Empresas de alta tecnología: ¿la vía para la reducción del sector presupuestado?
Elías Amor Bravo economista
¿Quién dijo que en Cuba nunca se atentaría contra el sector presupuestado que es dueño del 80% de los medios de producción? Pues nadie. Agárrense bien al asiento y si lo creen conveniente, miren para otro lado, que vienen curvas. Que el último en salir apague la luz. Son tiempos difíciles en que las soluciones son complejas y se encuentran allende las fronteras de lo que dispone la constitución comunista de 2019.
Allí en el Título II relativo a los fundamentos económicos, se dejó bien claro que “en la República de Cuba rige un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la sociedad” (artículo 18).
Bueno quizás esta carta de presentación pueda servir para andar enredando con el populismo y la demagogia victimista en sitios como el foro de Sao Paulo o en los improductivos e infinitos debates de la CELAC, pero en Cuba toca vivir otros tiempos y se agotan los plazos.
Y, de pronto, cuanto mayor es la reafirmación comunista en la defensa de lo estatal como eje del sistema económico, las virtudes de la planificación central y la intervención directa en los mercados, el control absoluto de la vida del sector privado para impedir su escalabilidad, y demás majaderías, nos sale el consejo de ministros presidido por Marrero desgajando a tres laboratorios estatales dependientes del sector presupuestado, en concreto de BIOCUBAFARMA y convirtiéndolos en empresas. Y esto se produce mediante sendos acuerdos del consejo de ministros, que como he señalado en numerosas ocasiones, podrían ser la vía expedita para, yendo de la ley a la ley, avanzar hacia la libertad económica y empresarial en Cuba.
Por medio del primero de los acuerdos, publicados en la Gaceta oficial ordinaria 101 de 13 de septiembre, se otorga a Laboratorios AICA la categoría de empresa de alta tecnología; el segundo acuerdo es para el Centro de Inmunoensayo, CIE y el tercero para el Centro de Neurociencias de Cuba, CNEURO.
La empresa Laboratorios AICA produce 170 medicamentos: Inyectables líquidos en ampolletas, Inyectables líquidos y liofilizados en viales. Tiene cuatro instalaciones productivas con 11 líneas de producción y una instalación dedicada a I+D.
La empresa Centro de Inmunoensayo pertenece al ámbito de la biotecnología e investiga, desarrolla y produce estrategias, tecnologías y productos para el pesquisaje económico y científicamente sustentable de enfermedades metabólicas, transmisibles y no transmisibles, a ciclo completo. Con más de 30 años de experiencia, cuenta con personal especializado en desarrollo y la producción de la tecnología SUMA® en laboratorios, talleres automatizados y plantas de producción, dotados de equipamiento de elevada productividad y calidad en las técnicas del inmunoensayo.
La empresa Centro de Neurociencias de Cuba es una institución de investigación y desarrollo dedicado a la investigación traslacional en Neurociencia, Neurotecnología y otras tecnologías médicas, que abarca desde la investigación básica hasta el desarrollo, producción y comercialización de tecnologías en neurociencia cognitiva, neuroinformática, neuroimagen funcional, análisis de señal bioeléctrica, modelación matemática, investigación neuroquímica, genética molecular e impresión 3D para dispositivos médicos.
Los tres se desgajan del poderoso Grupo de las Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas, BIOCUBAFARMA, por lo que su conversión en empresas de alta tecnología surge de un dictamen elaborado por una comisión del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, amparándose en lo dispuesto en el Decreto 2 “de las empresas de alta tecnología” aprobado en enero de 2020 y la posterior Resolución 50 del “Reglamento para el otorgamiento de la categoría de Empresa de Alta Tecnología”, de la Ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de 29 de enero de 2020.
El Decreto 2 “de las empresas de alta tecnología” en su momento pasó desapercibido, pero a él se tiene que recurrir para entender esta asimetría del gobierno comunista con el tratamiento a distintos ámbitos de los medios de producción en la economía cubana.
La norma definió las empresas de alta tecnología como las organizaciones que se caracterizan por mostrar una actividad intensiva en investigación, desarrollo e innovación, así como elevados estándares tecnológicos; cierran el ciclo de investigación, desarrollo, innovación, producción y comercialización de productos y servicios de alto valor agregado, con énfasis en el mercado exterior; y constituyen una vía de conexión y alineación del conocimiento con la producción, tanto por los resultados de la investigación científica y tecnológica propia, como de la asimilación y empleo de conocimientos procedentes de fuentes externas.
Asimismo, se las reconoce como entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación al tener como característica el uso intensivo del conocimiento y la innovación, a partir de lo establecido en la legislación vigente y debe cumplir los siguientes principios fundamentales los siguientes:
a) operan el ciclo completo de investigación, desarrollo, innovación, producción y comercialización de productos y servicios de alto valor agregado que internacionalmente clasifican como de Alta Tecnología;
b) cierran su ciclo económico tanto en el mercado nacional como en el mercado exterior, con énfasis en este último, a partir de exportaciones propias o de integración a una cadena productiva;
c) basan sus operaciones en productos o tecnologías novedosos, con un alto componente de activos intangibles, entre los que se encuentran el conocimiento debidamente protegido mediante propiedad intelectual, el empleo de elevados estándares de calidad y la obtención de certificaciones nacionales e internacionales sobre estos;
d) desarrollan modelos de negocios en estadios pre-comerciales, que permiten financiar el desarrollo y registro de estos productos en el exterior;
e) destinan parte importante de sus ingresos a la investigación científica y tecnológica, la innovación y los altos estándares de calidad;
f) tienen una alta productividad del trabajo, sostenible en el tiempo;
g) emplean fuerza de trabajo de alta calificación;
h) trabajan mediante alianzas y redes de colaboración en las que participan terceros nacionales y extranjeros, así como organizaciones internacionales;
i) establecen modelos de negocio con menores costos y mayores márgenes comerciales a partir de una amplia reutilización del conocimiento creado; y
j) poseen contabilidad certificada. Resumiendo, deben ganar dinero.
