Valdés Mesa, por dónde le entra el agua al coco
Elías Amor Bravo economista
Valdés Mesa parece que ha descubierto al final “por
dónde le entra el agua al coco”. En Granma recogen como titular una frase suya
en un encuentro con campesinos en las provincias de Sancti Spiritus y
Ciego de Ávila. La frase en cuestión dice “el primero que tiene que ganar es el
productor agropecuario”.
Si. Tiene razón. Desde los tiempos del fisiócrata francés
Juan Francisco Quesnay, allá por el siglo XVIII se sabe que la tierra tiene que dar de ganar básicamente porque en caso contrario, se abandona. Así de fácil. La
Fisiocracia animó al pensamiento económico durante décadas a situar la
agricultura en el centro de las economías, y hasta bien avanzada la industrialización,
e incluso después, los economistas clásicos se basaron en la agricultura para
exponer sus distintos modelos. No cabe duda de que, el sector agropecuario
tiene que producir, y, además, ser eficiente haciéndolo, ganar dinero, ser rentable.
En Cuba, Valdés Mesa, que por edad debió conocer la floreciente
agricultura cubana anterior a 1959, debe estar padeciendo el insoportable
sentimiento de que asiste al final de un modelo económico que nunca sirvió para
nada. Estas visitas de evaluación del comportamiento de la producción
agropecuaria y sus perspectivas inmediatas, que está haciendo por distintas
provincias del país, le han debido mostrar la dura realidad del fracaso. El ejemplo de Ciego de Ávila, que por
su geografía y la existencia de un manto freático con reservas suficientes de
agua, así como la experiencia de los trabajadores del sector agropecuario, se
está intentando dinamizar la producción agropecuaria, pero se tiene la
impresión de que no se consigue ni el auto abastecimiento de alimentos.
Por eso, viendo que el caso está perdido, Valdés Mesa
se dedica a lanzar las mismas “arengas” por donde quiera que va, y de las que ya
se ha hecho referencia en otras entradas de este blog. Ahora, en el discurso
mitinero que escuchan con atención los asistentes a estas reuniones, entre los
que hay de todo, desde miembros destacados del partido, el ministro de la
Agricultura, gobernadores provinciales, dirigentes de empresas estatales y un largo etcétera
de autoridades que acuden a aplaudir y apoyar todo lo que dice el dirigente
comunista.
En este último acto, ha vuelto sobre la idea de que lo
primero y más importante que deben conseguir los campesinos y demás productores
agropecuarios “es producir más alimentos para el pueblo” y para ello "deben ganar". No es extraño que
unos y otros se mirasen sorprendidos ante este tipo de asertos, ya que es
reconocido el hecho de que si la agricultura cubana no produce más no es por culpa
de los campesinos, sino de la innumerable pléyade de trabas, obstáculos e injerencias
que practica el régimen para someter a los productores y limitar sus ganancias evitando que se enriquezcan. Porque una cosa es que
existan dificultades y carencias, como dijo Valdés Mesa, pero que esos problemas
estén siempre ahí, que no se resuelvan de forma adecuada y que los cubanos se sigan
quejando de que la comida no llega, es algo que se tiene que resolver y ya.
La arenga del viejo dirigente comunista a incrementar
la producción abordó la cuestión del encaje de las famosas 63 medidas aprobadas
por el régimen para tratar de dinamizar el sector agropecuario, y que no están
dando los resultados previstos, ya que la comida sigue faltando. No es extraño
que las autoridades estén preocupadas, porque los motores que impulsaron las protestas
del 11 de julio siguen estando ahí, y, al menos de momento, no ha se encontrado
una solución para corregir el desaguisado.
Por eso Valdés Mesa dijo que “ese proceso va lento” y
añadió que “nos falta dinamismo, tenemos burocracia y la mayor traba es que no
hemos tenido la capacidad de llegar a todos los productores, y si alguien debe
tener claridad con las medidas es el productor agropecuario”. Está bien que por
alguna vez alguien del régimen asuma responsabilidades, aunque sea con la
boquita pequeña y sin armar mucho ruido. Lo cierto es que acto seguido, el
bloqueo apareció como la primera causa de todos los males, a lo que se añadieron
las dificultades financieras y de importación de productos y servicios que son
necesarios. Y vuelta a empezar, porque si no se estuviera ante un sector
agropecuario ineficiente, estos problemas seguramente no existirían.
La clave es que la tierra cubana produzca y de dinero, como
querían los Fisiócratas franceses del siglo XVIII. Lo bueno es que los campesinos
lo tienen claro, y así se lo comunicaron algunos valientes a un Valdés Mesa
desconcertado por el tono de las intervenciones. Los cubanos han perdido el
miedo, y eso se manifiesta incluso en las notas que publica Granma, donde se da
entrada a posiciones en muchos casos, contrarias a las del régimen. Lo que es
inconcebible es que zonas de la geografía cubana especialmente preparadas para
la agricultura, tengan dificultades para alcanzar producciones estables y
continuas. Habría que plantearse si el diseño actual basado en mini industrias o
en empresas estatales socialistas, como la Agropecuaria La Cuba, la pecuaria
Isla de Turiguanó y la agroindustrial Ceballos es el más adecuado para producir
más. Sin duda alguna, menos economía estatal y más sector privad empoderado
proporcionaría resultados mucho mejores.
Los campesinos, como Jaime de León López, de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) El Vaquerito, Martín Alonso Gómez, de la CCS Reinaldo Maning,; Rolando Macías Cárdenas, de la CCS José Antonio Echeverría, y Carlos Blanco Sánchez, director de la Agropecuaria La Cuba, que participaron en el acto saben que para producir hace falta otro modelo menos intervencionista, con menos trabas, y en el que el estado se retire otorgando la capacidad de decisión al sector privado. Y sobre todo, ganar dinero, que la tierra sea rentable y que la escala se pueda aumentar por medio de inversiones.
Transformaciones estructurales necesarias que
se están retrasando de forma injustificada y que impiden alcanzar procesos
productivos racionales y eficientes que permitan al campesino “ganar” como dijo Valdés Mesa. Los llamados del dirigente comunista a evitar “tierras
vacías”, a fomentar polos productivos, a cumplir los planes de diversificación
de cultivos, y en suma, las 63 medidas aprobadas por el gobierno, sonaron a
coco vacío, tras explicar su idea de por dónde le entra el agua. Una pérdida de
tiempo más, y los problemas ya no admiten dilaciones.
El gran problema es que en este sistema nadie puede obtener libertad económica, todos debemos depender del todopoderoso gobierno, como dijo Lenin "el gobierno será Dios "
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