La democracia parlamentaria tiene un largo camino por recorrer en Cuba

Elías Amor Bravo, economista 

Debería existir cierta expectación en la sociedad cubana por el debate que tendrá lugar en el día de hoy, y sobre todo mañana, en la Asamblea Nacional. Básicamente, porque se abordan cuestiones de gran importancia para la sociedad y la economía nacional, como el enfrentamiento al COVID19 y, sobre todo, la Estrategia de desarrollo económico y social formulada por Díaz Canel para el retorno a la normalidad.

Sin embargo, en Cuba, por las especiales características de su régimen político, la actividad parlamentaria no suele despertar el mismo interés en la población que en los países democráticos, donde el destino de la nación se decide con las mayorías que se organizan en los parlamentos.

En cualquier democracia parlamentaria, en un día como hoy los dirigentes de los distintos grupos políticos representantes de las ideologías democráticas, estarían por ejemplo, convocando a ruedas de prensa en los medios de comunicación, para dar a conocer sus distintas posiciones sobre los temas a debatir. El gobierno, por su parte, haría lo mismo. Ese debate serviría para que los ciudadanos estuvieran plenamente informados de los asuntos a tratar y vieran representadas sus distintas posiciones en el debate.

Pero en Cuba, la actividad parlamentaria tiene poco que ver con este diseño. Incluso, a tenor de lo dispuesto en el nuevo texto de la Constitución de la República, el Parlamento Nacional tan solo sesiona dos veces al año. Esta del 28 de octubre sería la primera de 2020, y la segunda deberá efectuarse en diciembre. Comparar estos índices de actividad con lo que ocurre en las democracias parlamentarias es una broma de mal gusto.

Entrando en materia, según lo dispuesto en la convocatoria realizada por el Presidente de la Asamblea Nacional, Lazo Hernández, en la sesión informativa de hoy 27 de octubre, tendrán lugar las intervenciones del ministro de salud, Portal Miranda, y del Jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, Murillo Jorge, sobre el enfrentamiento a la pandemia desde todos los ámbitos y los avances de la tarea ordenamiento. Más o menos una rueda de prensa ante los diputados. Todo muy medido y calculado.

Los diputados escucharán lo que se les diga y preguntarán poco, y sobre todo, lo harán dentro de las coordenadas del régimen político. Será muy difícil, por ejemplo, preguntar al ministro de salud sobre una eventual participación del sector privado en la lucha contra la pandemia, y a Murillo sobre un marco jurídico respetable para los derechos de propiedad en la actualización económica. Y no hay que esperar a la salida de la Asamblea que los diputados hagan declaraciones libremente a los medios, ¿sobre qué temas? ¿a qué medios? ¿con qué libertad? El brillante espectáculo de la democracia continúa secuestrado para los cubanos. 

Pero sin duda alguna, será el día 28 el que concentre un mayor número de asuntos para análisis e informe de los parlamentarios cubanos. Ese día se van a tratar los siguientes:

  • Presentación del Informe de la liquidación del Presupuesto del año 2019 y su respectivo Dictamen.

  • Actualización sobre la estrategia económica y social para impulsar la economía y hacer frente a la crisis mundial provocada por la COVID-19.

  • Ratificación de los acuerdos y decretos leyes aprobados por el Consejo de Estado en el periodo.

  • Presentación de los proyectos de leyes (Proyecto de Ley del Servicio Exterior, Proyecto de Ley de organización y funcionamiento del Consejo de Ministros, Proyecto de Ley del Presidente y Vicepresidente de la República y Proyecto de Ley de Revocación de los elegidos a los órganos del Poder Popular).

Datos que permitirán saber cuál ha sido la ejecución de las cuentas casi con un año de retraso, pero será difícil que algún diputado lo cuestione a los responsables de las cuentas. De igual modo, nadie planteará alternativas a las bases de la actual política económica de la Estrategia, y desde luego, igual cae alguna pregunta para conocer algo más sobre los cuatro proyectos de leyes que se presentan, y poco más.

Algunos aspectos pueden ser destacados. Por ejemplo, la actividad parlamentaria va a apostar en esta situación de crisis sanitaria por la participación virtual de los diputados durante este período de sesiones. Nada a destacar. En los países democráticos, se han ensayado estas mismas fórmulas con la participación de los diputados para hacer frente al actual escenario epidemiológico que se vive en todo el mundo. 

Por ello, no hay que ver nada nuevo y diferente en  “la necesidad de establecer, y mantener, medidas responsables que eviten el contagio de la COVID19, el Quinto Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), en su IX Legislatura” subraya una nota oficial sobre este mismo asunto. En dicho sentido, solo los diputados de La Habana asistirán a la sesión presencial mientras que el resto lo hará de forma virtual por videoconferencia. Una selección más geográfica que otra cosa.

Además, a fin de cumplir con las disposiciones higiénicas y sanitarias, se ha dispuesto realizar la prueba de PCR a los diputados y al personal de apoyo en todas las provincias de la Isla, y limitar el número de personas en condición de invitados. Por otra parte, las comisiones de trabajo no sesionarán excepto las de Asuntos Constitucionales y Jurídicos, de Relaciones Internacionales, y de Asuntos Económicos, ya que deben someter a la Asamblea Nacional los dictámenes correspondientes a los proyectos de leyes que serán analizados, en el procedimiento legislativo aprobado.

En cuanto a la mecánica parlamentaria, destacar que en la jornada previa del día 26, y con asistencia de Díaz Canel fueron analizados los proyectos de leyes que serán sometidos a la aprobación de los legisladores en la sesión del día 28. Durante dicha jornada, de carácter técnico, según la nota informativa, se procedió a “revisar todas las propuestas existentes sobre estas legislaciones, se tuvieron en cuenta, tanto las sugerencias de los diputados como las opiniones emitidas por la población mediante el correo electrónico, motivo por el cual se hicieron modificaciones en esos textos, desde la sustitución y supresión de palabras, hasta transformaciones sustanciales en algunos artículos”.

Según Homero Acosta, secretario de la Asamblea Nacional, con este ttabajo previo “se trata de la búsqueda irrenunciable del mayor consenso posible respecto a estas normas, las cuales han generado un volumen importante de planteamientos: 41 intervenciones durante el primer encuentro con los diputados y alrededor de 86 correos. En la jornada vespertina tendrá lugar la ceremonia de juramentación de los nuevos diputados electos, 19 en todo el país”. Es decir, el trabajo que deben realizar los parlamentarios en la Asamblea Nacional, opinando libremente sobre los temas, presentando sus mociones y preguntas, llega al foro previamente cerrado y acordado por todo el mundo. Una modalidad de asambleismo bolchevique que huele a rancio y que no tiene razón de ser en los tiempos que corren. La democracia parlamentaria tiene mucho camino por recorrer en Cuba.

Por último, en la misma sesión firmaron el juramento 20 nuevos diputados electos por sus respectivas asambleas municipales del Poder Popular, y que tomarán posesión el día 28.

Ya se verá qué dan de si los debates.

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