Una lectura política y económica del bloqueo en 2020
Elias Amor Bravo, economista
A vueltas con los cálculos imposibles. El gobierno cubano vuelve a soltar
un montón de cifras para impresionar, no se sabe a quién, con el daño que según
ellos causa el bloqueo de Estados Unidos. La relación es cada vez más larga. Con
esto, se han propuesto dar todo el apoyo a Trump, que precisamente está
haciendo todo lo necesario para “ayudar” al pueblo cubano a que recupere sus
libertades y democracia.
Sin embargo, cuando se presta atención a este largo enunciado de agravios
que periódicamente elabora el gobierno de Díaz-Canel, se comprueba que no todo
el monte es orégano, y que hay una serie de datos que merecen ser tenidos en
cuenta.
Negar las afectaciones causadas por el bloqueo económico, comercial y
financiero contra Cuba tiene poco sentido, y es evidente que se producen y que
tienen unos objetivos concretos que el régimen comunista conoce bien, y trata
de sortear, como puede. También es cierto que Cuba puede comerciar libremente y
recibir inversiones de cualquier país del mundo, por lo que en estricto sensu,
no se puede hablar de bloqueo o embargo desde el exterior.
Por ello, cosa bien distinta es que las referidas afectaciones se tengan
que aceptar como algo imposible de contrarrestar. De hecho, la mayor parte de
las “agresiones” del bloqueo, el gobierno de Cuba se podrían resolver con la
ayuda de gobiernos amigos, que le facilitasen las cosas. De modo, que las denuncias
que se publican en estos informes, se tienen que valorar con detalle antes de
darlas por ciertas.
Una vez más, la propaganda resta credibilidad al gobierno cubano y con
ello, lejos de lograr sus objetivos, acaba apareciendo ante el mundo como lo
que es. Si algo hay que agradecer a la política de la Administración EEUU en
los últimos años es que ha conseguido mostrar el verdadero rostro de los
dirigentes políticos cubanos en el mundo.
Por ejemplo, es cierto, como denuncia el informe cubano, que desde diciembre
de 2019 fueron suspendidos todos los vuelos de aerolíneas estadounidenses desde ese país
hacia Cuba, con excepción de los realizados al aeropuerto
internacional “José Martí”, en La Habana. Bien, la interrupción de vuelos
internacionales ha sido general en todos los países como consecuencia del
COVID-19.¿Qué pretenden los comunistas cubanos, que los viajeros de EEUU sigan llegando
a la isla a pesar de la crisis sanitaria? Este dato, no sirve.
Después, denuncian que entre abril de 2019 y marzo de 2020, la Empresa
Importadora y Exportadora de Productos Médicos (MEDICUBA S.A.) contactó a 50
compañías estadounidenses con el objetivo de importar equipos, medicamentos y
otros insumos necesarios en el Sistema de Salud Cubano, y la gran mayoría de
estas empresas no respondió, excepto tres que alegaron estar imposibilitadas de
comerciar con entidades cubanas por el bloqueo.
Bueno, tal vez lo más probable es que esas empresas no dieran la verdadera
razón por la que no quieren vender a quien no paga en su debido tiempo. La data
de impagos del régimen cubano es larga, las empresas lo saben, y dado que no existe
financiación para las compras de este tipo de productos en EEUU sino que deben
pagarse al contado, esas empresas entendieron que Cuba, sin turistas y sin divisas,
no pagaría las facturas. Hicieron lo correcto. ¿Por qué el régimen no buscó
esos productos que dice necesitar en empresas de otros países, por ejemplo de
la Unión Europea? No. Tenían que ser de EEUU. Qué casualidad.
