El envejecimiento de la población en Cuba como oportunidad para el sector privado empresarial
Elías Amor Bravo economista
Alguien ha tenido la ocurrencia de calificar el proceso de
envejecimiento de la población en Cuba como una “conquista de la revolución”. Ya se pueden imaginar quién. Y
lo cierto es que los datos demográficos de la nación apuntan a que algo hay de razón en ello, y
que “los factores que están influyendo, como la natalidad, la mortalidad (el
país va a acumular dos años de decrecimiento natural: los nacimientos son menores
que los fallecimientos) y las migraciones” van a continuar incidiendo de forma
intensa en este proceso que supondrá que en el horizonte temporal de un lustro
convierta a Cuba en uno de los países más envejecidos del mundo. Y a esto, en
vez de callar y reflexionar, lo denominan una "conquista". Son incorregibles
estos comunistas.
Ningún país del mundo acepta de buen grado lo que se denomina
“invierno demográfico” que es precisamente el diagnóstico actual de la población cubana. En la Unión Europea, donde también existe un proceso de
envejecimiento, ya se ha abierto un debate para fomentar la inmigración ya que
el relevo generacional en los puestos de trabajo en las empresas o el pago de
las pensiones de la seguridad social con los sistemas de reparto que existen,
se pueden venir abajo si no se corrigen las preocupantes tendencias demográficas.
En Cuba se dedican a constatar el dato, y después, en un
encuentro del partido comunista con miembros de la Academia de las ciencias de
Cuba, que más tarde se materializó en una reunión conjunta del Buró Político del comité central y el Comité ejecutivo del consejo de Ministros, Díaz Canel se dedicó a
fabular sobre “cómo vivir la tercera edad con la mayor dignidad y bienestar y
qué hacer desde la institucionalidad y la sociedad para garantizarlo”.
Y a partir de esta afirmación es de donde el dirigente comunista obtiene la conclusión
de que “el envejecimiento en Cuba es una conquista, un resultado de lo que ha
hecho la Revolución en todos los ámbitos, empezando por la salud, pese a ser un
país pobre y bloqueado”. ¿Y no será al revés?
Los comunistas cubanos han hecho tabula rasa de la historia
de Cuba antes de 1959. Y en este ámbito de la demografía, también y lo cierto
es que Cuba en los años 50,e incluso antes, ya presentaba unas bajas tasas de natalidad que
apuntaban a una modernización del ciclo vegetativo, realmente avanzada en su
tiempo, de modo que el crecimiento de la población tenía un componente
principal en las migraciones. Cuba, con una economía pujante y una sociedad moderna y avanzada, era un país de promisión al que llegaban europeos
de todas las nacionalidades para realizar sus sueños, y eran jóvenes que
construían sus vidas en Cuba y permitían el crecimiento de la población, como ocurrió
a lo largo del siglo XX que la población de la isla se multiplicó nada más y
nada menos que por cinco en 60 años.
Escondiendo la historia anterior a 1959, los comunistas lo
único que van a lograr es un interés cada vez mayor de todos los cubanos por
conocer su pasado histórico, y no se tardará mucho en llegar a ello. Mientras tanto, Díaz
Canel parece sentirse satisfecho con su “conquista” que pasa por lograr que la
tercera edad aumente de forma continua en los próximos años, sin que se adopten
políticas adecuadas para compensar las tendencias contradictorias de la
población que amenazan el crecimiento económico y la capacidad del estado
comunista para atender las necesidades de la población cada vez mayor.
Vale la pena señalar a los comunistas cubanos que eso que denominan como “complejidad de la dinámica demográfica que ha sido analizada en las últimas dos décadas por la dirección del país e incluye políticas y legislaciones, pero aún queda mucho por hacer y establecer” está presente en muchos países del mundo, sobre todo en aquellos que presentan niveles de desarrollo económico y social muy superior a Cuba.
