Empresarios internacionales: prudencia al invertir en Cuba
Elías Amor Bravo, economista
Randy Alonso es el director de Cubadebate. Se supone
que los artículos publicados en dicho medio digital están supervisados por él,
o por quién sea. Es igual. Según la info que
reporta el medio, Cubadebate es “la voz del Círculo de Periodistas Cubanos
contra el Terrorismo, organización creada para agrupar a los colegas residentes
en la Isla, con el propósito de denunciar las acciones organizadas y
financiadas por el gobierno de Estados Unidos contra nuestro país desde hace
más de 50 años y que han ocasionado la muerte a más de 3000 inocentes”.
Casi nada.
En esta entrada se va a analizar la publicación en
Cubadebate de una colaboración de Russia Today, con un título cuanto menos
inquietante, “Brasil, Colombia y México son los países latinoamericanos con
mayores pérdidas económicas por la evasión fiscal de las grandes empresas
trasnacionales”, basado en un informe realizado por la Alianza Global por la
Justicia Social, una organización con página web de abundante documentación[1].
De la lectura de este artículo por un empresario extranjero que se encuentre planificando algún tipo de proyecto en la isla surgen inmediatamente algunas
preguntas: ¿Está Cuba en condiciones de atacar a las empresas trasnacionales de
este modo? ¿El gobierno comunista cubano respalda oficialmente el contenido de
este artículo en Cubadebate?¿Está en relación con lo que establece el país en
materia de inversiones extranjeras al capital internacional? ¿Cómo se come todo
esto?
Basta con leer unas líneas, se observa que el artículo
es un ataque directo a la línea de flotación de algunas de las empresas más importantes
de América Latina cuyo crecimiento en las últimas décadas ha sido fundamental para la mejora del empleo,
el comercio y la riqueza en la región. La situación actual de
América Latina no se puede explicar sin hacer referencia a estas corporaciones.
Sin embargo, Cubadebate dice justo lo contrario. De
acuerdo con los datos de una investigación, titulada "El estado de la
justicia fiscal 2020", realizada por esa Alianza Global por la Justicia, Brasil
aparece como el país donde se pierde más dinero por evasión fiscal de los
grandes contribuyentes, al registrar pérdidas anuales de 14.630 millones de
dólares.
Vaya, ¿dónde quedó la participación brasilera en la construcción
del Mariel? O por otro lado, ¿cuántos años estuvo el inefable Lula, amigo
personal del régimen comunista cubano dando amparo y protección a las trasnacionales
en Brasil? A veces, el régimen castrista y sus corifeos hacen auténticos
alardes de memoria selectiva; pero las hemerotecas no fallan.
También el informe se refiere a los casos de Colombia,
con cifras de evasión por importe de 11.639 millones de dólares. Aquí se les ocurre
comparar ese monto con lo que destina cada país a salud pública, que en el caso
de Colombia equivale al 72% del gasto en esta función (dato que tiene poco
interés por cuanto en ese país existe un sistema privado financiado con fondos
públicos de cierto nivel y orientado como servicio público y gratuito) o México
con otros 8.250 millones, aquí la sanidad pública es el 24,67%.
El artículo se recrea con estimaciones, cuanto menos
cuestionables y de escaso rigor, sobre unas presuntas pérdidas a nivel mundial del orden de los
427.000 millones de dólares como consecuencia de lo que califican “abuso fiscal
internacional”, que incluye prácticas como la evasión de las corporaciones
multinacionales que transfieren ganancias a paraísos fiscales por importe de
245 000 millones de dólares, y como dice el informe, “pagan menos impuestos de
lo que deberían”. Además, los otros 182.000 millones de dólares se pierden,
según las estimaciones realizadas, debido a que los “multimillonarios ocultan
activos e ingresos no declarados en el extranjero”, fuera del alcance de la
ley.
