Más ataques en la prensa oficial a coleros y revendedores: viene lo peor

Elías Amor Bravo economista

En el régimen castrista hay una corriente de pensamiento oficial que declara, abiertamente, que las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) se han convertido en un negocio. Y dada la repugnancia que las autoridades de este país tienen hacia todo lo que significa rentabilidad, lucro y beneficio, no es extraño que ya haya algún sector que esté pensando en cómo cortar de raíz este proceso de enriquecimiento de algunos. 

Más aun cuando se advierte cierta demagogia en la posición oficial, lo que se percibe fácilmente en un artículo publicado en Cubadebate con el título, “Tiendas en MLC: entre acaparadores, coleros y reventas”. Allí se afirma, en concreto, que este enriquecimiento en las tiendas en MC no beneficia a “quienes de vez en vez y con el mayor de los esfuerzos destinan parte del salario para “recargar” su tarjeta magnética y poder adquirir, luego, productos de primera necesidad, por ejemplo, o para muchos de los que reciben asiduamente remesas desde el exterior”.

Entonces, ¿a quién benefician estas tiendas?

La respuesta es fácil: a los coleros, acaparadores y los revendedores, calificados de forma despectiva como “astillas del mismo palo”, que se han colado por la puerta abierta del negocio de las tiendas en MLC.

El otro día era Granma quien arremetía contra los mercados informales. Ahora es Cubadebate, y quién sabe. La prensa oficial ha iniciado, siguiendo directrices del régimen, una campaña de desinformación para poner al pueblo en contra de los coleros, revendedores y acaparadores, que son el origen de los desastres que se viven actualmente en Cuba. En Granma aludían a las tiendas estatales, donde con frecuencia hay tanta escasez que ni siquiera haciendo cola se tiene garantías de conseguir lo que se necesita. 

Y ahora en Cubadebate la emprenden contra las tiendas en MLC convertidas en establecimientos que han pasado a ser “los proveedores de un mercado informal que se ha ido afianzando casi formalmente a ojos vistas y de ganancias que engrosan las arcas de unos pocos a costa de los bolsillos de muchos”.

Pero es que acaso, ¿se esperaba algo que no fuera así? Si a los comunicadores del régimen les sorprende que se haya producido este movimiento dentro de la economía cubana, es porque desconocen las razones que explican la motivación de los seres humanos que son, en esencia, las bases de la economía. Y en Cuba, por suerte, esas motivaciones siguen vivas después de 63 años de adoctrinamiento comunista que el pueblo ya no se cree ni de lejos.

Hay preocupación porque los artículos se venden en el mercado informal a precios superiores a los de los anaqueles. Normal. Tiene que existir ganancia para quien se dedica a esta actividad, por otra parte, habitual en cualquier país del mundo, y si en el mercado informal se pagan precios más elevados, es porque hay demanda, en esencia, necesidades y capacidad de compra. 

¿Por qué el gobierno comunista no hace lo posible por desplegar ese mismo comportamiento en su oferta, y obliga a la gente a recurrir al mercado informal para comprar cualquier cosa? Esta información nos hace ser muy optimistas con respecto a una recuperación de la economía de mercado libre en Cuba después de esta pesadilla colectivista. 

Los cubanos hacen muy bien al recurrir al mercado informal, y cuanto mayor sea el número de transacciones que se efectúen en el mismo, más será cuestionado el sistema de racionamiento comunista que está obsoleto y no va a ningún sitio. Lo que en Cubadebate denominan “trapicheos” no son otra cosa que la respuesta racional y eficiente del mercado a la implacable escasez de cualquier cosa que existe en Cuba. Y la gente ya está harta. No aguanta más. Confían más en revendedores, acaparadores y coleros que en el estado comunista. ¿No es esto un estado fracasado?

Mientras que la doctrina oficial comunista anda intentando dar una explicación a cuestiones tan aburridas como que si las colas tienen inmunidad, o se puede acometer la venta regulada o contrabando sin medida, o si los empleados y dirigentes de los establecimientos se encuentran atados de brazos, e incluso, si se rompe la cadena dependiente-revendedor-mercado negro o se benefician todos los eslabones, lo que deberían hacer es avanzar en Cuba hacia un modelo de organización comercial similar al que existe en el resto de países del mundo.

En España, República Dominicana, incluso Haití, nadie recurre a coleros, revendedores o acaparadores para comprar los bienes y servicios que se necesitan, porque existe un mercado dirigido por agentes privados mayoristas y minoristas cuyo objetivo es satisfacer las necesidades de los consumidores. Así de fácil, así de complicado para la mentalidad comunista. 

En Cuba si hay desabastecimiento crónico durante 63 años no es por causa del embargo o bloqueo de Estados Unidos, sino del interno, con origen en el modelo económico y social, que impide desplegar las fuerzas productivas de la sociedad, que existen por suerte y se resisten a ser aplastadas por la represión del régimen.

Los comunistas cubanos deberían estar agradecidos a esta gente que se dedica al comercio en los mercados informales, porque con ellos, muchos de los problemas cotidianos de alimentación, limpieza o aseo encuentran solución. Es verdad que el comercio se ha concentrado en todo tipo de bienes, sobre todo los que se entregan por medio de la odiosa libreta de racionamiento, pero la cantidad ha ido aumentando en términos cuantitativos y cualitativos. 

Y ello porque en los mercados “oficiales” la escasez es absoluta, y la gente está harta de esperar y esperar en las colas sin tener seguridad de que les llegue el producto. Y además, como no se pueden depositar los dólares que se reciben de las familias en los bancos, eso libera un componente monetario superior al que existía antes de la prohibición, para las transacciones en efectivo que se realizan en los mercados informales. Ya lo decíamos hace unos días. Las prohibiciones del régimen al dólar en las cuentas bancarias van a generar una expansión sin precedentes de los mercados informales. Esto que se denuncia en Cubadebate es solo el preludio de lo que viene.

La única preocupación viene de que más pronto que tarde, los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) van a empezar a emplearse con contundencia contra estos mercados informales, y veremos también las imágenes grabadas en los móviles del pueblo poniéndose del lado de los comerciantes informales, y en contra de la seguridad del estado. El régimen es consciente de que se juega mucho en esta batalla y lo más probable es que intente que la represión pase desapercibida, “apretar clavijas” o jugar con el miedo, que siempre ha dado resultados. El estallido social está tan cerca, que ya no saben a quién echar la culpas

Al final, la posición oficial está tan sorprendida de lo que está ocurriendo en Cuba que unas veces dicen si, y otras no. En este asunto de las tiendas en MLC, tan solo recordar al ministro de economía que decía que no eran del agrado del régimen pero que no quedaba más remedio que ponerlas en funcionamiento, de manera temporal, pero ya llevan un tiempo más que suficiente para que se pueda comprobar sus ventajas 

Los comunistas las califican de mal necesario para este país, pero saben que no las pueden eliminar porque en este momento son necesarias. Y vender en pesos seria insostenible, porque la economía está colapsada y no genera divisas. En tales condiciones, no queda otro remedio que ir cercenando espacios a los mercados informales, atacarlos en la prensa oficial y generar miedo. 

Me temo que con todo esto no van a frenar las transacciones en el mercado que irán a más. Coleros, acaparadores y revendedores le están diciendo al régimen comunista por donde tienen que ir las reformas. Si no escuchan, si no atienden, allá ellos. 


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