Estos ejemplos, y muchos más, son tan bobalicones, que se caen por su
propio peso. Muestran un encabezonamiento del régimen cubano por conseguir relaciones
económicas y comerciales con EEUU, cuando históricamente ha sido lo opuesto. A
los desmemoriados, les vendría bien recordar que fue Fidel Castro y su
revolución, los que pusieron punto y final al comercio y negocios entre Cuba y
EEUU de la forma más irresponsable y cruenta, con importantes expropiaciones de
activos físicos y financieros, y confiscaciones que nunca fueron compensadas
debidamente.
No solo Castro rompió relaciones con su vecino de norte, sino que abrió las
puertas de Cuba al principal enemigo en la guerra fría, la URSS y llegó a
permitir que se instalaran en suelo cubano misiles nucleares dirigidos contra
las principales ciudades de EEUU. La nómina de provocaciones, barbaridades e
irresponsabilidades cometidas por el régimen cubano hacia su vecino de norte no
tiene límites, y así y todo, quieren que EEUU los trate en condiciones
normales.
Los ejemplos que se citan en el informe, como la Farmacéutica Baxter
International, la Universidad de las Tunas, la Major League of
Baseball (MLB) y la Federación Cubana de Béisbol (FCB), la Empresa de
Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) en Estados Unidos, Italia y Reino Unido, el
Instituto Finlay de Vacunas de Cuba y su interés en importar mercancías de
procedencia estadounidense, las sanciones contra 54 embarcaciones, 27 compañías
relacionadas con el suministro de combustibles a Cuba, y en materia de
comercio, bajo el Título III de la Helms Burton, el freno a
convenios con empresarios y entidades de EEUU y también de terceros países, no
alcanzan los 5.500 millones de dólares que dicen haber cuantificado, ni en el
mejor de los sueños.
Conclusión: no hay que engañarse con estos informes majaderos que elaboran
los servicios secretos de los comunistas cubanos. En el fondo, lo que pretenden
los dirigentes de La Habana es comerciar libremente con EEUU y beneficiarse de las
ventajas geopolíticas que Arango y Parreño descubrió a finales del siglo XVIII.
Algo así como convertir a Cuba en satélite económico de EEUU y recibir de este
país, todo tipo de bienes y servicios, barcos, tecnologías, turistas, remesas, en
definitiva, un paquete gigante de recursos económicos que el factor proximidad
podría relanzar de forma muy notable. Desde luego, muy por encima de esos 5.500
millones que han calculado, no se sabe bien cómo. Claro está, el gobierno
cubano quiere que todo eso se reciba gratis, sin aceptar ni una sola propuesta
a cambio. Se escudan en un concepto trasnochado de “soberanía” que en el fondo
no es tal.
Los comunistas cubanos quieren beneficiarse del uso del dólar en gran
escala, de los mecanismos financieros y crediticios de EEUU y de la relación
académica, científica y cultural entre los dos países. Han construido un relato
de la historia en su propio beneficio, que venden a europeos, chinos y a quién
quiera escuchar, que sitúa a la comunidad cubana de Miami como el enemigo intermedio,
obsesionado con la destrucción del sistema político que existe en Cuba, y que
impide por todos los medios a su alcance a los dos países avanzar en ese marco
de relaciones económicas. Por desgracia este argumento se ha vendido y comprado
por numerosos medios que lo difunden periódicamente.
Todo lo demás, importa un bledo a los dirigentes de La Habana. Denuncian lo
que les interesa, pero en el fondo tienen puesta la mano para recibir lo que
les caiga. Lo que llegue les vendrá bien. De hecho, saben que si Cuba logra ese
trato de favor de EEUU detrás vendrán las inversiones internacionales que
ahora dudan en acudir a la isla por su absoluta falta de mercado interno. En la
partida, se juega mucho y las apuestas son elevadas, pero al menos de momento,
EEUU mantiene una política bipartidista, basada en una serie de leyes que son
de obligado cumplimiento, y que el gobierno se limita a ejecutar. Una política seria
y responsable, de esas que dan valor a un gobierno y sobre todo, credibilidad.
Ojalá se mantenga así siempre.
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