¿Qué ocurrió en Londres la primera semana del juicio?
Elías Amor Bravo economista
Todos, alguna vez en la vida, hemos leído el cuento de Pinocho, escrito por Carlo Collodi, que narra las aventuras de un muñeco de madera que, por decir mentiras, le crecía la nariz. Y en la versión de Disney, todos los niños se sorprendían al ver que aquella nariz crecía y crecía hasta convertirse en la rama de un árbol. Mi experiencia con Pinocho ocurrió en Cincecito en La Habana, y yo debería tener 7 u 8 años. Y quedé impresionado. La moraleja que, enseguida advertían nuestros padres, era que no se podía decir mentiras.
Tanto, que no entiendo por qué hay gente adulta que, como Pinocho, dice mentiras. Viene a cuento de lo que dice un artículo en Granma titulado, “Fondo buitre admite que siempre pretendió demandar al Banco Nacional y a la República de Cuba”. Un titular que no es cierto, y que contribuye a crear más confusión sobre lo que está ocurriendo en Londres donde se dirimen los intereses de las dos partes por el asunto de una deuda exigida, y no pagada.
Dicho esto, la posición cubana, a tenor de juristas consultados, ha quedado muy debilitada en estos primeros compases del juicio, y todo hace prever que los representantes del fondo han ganado la primera batalla. No es lo que dice Granma. Ya veremos quién lleva razón.
La tesis expuesta en el diario estatal comunista insiste que los representantes del fondo, interrogados por la barrister inglesa que lidera la defensa en favor del Banco Nacional de Cuba (BNC) y la República de Cuba, admitieron que se consideró la demanda ante tribunales como una opción, desde que iniciaron los pasos para intentar adjudicarse los títulos de deuda que hoy son objeto de debate. ¿Es que cabe alguna duda al respecto? ¿A qué se dedican los fondos de capital riesgo y cual es su procedimiento de trabajo es algo que ni el más inocente desconoce? Otras experiencias anteriores en los tribunales de Nueva York o París defendidas por fondos contra Argentina o México fueros acreditadas por los jueces, por los mismos argumentos, y nada hace pensar que esta vez vaya a ser distinto. Una cosa es lo que se pueda querer, y otra lo que se consiga.
La juez sabe perfectamente que CRF como otros muchos fondos competidores, se especializa en lo que el régimen comunista cubano pretende descalificar, es decir, la compra de títulos de deuda cubana, y de cualquier país o empresa del mundo, cuando sus precios son bajos, porque los deudores se encuentran en situación de insolvencia o quiebra, con el objetivo de, más tarde, negociar y lograr una venta que el comprador inicial no alcanzó, porque no era su ámbito de actuación. Y aquí es donde se obtiene la rentabilidad buscada con este tipo de operaciones. Nada del otro mundo. El problema es que Cuba hizo oídos sordos a cualquier reclamación de los acreedores, y de eso también hay pruebas, de modo que la vía judicial no fue la primera intención, ni mucho menos.
Y la posición cubana tampoco ha conseguido oscurecer que CRF es el acreedor legítimo de las deudas contraídas en la década del 80. El fondo es acreedor al convertirse en titular, por medio de compra, de la deuda a su tenedor inicial. Y ahora se inventan que la reclamación del fondo se debe al papel de un funcionario cubano, responsable de la confección y firma del documento de cesión, en el que se daba el consentimiento del Banco, y por ende de Cuba, para que los derechos como acreedor fueran transferidos en favor de CRF. Pero, ¿alguien puede creer que un fondo de capital riesgo vaya a entrar en este negocio si todo no está bien firmado y justificado por las más altas instancias?
En su declaración ante el Tribunal este funcionario cubano admitió, que era consciente de que cometía un acto ilegal que rebasaba sus atribuciones y competencias, y que, además, no cumplía los requisitos legales para su validez. Y esto, lo hace alguien que está cumpliendo condena de prisión en una cárcel comunista, en las condiciones que entiendo los abogados habrán explicado a la juez.
