Apuntes a una mesa redonda en la que nada nuevo se dijo
Elías Amor Bravo economista
La primera reacción de la dictadura comunista cubana a las protestas sociales fue la represión y el encarcelamiento de numerosos manifestantes: el miedo. La segunda ha sido la propaganda, con el espacio televisivo Mesa redonda al servicio del poder.
Ayer
se celebró una edición de este espacio en el que la voz cantante la llevó durante buena parte, Marrero y ya aparecieron algunas especulaciones. Al final, fue lo mismo de siempre. Ganar tiempo con
parches superficiales destinados a aplacar la tensión social pero que en
semanas acaban siendo inservibles. Por otro lado, se mantiene el pulso de
fuerza entre los dos poderes que se reparten el régimen comunista cubano, y ya
no se esconde ese enfrentamiento. Al menos, quedó claro en la Mesa redonda, con
un Marrero relajado vestido con una guayabera negra.
El primer ministro empezó hablando de los apagones, asumiendo que es un tema que preocupa a la gente y que está detrás de las protestas. Ni más ni menos, y vino a decir que las centrales eléctricas de Lidio Ramón Pérez (Felton), Antonio Guitera y Máximo Gómez no estaban en proceso de producción y requerían de “sincronizaciones”, como consecuencia de las afectaciones al servicio por déficit de capacidad de generación.
Además, advirtió que el asunto no estaba
resuelto, así que los apagones van a seguir mientras no se resuelva el origen, que no es otro que la falta de financiación, y situó el objetivo en disponer de forma
permanente de 500 megawatts de reserva, ya que es la única que permitiría
cubrir a una de las grandes centrales fallara de momento. La situación actual
es de una reserva de 133 megawatts. El problema está ahí.
Según Marrero, para
conseguir la reserva de 500 megawatts hay que continuar todo el proceso de
reparación y puesta en marcha de las máquinas paralizadas actualmente. Muchos
se preguntan qué impide que estas tareas no se realicen de forma habitual, o
alternativamente, a qué se dedican los trabajadores de estos monopolios
estatales. De eso no habló Marrero.
Conclusión: seguirá
habiendo apagones, llegarán sin avisar, de sopetón, cuando menos se lo espere
la gente, y seguirán afectando a la población. No hay alternativa. Y acabó
culpando al covid-19 y las necesidades en aumento procedentes de los centros de
aislamiento, lo que ha exigido proteger circuitos de los hospitales, que tienen
que recurrir a los contaminantes grupos electrógenos que en número de 12.000 son
la única respuesta del régimen al caos eléctrico.
No obstante, Marrero concluyó diciendo que la
situación energética nacional transita hacia una estabilización, y volvió a insistir
en la necesidad de "ahorrar todo lo que podamos ahorrar", un argumento que
exaspera a un pueblo que no sabe qué hacer para ahorrar. La dependencia del
petróleo que no llega, procedente de Venezuela, lleva a pensar que la situación
no va a mejorar y que el ministro mintió. Lo veremos.
Con respecto a las
vacunaciones, anunció que al finalizar agosto casi el 60% de la población
estará totalmente vacunada, pero que la dificultad está en producir
vacunas suficientes, una afirmación que choca con anuncios recientes sobre
posibles ventas de Abdala y Soberana a países como Irán.
BioCubaFarma ha
entregado al Ministerio de Salud Pública 3,4 millones y en junio fueron 4,8
millones, de modo que hasta el 12 de julio se han aplicado 7.618.028
dosis. Un porcentaje de este volumen está cerca de la inmunidad de grupo
en Cuba y sin embargo, el covid-19 aumenta por todo el país fuera de control.
Alguien debió pensar que algo raro puede estar pasando, porque si, como dijo
Marrero, Cuba supera la media mundial del porcentaje de personas que han
recibido al menos una dosis, algo no funciona bien en todo esto.
En ese sentido, dijo que la vacuna Abdala (92.28%), la sitúa entre las de más eficacia en
el mundo, pero sin citar a la OMS o a organismos autorizados para realizar este
tipo de evaluaciones. Habló de ensayos pediátricos, de las complejidades del
covid-19, de la dificultad de producir vacunas, en fin, no dijo nada que no se
sepa, sin reconocer que en la batalla contra el covid-19 esa gran potencia
sanitaria mundial que dicen que es Cuba, ha perdido. Y eso también
causa malestar en la población.
