¿Tiene futuro la acuicultura en Cuba? ¿Está interesado el gobierno en ello?

Elías Amor Bravo, economista

Las autoridades, al parecer, así lo creen, y por ello se han dado a potenciar esta actividad dentro de las acciones para afrontar los efectos de la COVID19, destinando a la misma los cientos de kilómetros de canales con que cuenta el país. Una vez más, nos encontramos ante el mismo problema que cuando se empezó con la entrega de tierras a los agricultores. Pasar de canales improductivos a explotaciones der acuicultura exige mucho más que buena voluntad. Este trabajo aborda estas cuestiones.

Existe en la isla un Programa para la actividad pesquera hasta 2030, en el que precisamente se hace referencia al “desarrollo de capacidades productivas y acciones en la acuicultura y la pesca en plataforma; a partir de los cuales se prevé incrementar considerablemente las toneladas de captura, así como recuperar productos y surtidos que den respuesta a las demandas del mercado, diversifiquen la exportación y contribuyan a la sustitución de exportaciones”.

El enunciado está bien, pero como ocurre siempre en la economía castrista, su implementación es lo complicado. No hace muchos días, Granma publicaba una nota sobre una experiencia de acuicultura en Placetas, donde la pescadería local, con precios asequibles, disponía de abundantes productos a la venta, básicamente croquetas, a 5 CUP por diez unidades y filetes de claría, a 21 CUP. También venden hamburguesas y picadillo condimentado, derivados del pescado. Puede parecer poca cosa, pero en Cuba disponer de esos alimentos es una oportunidad de celebración.

¿A qué es debido este milagro? Quienes están detrás de esta iniciativa son Leonides Pérez López y los hermanos Lidia y Omar Cano Obregón, productores privados que iniciaron en Placetas la cría de peces de agua dulce a través de convenios con Pescavilla. Un trabajo duro que además, deben compaginar con las tareas agropecuarias de su explotación. Así que, después de atender los animales, mudar las vacas, echarle comida a los puercos "a las siete de la mañana están prendidos con las clarias", como dijo Leonides Pérez López a Granma.

Y lo hacen por medio de un estanque en producción de clarias en las tierras que tiene en arrendamiento, y ya se prepara para incorporar otros estanques y con ello, aumentar sus ventas al municipio, llegando a alcanzar las ocho toneladas de pescado, cifra que espera continuar en aumento. Leo la nota en Granma y no puedo menos que celebrar que en Cuba haya personas como Leonides, cuando dice que “mi meta, como guajiro soñador que soy, es llegar a entregar en cada ciclo de cría unas cien toneladas de pescado, algo que es posible si no falta la comida, los alevines y, desde luego, el manejo adecuado de mi parte”. Y la voluntad del gobierno, diría yo.

El guajiro tiene una magnífica idea. Un gran proyecto personal. Promover la producción por medio de la motivación. Lograr que el productor tenga plenos derechos sobre lo que produce, sin la intervención estatal. Innovar continuamente para reducir los costes unitarios de producción y ganar más dinero, que eso no es malo, es justo lo que necesita la economía. Incluso se plantea regar varios diques de arroz con el líquido recirculado de los estanques, una magnífica idea de cómo funciona el sector privado y por qué es esencial en la economía cubana.

Estos emprendedores privados, centrados en su negocio, han descubierto que el crecimiento de las clarias obliga a recircular el agua todos los días, administrar la comida en proporciones adecuadas y a la hora indicada, y también ir separando los de mayor talla de los menores conforme van creciendo. Que el ciclo de cría debe ser de 180 días, pero se puede acortar, y en tres meses y medio o cuatro comenzar la cosecha de la siembra, cuando alcanza un kilo o más de peso por animal, algo posible de cumplirse todos los requisitos que lleva una labor como esa.

La nota de Granma solo decepciona, y mucho, al tratar las cuestiones relativas a la producción de lo que el municipio necesita. La autarquía elevada a la máxima potencia. Por medio de ello, el gobierno decide que es posible aliviar una de las pesadas cargas que lleva el estado sobre sí, facilitando el desarrollo local, tal como se quiere en la Estrategia económica del país.

Al respecto, hay que señalar justo lo contrario. Si esta explotación de acuicultura siguiera ofertando solamente sus productos a la pescadería de Placetas, no crecerá, y por ello el sueño de sus emprendedores no se cumplirá. Lo que probablemente les haría perder ilusión y motivación en el proyecto. El gobierno pretende que los emprendedores solo atiendan las necesidades locales, porque de este modo no pueden crecer su producción, ni facturar más, ni contratar más trabajadores y atender mercados cada vez más alejados, que permitan volver a crecer.

Este ejemplo de la acuicultura sirve para ilustrar el drama de la economía cubana. Por un lado, los emprendedores sueñan con llegar a millones de toneladas de pescado, pero las autoridades van por otro, y elaboran una “Estrategia” que va justo en la dirección contraria, los quieren volcados en el municipio, sin posibilidades de crecer ni siquiera a nivel provincial. Esta opción política por el desarrollo local es un ejemplo de que el gobierno comunista no quiere empresas privadas de gran dimensión que puedan plantar cara en defensa de sus intereses.

Los negocios pueden ser escalables, como ocurre en la acuicultura, y si se quiere, alcanzar dimensiones destacadas en poco tiempo, pero el régimen no lo va a permitir. Para ello se inventan una historia incomprensible de “desarrollo local” que no va a ningún sitio. De hecho, casi con toda seguridad, si las autoridades locales comunistas observan algún crecimiento desproporcionado de la actividad privada, acabará siendo confiscada, como han hecho con el principal productor privado de tomate en conserva, no hace muchos días.

Los productores privados dedicados a la cría intensiva de peces no pueden avanzar y producir más alimentos si no cuentan con apoyo del gobierno. Si en Placetas disfrutan de estos productos, lo que se tiene que hacer es repetir la experiencia en otras poblaciones de la isla, facilitando a los emprendedores el aumento de la escala técnica eficiente para lograr rendimientos crecientes a escala. Incluso cumpliendo con los compromisos con el estado, que es el arma utilizada por el régimen comunista para detraer recursos de la actividad privada, estos productores son capaces de crecer habiendo encontrado la vía para hacerlo, ¿por qué no se les deja continuar?

Estos ejemplos sirven para ilustrar por que en Cuba la producción de alimentos no alcanza para toda la población. Hay mucho que hacer.


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