Por ir más lejos, el funcionario, que declaró como testigo, reconoció, que su proceder fue resultado de una promesa de soborno hecha por representantes del fondo (a ver cómo lo justifica, en su caso). De acuerdo con los procedimientos bancarios vigentes, para la formalización de este documento se exige un tipo de papel especial con caracteres de seguridad, la presencia de dos firmas de tipo A, así como su inscripción en el registro oficial de cesiones de deuda (insisto, ¿alguien puede acometer una tramitación sin estos documentos?).
Y así, recurriendo a la burocracia, la defensa de la parte cubana dijo a la jueza que ninguno de los tres requisitos, se cumplieron, y por ello, piden que se invalide su eficacia jurídica y anule las consecuencias que se derivan de su emisión. Y aquí hay quien piensa que, en el régimen comunista cubano, donde la jerarquía y el control es absoluto, alguien puede actuar por libre ante un asunto delicado como este. Increíble, y no rellenar de forma debida un formulario. Espero que la jueza esté bien atenta a todo ello.
La parte cubana lucha en estos primeros embates por lograr la nulidad del documento emitido y las violaciones del procedimiento y reforzar el papel del BNC, que según dicen las normas cubanas, no tiene la facultad de actuar a nombre del Estado cubano, y de expresar su consentimiento para la cesión de una deuda pública. Lo tiene difícil. Entonces, ¿Qué hizo que el BNC entrase en toda esta refriega y quien autorizó? ¿Y por qué actuó de forma indebida?
Al parecer, la parte cubana argumentó que el BNC, desde 1997, no ejerce su papel como Banco Central del Estado de modo que, cuando recibió la notificación de un acreedor que pretendía ceder sus derechos sobre deuda pública estaba en la obligación de remitirla al Ministerio de Finanzas y Precios, y este, a su vez, al Consejo de Ministros, en su función de máximo órgano del Gobierno de la República de Cuba.
El por qué no se dieron estos pasos, y el viceministro primero de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, así lo dijo ante el tribunal, es el argumento que trata de reforzar el carácter ilegal y carente de consecuencias jurídicas de la supuesta cesión que alega el fondo buitre. Pero no parece que el juicio vaya a entrar en estos aspectos burocráticos y de procedimiento del régimen comunista. Estas son marañas de ramas que ocultan el bosque y no llevan a ningún sitio.
Y nada más. Lo que la parte cubana trata de demostrar es su desacuerdo con el proceder de un fondo de capital riesgo y el argumento falaz de que unos funcionarios corrompibles movieron papeles sin advertir a sus superiores. Realmente, deberían trabajar un poco más el argumentario jurídico si quieren progresar. Los millones de euros que pagan a los despachos que les asesoran, sirven de bien poco si pretenden ganar con estos mensajes lamentables que, insisto, nunca han servido para derrotar a los fondos en tribunales internacionales. Y que vienen a mostrar, en definitiva, un proceder poco creíble y confiable dentro del sistema financiero institucional del régimen comunista cubano. Cuanto más metan el dedo en esa herida, más difícil será que cicatrice. Dicho en otras palabras, el régimen se pone en evidencia ante el mundo.
Al final, una constante de estos juicios internacionales es que la razón siempre está del lado de los reclamantes. Los comunistas cubanos siguen sin entender que una deuda es una deuda, y que se tiene que pagar. No hay escapatoria posible. En Cuba, nacionalizaron sin compensación los activos del sector privado en su práctica totalidad, sin compensar a nadie, y la operación, al menos de momento, les salió como ellos querían. En los tribunales de justicia de Inglaterra se juega otra liga. Deberían saber. Además, queda mucho juicio todavía.
Habra donde encontrar las transcripciones del juicio en las redes?
ResponderEliminarAdi mismo amigo tienes razon en todo lo que dices
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