En este punto, empezó la
demagogia y las medidas populistas, que fueron varias. La primera llegó de
sopetón y fue inesperada. El régimen autoriza de forma excepcional la
importación de alimentos, aseo y medicamentos. Recordar al respecto que también las tiendas en MLC se
anunciaron como temporales y llevan casi dos años en funcionamiento.
La decisión del régimen
se justifica por la escasez de medicamentos en instituciones
hospitalarias y farmacias. Es decir, los cubanos que vengan del exterior podrán
traer medicamentos sin límite, una actividad que va a generar negocio, porque
el sistema nacional se encuentra colapsado por la escasez de divisas y eso que
Cuba produce con la industria nacional casi el 80% de los medicamentos
oficiales. Los productos más afectados están relacionados con los antihipertensivos,
antibióticos, analgésicos, anticonceptivos, vitaminas y productos de uso
estomatológico.
En este punto apareció
el embargo de Estados Unidos, como responsable de que los proveedores, por las
presiones y las nuevas medidas del gobierno de aquel país, estén
imposibilitados de garantizar los envíos. Marrero no dijo que, en el comercio
de Cuba con Estados Unidos, los medicamentos importan más de 50 millones de
dólares.
Destacó la medida, que obedece a la prioridad de la producción de medicamentos para el enfrentamiento a
la covid-19 y la red hospitalaria, para hemodiálisis, hipertensos,
antibióticos, diabéticos y pacientes de oncología, así como para los centros de
aislamiento y la red de farmacias. No cabe duda que más de un cubano se vacunará con las
procedentes del exterior, que son más confiables.
Además de los
medicamentos, se podrá traer del exterior alimentos y artículos de aseo a las
personas naturales, una decisión que va a relanzar el negocio de las mulas, a
unos niveles similares a los de antes de la entrada en funcionamiento de las
tiendas en MLC. De hecho, las cantidades
por tipo de artículo permitido quedan suprimidas para la libre importación de
estos bienes y además, como regalo, libres de derechos arancelarios.
En esencia, de forma
excepcional y con carácter temporal, de forma inmediata (lunes 19 de julio) el
régimen comunista de Cuba autoriza la importación por los pasajeros con equipaje
acompañante, de alimentos, aseos y medicamentos sin límite de valor de importación y
libre de pago de aranceles hasta el 31 de diciembre de 2021. Los límites los
pondrá la aerolínea. Es una vergüenza que el régimen reconozca que no puede alimentar a la
población ni satisfacer sus demandas de aseo y medicamentos, y tira la toalla.
La pérdida en divisas que va a experimentar por esta decisión es millonaria.
Marrero se refirió a continuación a las nuevas medidas para la distribución de alimentos normados. Tan compleja es la burocracia comunista, que se tiene que evaluar el caso de las personas que se han asentado en otras provincias, aún sin dirección legal, y que no cuentan con libreta de abastecimiento en el lugar donde residen. Se pretende actualizar esta normativa que lo que se tendría que hacer es suprimir.
Unas
30.000 personas se encuentran en esta situación, en su mayoría en la capital,
aunque también está presente en otros territorios. También se habló de las medidas en el sector
agricultura que, según Marrero, han permitido incrementar los planes de siembra
y se han creado las bases para avanzar, pero no ofreció ni un solo dato. Y sobre el ordenamiento monetario se
limitó a decir que “siguen tomando decisiones con respecto a asuntos surgidos
durante su implementación”. Y poco más.
Otra medida populista
anunciada en la Mesa redonda es la eliminación de la obligación de utilizar la
escala salarial para el pago del salario. Fue el ministro de economía el que
tomó la palabra para explicar este asunto.
Señaló, a modo de
introducción, que el 26 de mayo, en una sesión del consejo de ministros,
se aprobó el proceso de perfeccionamiento de los actores económicos, que
incluye el sector no estatal y el estatal, con la empresa estatal como sujeto
principal del modelo económico.
