades que a la larga pueden propiciar más ingresos por exportación, pueden quedar relegadas. En todo caso, actividades que según los dirigentes comunistas, “cuando las pones en la balanza no tienen el mismo peso que, por ejemplo, un barco de trigo, de arroz, los medicamentos y los alimentos para la canasta normada”.
El problema no son las prioridades, sino la eterna insuficiencia de recursos y que una economía de planificación centralizada y que interviene todas las decisiones de los agentes económicos, no pueda comprar el barco de trigo y al mismo tiempo los equipamientos necesarios para la modernización tecnológica de los ingenios, por ejemplo. Ese y no otro es el origen del fracaso del régimen comunista, lo que impide a los cubanos tener una economía próspera, y ese mal no viene provocado por bloqueos o embargos, sino por el modelo social comunista impuesto por la fuerza durante 61 años y la pésima gestión realizada del mismo. Sin duda, estas son las cosas que se deben entender en el régimen castrista.
Por otra parte, la Resolución 115, de obligatorio cumplimiento en 2021, incluye diversas fuentes de obtención de divisas a las que conviene prestar atención.
La primera fuente son las exportaciones, que incluyen las ventas online (comercio electrónico) con pagos desde el exterior (según la retención de ingresos aplicada), pero también las ventas a entidades radicadas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, en cuyo caso se aplica de forma directa una retención del 80%, a las ventas de bienes y servicios en moneda libremente convertible, a las cadenas que venden en MLC se aplica una retención superior del 100%, lo mismo que las ventas a las empresas mixtas en los bienes y servicios que se definan y a los proyectos de colaboración internacional. No se facilitan los porcentajes de retención en tres supuestos, las ventas en plaza a exportadores de bienes y servicios que sustituyan importaciones y en los casos de asignación centralizada fundamentalmente para producciones con destino al sector presupuestado y al empresarial no exportador; y otros casos lícitos, sin especificar.
Las empresas mixtas, a las que se pretende dar más autonomía financiera y la posibilidad de transferir sus beneficios al exterior, pagarán con liquidez todos los bienes sustitutos de importación que compren en Cuba, en tanto recibirán un componente en divisa de las ventas realizadas dentro del país, porque no pagarán en esa moneda ni la electricidad ni el agua, ni el salario.
Finalmente, la Resolución plantea estimular la captación de divisas a partir del incremento de las exportaciones, estimular el ahorro de divisas mediante la sustitución de importaciones, el encadenamiento productivo con la industria nacional y la utilización más eficiente de los recursos; dotar de mayor autonomía a las entidades para que gestionen las divisas y asuman la responsabilidad por sus resultados económicos y productivos; garantizar autonomía financiera real a los negocios con inversión extranjera; favorecer métodos indirectos de conducción de la economía, incluyendo el interés de las entidades por liberar divisas a la liquidez central, lo que incluye sustituir métodos administrativos por financieros y lograr mayor oportunidad de los financiamientos vinculados al aseguramiento de las exportaciones y a la industria nacional.
El antecedente del nuevo sistema de asignación de liquidez fue la creación hace casi una década de los denominados esquemas cerrados de financiamiento en divisa, que pretendían garantizar el sostenimiento de las exportaciones con un porcentaje de las mismas. A lo largo de los años ese porcentaje fue incluyendo otros gastos: micro inversiones necesarias y encadenamientos con la industria, pero eran aspectos muy indicativos, administrativos. De modo que muchas veces no coincidía el financiamiento con la oportunidad de la importación.
Esos esquemas desaparecen ahora con la entrada en vigor de la Resolución 115, y se les acusa de haber generado tareas burocráticas y administrativas y “no garantizar la horizontalidad de las relaciones económicas, al reproducir la verticalidad con que se asignaban los recursos”, y al final no garantizabanel crecimiento de las exportaciones.
El nuevo mecanismo intenta estimular la captación y ahorro de las divisas por los propios actores de la economía, el encadenamiento productivo, la horizontalidad en las relaciones económicas, en definitiva, que el dinero pase de un actor a otro, "de forma natural", en la medida en que lo necesiten y sean capaces de generarlo, a la vez que se descarga de tareas la asignación centralizada de divisas. ¿Estamos ante un mercado de divisas realmente?
Lo dudo. Una cosa es poner encima de la mesa determinadas facilidades para que empresas monopólicas pertenecientes a grupos de poder puedan gestionar sus divisas con absoluta libertad, y otra cosa es facilitar a todos los cubanos la operatoria con divisas. En realidad, si quieren exportar más y reducir importaciones después del ordenamiento monetario, o liberalizan completamente las operaciones en divisas o los resultados serán peores de lo previsto. Quien avisa no es traidor.
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