Las dos falsedades del comunicado de la superintendencia

Elías Amor Bravo economista

Volviendo de nuevo a la nota de la superintendencia del Banco Central de Cuba, al parecer portavoz autorizado del régimen ante la grave crisis que viene de la eventual sentencia del Tribunal supremo de Reino Unido, hay dos afirmaciones que son falsas y que deberían ser objetivo inmediato de corrección por los redactores.

La primera es que “el BNC y Cuba jamás han desconocido sus deudas”.

La segunda que “han mantenido siempre el interés de negociar con sus legítimos acreedores”.

La cuestión relativa al conocimiento/desconocimiento de las deudas externas de la economía cubana es una cuestión no resuelta y que en este momento es preocupante. Porque la última cifra de deuda externa de Cuba se publicó en el anuario estadístico de la ONEI de 2021, último publicado, los datos de deuda externa tan solo llegaron a 2019, de modo que estamos a cuatro años de la última cifra conocida. Y desde entonces ha llovido, y mucho.

Otros países más responsables, registran puntualmente sus datos en los informes propios y de contraste con los de las organizaciones a que pertenecen. Es el caso de Cuba y la CEPAL, esta organización latinoamericana elabora informes todos los años en los que Cuba está excluida de los cuadros estadísticos porque el régimen no suministra datos.

Cuba no ofrece la información y los especialistas tienen que recurrir a procedimientos indirectos para lograr una estimación, nunca el dato oficial, salvo si se aceptan los retrasos ya señalados. En 2019 la deuda externa de Cuba alcanzó el 20% del PIB de aquel año, es decir, casi la quinta parte de la producción de bienes y servicios se tenía que destinar a pagar compromisos adquiridos.

No obstante, hay dudas de que este sea el dato real, ya que las deudas de corto plazo, que son incluso las más negativas porque se hacen recaer sobre los proveedores y suministradores, son mayores aún.

En cuanto a la segunda afirmación, la experiencia muestra que las autoridades cubanas no han mantenido siempre el interés de negociar con sus legítimos acreedores. Tan solo negocian con aquellos dispuestos a realizar condonaciones y facilidades en el pago de intereses. También cuando se aceptan aplazamientos de los pagos sine die. No existe país en el mundo que reciba este tratamiento de sus acreedores. 

Lo que el Club de Paris hizo con la deuda externa de Cuba es una operación difícil de encontrar en otros países del mundo. Las facilidades que los estados nacionales conceden a los empresarios que hacen negocios en Cuba no tienen parangón con las de otros países. Las reclamaciones se realizan, pero el régimen, siguiendo funestas lecciones de los tiempos de Fidel Castro, simplemente no paga. 

Seria conveniente conocer qué acreedores de la Isla están al día en el pago de los compromisos. Por supuesto, tampoco este dato está disponible en las informaciones estadísticas cubanas. La oscuridad total, es una vergüenza.

Y como ocurre con otros tantos desastres del país, buena parte de los problemas actuales de Cuba con la deuda externa tienen su origen en los tiempos de Fidel Castro, que arremetía contra los acreedores de la deuda internacional en todos los foros en que tenía la posibilidad de hablar. 

Su argumento, completamente alejado de la realidad y que sus sucesores como Díaz Canel tratan de seguir sin éxito, consistía en que los países endeudados estaban en manos de poderosos “especuladores” que destruían sus sistemas económicos, condenándolos al subdesarrollo y la pobreza. Por ello, no deberían pagar, deberían declarar su no disposición a asumir los compromisos y los “especuladores” que siguieran su camino.

Claro, este argumento tiene muy poca o ninguna racionalidad económica, pero Fidel Castro debió creérselo, porque los defendió hasta el final de su vida, en tanto que la ceguera ideológica comunista le impidió comprobar que, a lo largo de su existencia, los países que recibían capitales del exterior, y se endeudaban, en vez de convertirse en pobres de solemnidad, experimentaban saltos al desarrollo, véase si no, los “dragones asiáticos, Chile, Uruguay o Brasil en América Latina, las antiguas colonias comunistas europeas y un buen número de países africanos, que superaron el atraso y la desigualdad gracias al capital extranjero y, por supuesto, a pagar puntualmente las deudas. Justo lo contrario de lo que hacía Castro.

Por eso Cuba, obligada a cumplir a rajatabla los conflictivos predicamentos del viejo dictador no  pudo beneficiarse del estímulo de la deuda externa al crecimiento, y en los últimos años de vida de Castro, logró algo inexplicable, que sus sucesores, en vez de aprender de la experiencia internacional, se aferraran al discurso negativo de Castro. Un drama.

De ahí vienen términos despreciables y nada utilizados en la literatura de los bancos centrales que pretenden ser respetables, como “fondos buitre” o “paraísos fiscales” o explicar la operatoria de estas entidades en los términos patéticos que lo hizo la nota de la superintendencia del Banco Central. Es evidente que los dirigentes comunistas están interesados en preparar un estado de opinión de "buenos y malos" que sirva para contrarrestar los efectos demoledores de la sentencia que en Londres se aplicará a la parte cubana en el contencioso con sus acreedores.

Por eso, sería deseable y es una recomendación que formalizamos desde este blog, que la susodicha superintendencia del Banco Central de Cuba, que al parecer va a actuar por orden de los dirigentes del régimen, como el órgano de carácter técnico, con autonomía para el ejercicio de sus funciones asignadas por la Ley, para informar de los resultados del proceso de Londres, modere el tono de su discurso y lo que es más adecuado, pida disculpas públicas a aquellos que prestaron el dinero a quién no tenía crédito alguno, Cuba, en los mercados internacionales de capitales. Quedan dos semanas, sería bueno que en este tiempo se asumieran los errores cometidos en la política de deuda externa y que se asuman los compromisos.

Muchos de los que prestaron dinero a Cuba desde 1997 y ya han pasado años desde entonces, se preguntan que habrá hecho el régimen con esos fondos, a la vista de que la economía cubana desde entonces se encuentra en una situación peor. Este es tema para otra entrada del blog que trataremos de analizar con las limitaciones de estadísticas citadas.


Comentarios

  1. Respecto a su última pregunta, Elias, seguro que podrá encontrar buena parte de su respuesta en los lujos de la familia real: el yate de Tony Castro, similar al de Bill Gates de $ 330 millones, el mantenimiento de los cotos de caza de cayo Saetia con especies raras de África y el sur de Asia, los viajes y propiedades por medio mundo. Todo eso se ha edificado con esos dineros.

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