A su vez, para calificar a una entidad como empresa de alta tecnología, se evalúa una serie de requisitos e indicadores:
a)
Ventas netas a partir de las
exportaciones de bienes o servicios de alto valor agregado e ingresos por
intangibles. ≥ 20 %
b)
Relación del total de importaciones y las
exportaciones. ≤ 0,7
c)
Recursos financieros dedicados a la
investigación, desarrollo, innovación, con relación a la facturación. ≥ 10 %
d)
Productividad del trabajo expresada en
pesos de Valor Agregado Bruto por promedio de trabajadores. ≥ 50.000
e)
Registros de la propiedad intelectual
(patentes, registro de autor, secreto industrial, marcas, entre otras). ≥ 1 por
año
f)
Introducción de productos (bienes y
servicios) innovadores en el mercado o de mejoras tecnológicas que disminuyan
costos, aumenten productividad o estándares de calidad. ≥ 1 por año
g)
Por ciento de profesionales
universitarios con relación al total de trabajadores. ≥ 25 %
h)
Potencial científico expresado en el por
ciento de doctores, másteres en Ciencia y especialistas de posgrado, con
respecto al total de sus profesionales universitarios. ≥ 15 %
Y aquí viene la curva más importante, ¿por qué es interesante obtener la condición de empresa de alta tecnología? Básicamente, por el funcionamiento que autoriza el régimen a las mismas que dista mucho del estándar de la economía.
Se les permite operar con un régimen financiero especial que facilita un esquema cerrado de financiación, en el que retienen un por ciento de los ingresos que reciben en moneda libremente convertible que depende de las características de cada empresa y se aprueba en el plan anual de la economía.
También, certifican anualmente sus estados financieros, por lo que tienen atención priorizada por parte de las entidades autorizadas a brindar este servicio. Pueden realizar exportaciones e importaciones directas, así como elaborar y presentar a la organización superior de dirección empresarial a las que se integran, una directiva de negociación genérica por cada categoría de negocio, para su aprobación por el nivel correspondiente; una vez aprobada, las empresas ejecutan directamente sus negociaciones.
Pueden contratar por tiempo determinado especialistas de alta calificación para llevar a cabo proyectos de investigación, desarrollo e innovación, los que reciben ingresos por esta actividad, con independencia de lo que perciban por otras fuentes, incluso pueden contratar por tiempo determinado especialistas extranjeros de alto nivel, de acuerdo con las normas vigentes, cuando no sea posible la contratación de nacionales.
Cuentan con una escala salarial específica, rinden información a través del Sistema Nacional Estadístico, mediante el registro diseñado a estos efectos por la Oficina Nacional de Estadística e Información; y cuentan con un tratamiento tributario diferenciado. Incluso, el régimen les aprueba la distribución de utilidades después de impuesto a los trabajadores sin límite en la cantidad de salarios medios obtenidos en el año, cumpliendo el procedimiento establecido en la legislación vigente.
Las facilidades no pueden ser mayores, y salvo esa dependencia jerárquica de las OSDEs, respiran libertad, mucho más que otras empresas estatales, y no se diga respecto al sector presupuestado al que pertenecían los centros antes de transformarse en empresas de alta tecnología. La cuestión de la propiedad de los medios de producción puede ser secundaria.
Sin embargo, no conviene lanzar campanas al vuelo. Esta efímera condición, como ya se ha señalado, depende de “decisiones políticas” de los jefes de los organismos de la Administración Central del Estado, de organizaciones superiores de dirección empresarial y de administraciones locales, y al final el consejo de ministros otorga, renueva y revoca la categoría de empresa de alta tecnología, lo que implica que hay que portarse bien y no dejar de ser un “buen comunista” al corriente de las obligaciones del partido.
El procedimiento que se ha seguido en todos los casos, jerárquico y burocrático, al gusto de la administración comunista cubana, permite a estos centros, hasta ahora dependientes del sector presupuestado, iniciar una nueva vida en el ámbito empresarial.
De momento, la carta de naturaleza de empresa de alta tecnología se concede por un plazo de tres años, al final del cuál se podrá decidir la continuidad o la no renovación, teniendo en cuenta los indicadores y requisitos que se establecen en la disposición que otorga la consideración de empresa. Todo atado y bien atado, pero al menos, tres años por delante, en los que el Ministerio competente se reserva las labores de seguimiento, control y evaluación permanente.
Conviene recordar que, anteriormente habían logrado la calificación de empresas de alta tecnología el Centro Nacional de Biopreparados (BioCen), complejo científico-industrial que da salida fabril a más de 30 producciones de la biotecnología, y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), donde el 25 % de las ventas corresponde a productos de exportación. También tienen esa clasificación el Centro de Inmunología Molecular (CIM), con 42 objetos de invención y más de 800 artículos científicos, y la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Alcanzados (Citmatel), que trabaja en líneas de proyectos de innovación, algunos vinculados al comercio electrónico, la telefonía IP, IoT y cartelería digital, la educación a distancia, proyectos de software para la administración y la ciencia, el desarrollo de aplicaciones para tecnologías emergentes cubanas, entre otros.
Sería bueno que alguien informase de los resultados obtenidos con esta experiencia empresarial.
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