Martí y las ideas económicas de progreso y libertad

Elías Amor Bravo economista

José Martí vivió en una época en que el enfoque de la economía pasaba por el desarrollo y el progreso económico. El apóstol tenía unas ideas muy claras sobre esta cuestión, que le impedirían apostar por el paradigma ciencia investigación y producción de Díaz Canel. No se andaría por las ramas. Sus ideas eran prácticas y aplicables dentro de un modelo económico que nunca apostó por el colectivismo o la estatalización.

Sin embargo, las ideas esenciales sobre economía del apóstol no han merecido la atención necesaria por parte de los dirigentes comunistas cubanos. Digamos que más bien al contrario, se han escondido, tergiversado e incluso manipulado para establecer un paradigma de pensamiento muy diferente. Esto se nota al centrar el discurso sobre unos asuntos, y, en cambio, olvidar otros

Por ejemplo, los comunistas se vuelcan con los argumentos de justicia distributiva que desarrolló el apóstol, pero se olvidan que Martí era, en consonancia con su época, un auténtico liberal en el pensamiento económico. Y para el la distribución equitativa solo podía alcanzarse si previamente había algo para repartir, lo que indicaba que la producción era una actividad prioritaria, la única que podía hacer que los países saltaran al desarrollo. Además, su idea de justicia iba asociada a lograr la libertad en todos los ámbitos, la económica por supuesto, y de ese modo, promover el desarrollo de los países para romper sus ataduras al subdesarrollo.

Las ideas del comercio internacional del apóstol tenían muy poco que ver con la denigración del imperialismo que le adjudican los comunistas, ya que Martí tuvo que luchar en su época contra el colonialismo, que era la tendencia dominante. De hecho Martí nunca tuvo obsesión enfermiza con el vecino del norte. Martí veía en ese país una serie de valores que podían ser trasladados a Cuba en promoción de su sistema económico, mejoría económica de las clases medias en la generación de riqueza, la innovación y el progreso a la modernidad. España, como potencia colonial, estaba muy lejos y muy atrasada, Estados Unidos era el aliado económico natural, una tesis que se sostuvo en la Isla desde los tiempos de Arango y Parreño.

Por eso, aunque estaba convencido de que el camino del futuro sería la industria, en pleno proceso de desarrollo en aquellos años, Martí nunca olvidó la importancia de la agricultura como sector motor. De ahí que defendiera las formas de competencia en el agro, y la supresión de los monopolios y latifundios de la tierra, entendiendo que esa propiedad privada del principal medio de producción podría estimular el desarrollo de la actividad. Martí, en consonancia con sus ideas liberales, defendió las ventajas de la libre competencia en la agricultura. No le gustaba las formas de concentración que España había implantado en toda América siguiendo los patrones peninsulares.

En cuanto a la manipulación del pensamiento económico de Martí hay un buen ejemplo cuando se tienden a mezclar los conceptos de antiimperialismo y anticolonialismo en la valoración de la realidad de las economías en su tiempo. Martí defendió la libertad económica y por ello, estaba en contra de cualquier concentración de poder, ya fuera la debida a razones históricas (el colonialismo) o las propias del desarrollo económico acelerado de su época (el imperialismo). Por eso Martí deseaba que las economías se dirigieran hacia espacios de libertad y competencia que frenasen la sustitución de un modelo por otro. Los hechos se encargaron de mostrar tiempo después de su pérdida que las ideas económicas en este ámbito tuvieron su plasmación en la realidad.

Ya casi al final de su vida, Martí dejó de prestar atención a las cuestiones internacionales generales y ofreció sus ideas sobre una estructura económica de la patria con la que soñaba. Y aquí también se han manipulado los contenidos. De hecho algunas de sus ideas sobre la economía de la patria podrían ser muy útiles de ser aplicadas adecuadamente por las autoridades del régimen. Me refiero a las ideas de Martí sobre la moneda. Cuando participó como delegado de Uruguay en la Conferencia Monetaria de las republicas de América que se celebró en Washington en 1891, pronunció una frase que debería ser muy escuchada y atendida por Díaz Canel, Gil y Marta Wilson. 

Según Martí, “la moneda del comercio ha de ser aceptable a los países que comercian. Todo cambio en la moneda ha de hacerse, por lo menos, en acuerdo con los países que se comercia más”. Este mensaje esconde varias ideas que tropiezan con las prácticas de los dirigentes comunistas y entraña varias ideas fundamentales del pensamiento del apóstol. 

Primera, que la moneda nacional es muy importante para un país y ello exige la máxima atención. Segundo, que la moneda debe tener un cambio flexible para adaptarse a las condiciones económicas de los principales mercados. Tercero, que la confianza y credibilidad de una economía nacional dependen de su moneda. 

¿Qué quieren que les diga? Si Martí viese la situación que existe con el peso cubano en 2023 y las principales monedas internacionales o le fueran a explicar cómo es posible que se adoptara un programa, la tarea ordenamiento, para acabar con la dualidad monetaria, y se acabaran creando otras dos, el peso unificado y la MLC, desde luego no estaría de acuerdo con lo que existe actualmente y con su espíritu crítico lanzaría sus ideas retando a los que han llevado a la economía cubana a uno de sus peores ratings de la historia. Martí tampoco podría entender que las cosechas de azúcar actuales fueran menores que en tiempos de la colonia.

Y, por último, aunque no menos relevante, Martí nunca fue socialista en sus ideas económicas, y muy probablemente rechazaría el texto de la constitución comunista de 2019 para su patria. El socialismo en tiempos de Martí era una ideología de libro que no tenía la menor concreción internacional y que había que interpretar, porque no era observable directamente. Pero es que a Martí, aspectos como el colectivismo, los monopolios (incluido el peor de todos, el estatal), o la injerencia en la vida privada de las personas, eran cuestione que no servían para que las naciones prosperasen. Todo lo contratio. De ahí la grandeza de su pensamiento.

Comentarios

  1. Muchas gracias Profesor Amor por recordar al Apóstol en el aniversario de su nacimiento.

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