Mal comienzo de 2023: ya no hay ni libretas de racionamiento

Elías Amor Bravo economista

Los cubanos han empezado el año con el mismo drama que el anterior y todos los que han transcurrido desde 1962: leyendo con preocupación y ansiedad las noticias de la prensa estatal sobre la odiada canasta familiar normada y la libreta de abastecimiento

En vez de afrontar el nuevo año con esperanza, libertad de elección de consumo y satisfacción plena de necesidades, los cubanos no pueden escapar ni siquiera en estas fechas, de la dinámica destructiva de las colas, las entregas cada vez más escasas y de peor calidad y del corre corre para no perder ocasión de acceder a lo que les concede el estado comunista.

No busquen nada nuevo para este 1 de enero. En La Habana no se respira el mismo aire de fiestas de otras capitales del mundo en estas fiestas. No ha habido apagones, eso es cierto, pero la gente tiene su cabeza en otras cosas y los escasas actividades organizadas por todo el país se dedican a celebrar una vez más el triunfo de la llamada revolución, lo que cansa a la gente y aparta cada vez más al pueblo de sus dirigentes.

Ni en las ferias agropecuarias, gastronómicas y de oportunidades, que se han organizado, la gente ha resuelto sus necesidades de consumo, y como la industria alimentaria ha cerrado uno de los peores años de su historia, una vez más se ha vuelto a incumplir con alcanzar un nivel de oferta que satisfaga a la población. Ya no hay ni laticas de guayaba. Tan solo se ha suministrado algo más de arroz, productos de la pesca, carne de res y de búfalo, a todas luces insuficiente para las necesidades familiares.

Las autoridades han informado el aseguramiento de bebidas alcohólicas, cervezas, coctelería, platos elaborados y otros de línea económica para las actividades recreativas y bailables populares que se estarán realizando hasta el 3 de enero próximo, pero la gente se queja de que nadie está para fiestas, porque las preocupaciones van por otros sitios y lo más probable es que ese estipendio no alcance a los sectores más vulnerables, como la población de mayor edad, poco dada por motivos de salud, a tanta fiesta y actividades.

Los cubanos empiezan 2023 con gran preocupación por la distribución de la canasta familiar normada correspondiente al mes de enero, según los per cápita vigentes. La gente se teme lo peor. Cierto que en algunas zonas del país comenzó la entrega el pasado 28 de diciembre, pero la realidad es que existen dudas de que llegue a todos los ciudadanos. Y lo que es peor, las distribuciones atrasadas como café y compotas, siguen en el mismo marasmo del olvido y ya nadie espera que se puedan recuperar en estas fechas.

Pero, sin duda alguna, el protagonista de la canasta normada ha sido la entrega del pollo de diciembre, que también incluye las distribuciones atrasadas. Encontrar pollo el día de cierre de 2022 ha supuesto para muchos cubanos madrugar, conseguir un turno en la cola y otro para las 7 o las 8 de la tarde, cuando esperan que llegue ese cuarto de pollo que puede resolver para unos pocos días. Pensar que la mayor parte de ese pollo procede de las compras que realiza Cuba a Estados Unidos todos los meses. Y otro tanto ocurre con las carnes en conservas, picadillo y embutidos, aunque ciertamente, el pollo ha sido el protagonista indiscutible.

La angustia de la gente encuentra el terreno bien abonado porque el régimen anunció en estos días que las limitaciones financieras en la industria provocaron atrasos en la importación de materia prima para la fabricación de las libretas de abastecimientos de 2023. De modo que ha sido imposible, “fabricar a tiempo las libretas” y distribuirlas en la mayoría de provincias de forma puntual.

Si. Han oído bien. Ni las libretas de abastecimiento se fabrican ya en Cuba. El modelo está completamente destruido y no admite parchas. Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Guantánamo y el municipio especial Isla de la Juventud; de forma parcial en Pinar del Río, La Habana y Santiago de Cuba denuncian que las libretas de racionamiento ni están ni se esperan. 

Y aunque las autoridades lanzan mensajes de que se garantiza la adquisición de los productos de la canasta familiar normada de los meses de enero, y de ser necesario de febrero, de 2023, utilizando la libreta del año 2022, la situación ha despertado no poca inquietud entre quienes sufren por la permanente escasez que existe en el país.

Tal es la angustia de la población, que se han dado instrucciones para la anotación de los productos a entregar en estos meses en que no hay libretas, en determinadas páginas de la libreta de 2022. La gente no se fía, y hace bien, porque lo más probable es que los productos afectados, como cárnicos y leche de la canasta familiar, pan, combustible o las dietas médicas, que han caído en esa relación no lleguen a los comercios en las condiciones del año pasado. El retraso puede ser mayor de lo que se cree y no deberse solo a la falta de libretas.

Entre tanto, el Ministerio de Comercio Interior, responsable de que las libretas no estén confeccionadas y, de esta angustia en la población, se limitó a informar de las afectaciones de productos y no quiso dar a conocer fechas concretas de entregas. Ni una sola asunción de responsabilidades de ningún alto cargo del departamento pese al daño causado en la población. La gente lee las libretas de 2022 y comprueba que su vigencia en 31 de diciembre de 2022. 

Los parches del Ministerio causan alarma en una población que ve como llueve sobre mojado. Mientras en todos los países del mundo se celebran las fiestas de nuevo año en libertad y con los niveles de consumo requeridos, en Cuba se lucha con ansiedad por un cuarto de pollo, temiendo que las entregas, en ausencia de la nueva libreta, no se produzcan. 

Esta es la situación real y nadie entiende cómo es posible que no se levanten voces de protesta general contra esa vieja revolución que no hace más que cumplir años y años, sin cumplir ni uno solo de sus objetivos. Un desastre nacional. Mal comienzo de año 2023. Lo peor está por venir.

 

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