No hace falta insistir que toda esta ciencia numérica
corresponde a estimaciones realizadas por la Alianza en su estudio, y que deben ser cuestionadas, y en todo caso, ocultan un análisis más riguroso que debería comparar el aporte
en valor añadido, empleos, riqueza, comercio exterior, innovaciones tecnológicas,
etc, que realizan estas corporaciones para los países de América Latina. Un
aporte que, de buen seguro, supera esos 427 mil millones del “consabido” abuso
fiscal de marras.
En todo caso, en el régimen comunista de La Habana
nada ocurre por casualidad. Que tomen buena nota los inversores extranjeros que
estén pensando en colocar su propio dinero en alguno de los proyectos de la
cartera de oportunidades de Malmierca, porque parece que, si nadie lo desmiente
en un plazo de 48 horas, esta se puede confirmar como la opinión oficial que se
tiene de ellos: evasores compulsivos de obligaciones fiscales y ocultadores de
ganancias legítimas.
No parece fácil que nadie en Cuba vaya a contradecir a
Randy. Ni siquiera Malmierca, a quien este artículo en Cubadebate le desmonta
de un plumazo meses de trabajo. No se engañen. Así es cómo ve el régimen comunista
cubano a los empresarios extranjeros, desde 1959 cuando se implementaron las
primeras expropiaciones y confiscaciones, y nunca han engañado a nadie. Poner el dinero
en Cuba es un riesgo extremo. Consulten la calificación de Moody´s de la deuda
cubana. Lleva lustros anclada en el bono basura.
¿Y qué soluciones plantea el artículo para hacer
frente a estos “abusos” de las grandes corporaciones? Pues casi nada. Lo que el
comunista promedio heredero de la “guerra fría” suele hacer en estos casos, y
acaba espantando el capital financiero. Una advertencia, ni China ni Vietnam
hacen ascos a las trasnacionales. Por el contrario, las apoyan y les dan amparo
y soporte económico.
Pero los comunistas cubanos anclados en un régimen obsoleto
e inviable hacen lo contrario, y piden, de acuerdo con lo que dice el artículo,
por un lado, dejar de “priorizar por los
sistemas tributarios de los países del mundo a los intereses de los gigantes
corporativos más ricos y de los súper ricos, sin límites geográficos, por
encima de las necesidades de todos los miembros de la sociedad”. Se entiende
que estos cambios en los sistemas fiscales van dirigidos a aumentar la presión fiscal
y recaudar más. Si tuvieran alguna idea clara de cómo funciona la economía
libre, sabrían que con ello lo único que van a conseguir es más movilidad de
los capitales y empresas, y por ende menos recaudación.
Por otro lado, quieren “fortalecer los aparatos de
fiscalización para impedir abusos a nivel global, mediante la dotación de
recursos y personal suficientemente pagado para atraer y retener al mejor
talento, de manera que el sistema sea eficiente en hacer cumplir la ley”. ¿La ley? Más
funcionarios, más gasto público que, en un escenario de menores ingresos,
disparan el déficit público al alza creando problemas estructurales de control.
La vía al desastre.
Anuncios como este del artículo de Cubadebate dejan
entrever que la expropiación, la confiscación de capitales y derechos de
propiedad legítimos siguen siendo procedimientos ocultos en la letra pequeña de
regímenes como el cubano, que suelen ser utilizados cuando estos gobiernos se
sienten fuertes, lo que suele ocurrir de forma periódica. Prácticas que solo
pueden ser frenadas con la apuesta permanente por el estado de derecho y la
separación de poderes, aspectos que el informe ni plantea.
Lo que si conviene tener en cuenta es cómo concluye el
artículo con otra idea que provoca espanto, y que debe servir a los inversores
internacionales para ser muy prudentes antes de planificar sus proyectos en la
isla comunista. Y dice “para mejorar los sistemas recaudatorios es necesario
recuperar el control sobre los gigantes corporativos y los súper ricos, con el
fin de que el fisco funcione de manera democrática y representativa a nivel
mundial”. Lo mejor de todo es que este artículo de Cubadebate ha sido publicado
anteriormente en Russia Today. Si. El país dominado por los gigantes de
negocios promovidos por Putin desde el aparato de estado. Hay que ver qué cosas
tiene Randy.
Excelente aporte el que haces
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