Las arengas de Machado Ventura al campo: "hay que cultivar toda la tierra"


Elías Amor Bravo, economista
Machado Ventura es incansable. Su llamado continuo a los productores agrarios cubanos para que cultiven toda la tierra se repite una y otra vez en las páginas del diario oficial comunista, Granma, que lleva semanas y meses con este mismo mensaje.
“Hay que poner a producir toda la tierra”, dijo en Holguín Machado Ventura acompañado de Valdés Mesa, vicepresidente de la República, reconociendo en un acto la contribución de las las cooperativas de créditos y servicios (CCS) en la producción agropecuaria.
Un capítulo más de este episodio de desesperación de las autoridades cubanas por conseguir que la producción de alimentos alcance para toda la población, y con ello, evitar las importaciones que no se pueden pagar porque no se tienen divisas, y alejar las perspectivas de una crisis alimentaria que el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha anticipado para Cuba en un informe reciente, del que hemos dado cuenta en este Blog.
La idea de Machado de que hay que poner a producir toda la tierra, tiene un reverso, que muestra la cruda y perniciosa realidad del campo cubano, que es que la tierra no se utiliza plenamente, al 100% de sus capacidades. Y sí, hay que decir que el resto de recursos y factores de producción de la economía cubana tampoco, ni el empleo, ni mucho menos el capital, que ni está ni se le espera.
Machado debería preguntarse por qué la economía cubana no aprovecha plenamente los recursos que tiene, incluidos el talento, la vocación emprendedora, la asunción de riesgos, la innovación, y concluir que si esto no ocurre, como en la mayoría de países del mundo, es porque el sistema económico y social impuesto por el régimen comunista lo impide. No hay otra explicación que buscar. Las arengas sobran.
La historia reciente nos muestra que en el momento que un país comunista se despoja de las presiones ideológicas que le impiden optimizar el uso de los recursos productivos, salta al desarrollo, como ocurrió con Vietnam y las reformas del Doi Moi o los países del Este de Europa, que han impulsado una potente modernización, desde que rompieron las cadenas que los ataban al telón de acero comunista.
No hay otra alternativa para conseguir que una economía funcione al 100%, y que los recursos se pongan a disposición del proceso productivo de forma eficiente. Y en ello, Machado debería escuchar, que no dirigir ni controlar, lo que dicen en la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y en otras organizaciones de productores agrarios independientes del gobierno, que le podrán explicar por qué y cómo se puede conseguir aumentar la producción de alimentos en Cuba, poniendo toda la tierra en cultivo.
Y Machado se tiene que olvidar, de una vez por todas, de pedir peras al olmo. Cierto, se lo aseguro.
Si realmente se quiere cultivar toda la tierra hay que apostar por fórmulas distintas a las que se anuncian en el artículo de Granma.
No se podrá aumentar la producción agropecuaria con los llamados “polos productivos estatales”, esta fórmula colectivista y controlada por el estado, es un fracaso. La libertad se tiene que abrir camino en el sector agropecuario cubano para conseguir que  las cooperativas de producción agropecuaria, así como también las ccs puedan desplegar sus planes con total autonomía y libertad, dependiendo solo de las decisiones democráticas y libres de sus socios, como ocurre en España, donde el sector cooperativo está jugando un papel fundamental en la actual crisis provocada por la COVID19 y ha estado siempre en los momentos de dificultades económicas.
También se tiene que olvidar de las empresas estatales, porque el resultado de estas es bien conocido en la agricultura cubana y la falta de incentivos y estímulos impide que se preparen las tierras y que se asuman determinados trabajos fijos que son precisos para que el agro cubano de resultados.
Y sobre todo hay que darles un nuevo régimen jurídico y tener autonomía y libertad para contratar insumos, plaguicidas, tractores y todo tipo de equipos que se deben poder comprar con los recursos generados y no exigidos por el estado.
Hay que irse olvidando de que el estado sea el “cliente” único de los productores agropecuarios cubanos. El único cliente debe ser el consumidor, que debe recuperar la libertad de elección de lo que quiere consumir y estar dispuesto a pagar por ello, olvidándose para siempre de la molesta canasta normada.
Por ello, el “pedido” del estado en incremento, del que habla Machado Ventura, lo único que va a generar son problemas a los productores agropecuarios, porque luego vendrán los impagos, la pésima distribución mayorista por Acopio y todos los males derivados de la intervención del estado en la economía.
Corolario: la agricultura y ganadería cubanas debe estar en manos de empresas privadas, como en China, como en Vietnam, cualquier otra alternativa tiene que ser desechada porque no tiene futuro. Y el ejemplo es más que evidente.
Una advertencia. Lo que Machado Ventura denomina “problemas tecnocráticos” con referencia a los asuntos financieros de los bancos con los agricultores, no se resuelven tampoco con arengas. Porque realmente, si los productores necesitan créditos para desarrollar sus campañas, los bancos deben estar en condiciones de facilitarlos, como en cualquier otro país del mundo. Y esos créditos no se deben otorgar con criterios políticos e ideológicos, sino técnicos y eficientes, porque puede ser un potente estímulo no solo para la agricultura, sino para el desarrollo del sistema financiero cubano, que buena falta le hace. Ciertamente, el término “problemas tecnocráticos” que cita Machado Ventura, da pavor.
Por último, hay que olvidarse igualmente de soluciones de tipo parche como los programas de abastecimiento municipal, si se quiere dar de comer a toda la población. Estos programas acaban dando de comer a la población de tres o cuatro manzanas de las grandes ciudades, pero en modo alguno pueden atender necesidades crecientes. No es lo suyo, por vocación y escala.
Por el contrario, la solución pasa por privatizar la explotación agropecuaria en Cuba, incrementar la dimensión de las parcelas, promover fusiones de tierras de campesinos sin necesidad de cooperativas, facilitar la libre elección de proveedores y compradores y de lo que se quiera sembrar y cosechar. Las relaciones económicas mercantiles y los derechos de propiedad privada se deben extender en el agro cubano, y cuanto antes. Ya se ha visto que el arrendamiento de tierras no sirve. Las arengas repetitivas, cansan. Agotan. Y lo que es peor, no llevan a ningún sitio.  

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