La ayuda económica a los vulnerables: otro gran error

Elías Amor Bravo economista

La aprobación por el régimen comunista cubano, como dice Granma, de una "nueva ayuda económica temporal" a la población considerada vulnerable, es el indicador más evidente del fracaso absoluto de la Tarea ordenamiento y, al mismo tiempo, el reconocimiento de que la economía cubana está colapsada y además, va a peor. 

Nueve meses es lo que ha durado aquel anuncio enfático de Díaz Canel en la rueda de prensa del 10 de diciembre de 2020, junto a Raúl Castro, presentando el contenido de las principales medidas de la Tarea Ordenamiento. Recuerdo que de forma decidida anunció aquella reducción de subsidios y gratuidades indebidas, que acabó siendo una trampa económica, que no ha podido resistir las presiones sociales procedentes de todos los sectores y que saltaron a la opinión pública mundial el pasado 11-J.

La decisión del régimen de dar esta ayuda económica a través de la seguridad social es lo que se denomina “pan para hoy y hambre para mañana”, una dádiva populista de los regímenes autoritarios latinoamericanos más obtusos e incompetentes. Cuba se ha convertido en uno de ellos, y este tipo de decisiones, lo confirman.  

Todo el mundo era consciente que, de la noche a la mañana, un sistema social que depende de una maraña de subsidios para sobrevivir no puede quedarse sin esas compensaciones. Más aún cuando se vio que la mayor parte de los subsidios que fueron eliminados iban dirigidos a atender las necesidades de las personas más vulnerables del país, a las que cayeron encima los efectos combinados de la inflación de tres dígitos, la reducción de los subsidios y la continuidad de la pandemia del COVID-19. Un cóctel explosivo para esos 161.574 beneficiarios que el régimen comunista se ha sacado de la manga para regar con gasto público y calmar las protestas sociales.

El castrismo dice atender, de forma permanente, las necesidades de las personas más vulnerables en Cuba, incluso en contextos excepcionales como el que atraviesa la economía. Pero estas atenciones suelen estar mal diseñadas y, en general, acaban creando problemas mucho más graves que los que se pretenden resolver. Un buen ejemplo es la política de precios topados, que suele acabar vaciando los mercados y creando problemas de subsistencia.

Ahora, bajo el principio de que nadie quede desamparado ni abandonado a su suerte, el régimen comunista ha aprobado la financiación con más gasto público, realmente se desconoce el coste que estos subsidios van a suponer, consistentes en una ayuda económica temporal a los beneficiarios de la asistencia social que reciben prestaciones monetarias. Una ayuda que tiene como objetivo facilitar la compra de la canasta familiar normada, el arroz adicional y los productos de aseo que se entregan de forma controlada a través de la libreta de abastecimiento, cuyos precios, como los del conjunto de la economía, se han visto afectados por la inflación de tres dígitos que anda dando vueltas en la economía cubana

¿Qué creen que va a ocurrir? Nada. El aumento del gasto público con cargo al presupuesto dispara el déficit, que la CEPAL estimó en el 18% del PIB, pero con esta nueva expansión se irá por encima del 20% del PIB, y todavía quedan tres meses para acabar el año. Una decisión que solo permite afrontar los costos de la canasta en el corto plazo, y que, salvo lo contrario, no tendrá continuidad, lo que implica que el hambre de mañana llegará en cualquier momento. 

En todo caso, el régimen no escatima en gastos, no existe ortodoxia financiera, los recursos se reparten para calmar el estallido social, qué más da. Lo importante es aumentar las prestaciones y servicios que se ofrecen a través del sistema de seguridad social. Ya llegará el dinero de los prestamistas internacionales, y si no llega, el Banco Central se encargará de comprar las emisiones de bonos soberanos y a continuación, a inyectar más dinero en circulación en la economía y más inflación, y…. a ver cómo se sale de este círculo vicioso.

Los que peor van a acabar con este tipo de patrañas son los vulnerables, receptores de estas ayudas económicas, subsidios que el régimen dijo que iba a eliminar, pero que vuelven a la palestra para evitar nuevas protestas sociales. No hay que esperar mucho de este tipo de actuaciones populistas, porque los cubanos saben que esta no es la solución. 

Para que los vulnerables puedan alimentarse sin necesidad de pasar privaciones, la solución no está en el gasto público ni en más déficit, sino en las políticas de oferta, en el sector privado, y la clave es producir más y mejor. Incrementar la oferta en todos los sectores de la economía debería ser la principal prioridad del régimen comunista, pero no acierta ni una. Decían que aumentar la oferta, destrabar la economía, lograr encadenamientos, era lo que justificaba el riesgo de la Tarea Ordenamiento, pero aquí están asumiendo el fracaso y sin planes alternativos. Todo palabras y ninguna realización.

En cualquier sistema democrático del mundo un gobierno tan incompetente e incapaz habría sido barrido por el electorado en unos comicios. En Cuba esto no es posible de momento, pero ello no significa que vayamos a escatimar ni un espacio para desvelar los errores y pésimas decisiones de política económica del régimen. Los “bandazos” que no dan seguridad jurídica a nadie. Hoy es con los vulnerables, ¿y mañana con quién?


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