Y citó las dos medidas
aprobadas para su implementación en la empresa estatal. De un lado hizo una
actualización sobre el estado del proceso de elaboración de las normas
jurídicas sobre las micro, pequeñas y medianas empresas, el trabajo por cuenta
propia y las cooperativas no agropecuarias y, de otro lado, con referencia a los acuerdos del
8vo Congreso del Partido, señaló que el perfeccionamiento del sistema de
retribución por el trabajo aportado, es decir cómo se cobra el salario en la
empresa estatal socialista, fue una de las prioridades marcadas.
La modificación de los
sistemas de pago y la incorporación de la distribución de la utilidad como
ingreso móvil de los trabajadores han dado los primeros pasos y el gobierno ha
acordado eliminar la obligación de utilizar la escala salarial para el
pago del salario en las empresas estatales.
Como dijo el ministro,
se trata de “una medida de gran calado y profundidad, que dota de autonomía a
la dirección de la empresa estatal y de mucha responsabilidad. No es lo mismo
el pago de salario por una escala que, en términos prácticos, ya está aprobada
por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a que usted disponga de un
fondo de salario aprobado y tenga la autonomía de distribuir ese fondo en
correspondencia con las diferentes plazas, actividades, profesiones del
personal que tiene en la empresa”. Claro que no. La decisión puede llevar a una
espiral de incrementos salariales sin contrapartida de productividad que acabe
resultando en una falta de rentabilidad de las empresas lo que obligue a dar más subsidios del presupuesto.
Para que esta medida
tenga impacto en el sector empresarial, por mucha gradualidad que
imponga el ministro, fallan los dispositivos de productividad y competitividad,
que dependen de la demanda del mercado y la tecnología. Es como construir una
casa empezando por el techo. Jugar con las escalas salariales y romper los
principios de una “negociación colectiva a la cubana” sin reformar los
principios básicos del sistema económico, puede ser un desastre para el ámbito
de las relaciones laborales.
Lo reconoció el ministro
cuando dijo que las empresas tienen que “tener contabilidad, organización,
desarrollo en la gestión de los recursos humanos, un control interno adecuado,
que nos permita ir probando y generalizando esta medida al resto de la economía
hasta llegar a todas las empresas estatales”. Ah, ¿Qué no lo tienen?
Está bien aumentar el
salario a los trabajadores, pero la productividad es fundamental y si las
empresas no son libres para configurar su estructura productiva, esta medida no
va a ningún sitio seguro. El ministro
sabe que si quiere respetar el principio de que se gana más mientras más
riqueza se genera, mientras más eficiente se es y mientras más se aporte al
Estado, no queda otra alternativa que privatizar el sistema empresarial, y
establecer un marco respetable de derechos de propiedad. No hay otra.
No se trata de dar en el
sector no estatal “determinada libertad para fijar la cuantía de dinero que se
le paga a los trabajadores, lo cual estamos incorporando al funcionamiento y
gestión de la empresa estatal socialista”. Se trata de liberalizar los
elementos técnicos y organizativos vinculados a la estructura productiva para
que las empresas puedan decidir con libertad, las estatales y las no estatales.
A continuación, el
ministro de economía hizo referencia a las nuevas medidas relativas a la manera
de funcionar y operar de la micro, pequeña y mediana empresa estatal, como
parte del fortalecimiento de la propia empresa estatal socialista, cuyo dueño
es el estado, asumiendo que debe tener un papel distinto al privado que lo haga
en una empresa. La pregunta es inmediata, ¿por qué debe ser así? No existe
ninguna razón para que la gestión de una empresa, estatal o no estatal, sea
distinta. Las dos deben responder a sus consejos de administración en términos
de rentabilidad, produciendo bienes y servicios con demanda en el mercado y a
buenos precios.
Aunque el ministro no lo
crea, las unidades presupuestadas, empresas u Organizaciones Superiores de
Dirección Empresarial y también centros científicos y universidades deben
actuar como se ha descrito. Mucho se está dando vueltas a la Mipyme y se tiene
la sensación de que el gobierno comunista no las quiere libres sino sometidas
al control político. Mal asunto. La empresa libre no cree en subordinaciones de
ningún tipo ni en jerarquías u obediencias políticas. Solo responde al consejo
de administración y a sus clientes y stakeholders. El dueño es el dueño, y debe
responsabilizarse de su empresa ante los trabajadores y clientes. Cualquier
parcheo es ineficiente y no servirá para que funcionen las Mipymes.
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