Y plantea numerosos problemas que van desde la limitación del
crecimiento económico a largo plazo, lo que para Cuba es problemático dado su
nivel de PIB per cápita que podría estancarse de forma sistemática, como en la necesidad
de reformar en profundidad políticas públicas (pensiones, sanidad, servicios sociales,
etc.) que se tienen que dirigir a este nuevo segmento de la población, que presenta
vulnerabilidades superiores a la media.
Como en tantos otros asuntos, mientras que en Cuba el
problema se plantea como un objetivo para el estado en exclusiva, que se tiene
que analizar con “sistematicidad, integralidad y urgencia, prioridad” en palabras
de Díaz Canel, en otros países los gobiernos han descubierto que existe un
espacio formidable para el desarrollo del sector no estatal, es decir, el empresarial privado, orientado a la prestación de los servicios hacia este segmento de la población
de edad avanzada, combinando avances tecnológicos, en materia sanitaria, económicos
y financieros, etc. que han supuesto una línea importante de desarrollo.
La perspectiva de los comunistas es, en este asunto, justo la
contraria. Valga la pena citar algunos de los asistentes a estas reuniones, en
esencia, miembros del Secretariado del Comité Central del Partido, de su
Departamento de Atención al sector social; los vice primeros ministros del gobierno,
y una ministra del Citma, junto a Díaz Canel. Si. Todos son representantes de
la unicidad partido-estado-gobierno que convierte a Cuba en un caso único y
aislado a nivel internacional. Ni un solo participante procedente del sector no
estatal o privado. Nadie.
En el encuentro se hablaron cuestiones interesantes, como la
extensión del alzheimer, asociado al envejecimiento demográfico, con especial
atención a la transición epidemiológica o de salud, con sus impactos sociales
económicos y de salud. Aspectos como el impacto de la demencia en la población,
entendido como un problema de salud que debe aumentar debido a las secuelas de
la COVID-19, tanto en Cuba como en el mundo. También se analizaron temas del
entorno socioeconómico de las personas mayores y aspectos jurídicos relacionados
con ese sector demográfico, así como el nuevo Código de las Familias, que busca
fortalecer su protección.
Como siempre ocurre en estas cosas, de la reunión se
propusieron recomendaciones generales, como “acciones con fuerte participación
de instituciones académicas y científicas, así como médico-salubristas, además
de acciones legislativas, laborales, educacionales, comunicativas y de la
Administración central del estado, en función de lograr la atención integral a
la dinámica demográfica y el envejecimiento poblacional”.
¿A dónde irán estas recomendaciones? ¿Cabe intuir en qué
acabará todo esto? Difícil es avanzar en estas cuestiones. El sector privado
podría implementar vía I+D acciones empresariales concretas para dar solución en
el mercado, con oferta, demanda y precios, a los problemas y vender a los
clientes interesados servicios adecuados diseñados a partir de la situación
descrita. Alguien podría decir que los comunistas con sus empresas estatales y organismos
del sector presupuestado podrían hacer lo mismo. Hay dudas de que ello sea así.
Durante 60 años, el exclusivismo que practica el régimen comunista cubano sobre
la actividad económica, cerrando el paso al sector privado, es una realidad que
ha supuesto un considerable atraso a la
nación. No hay ningún razón para pensar que ahora lo harán.
Lo más probable es que los informes de los expertos acaben envejeciendo en
el cajón de algún burócrata del partido o del régimen, que es lo mismo,
mientras la población cubana envejece y disminuye, reduciéndose los niveles de
reemplazo, conforme la mortalidad crece y se mantienen las actuales esperanzas
de vida que no tienen espacio de crecimiento en las condiciones actuales de la
pandemia. El mensaje de Díaz Canel de que “el envejecimiento no se revierte, no
se enfrenta; el envejecimiento se atiende”, se quedará para la posteridad y las
hemerotecas como un enunciado vacío, sin propuestas concretas para actuar, y cuando
llegue el momento de asumir las responsabilidades, culparán al bloqueo, como
siempre.
En este tema del envejecimiento de la población, si todo el aporte científico que existe en Cuba, que es muy
importante, pudiera ser puesto en valor en el mercado y rentabilizado por medio
de una gestión privada empresarial, como la que existe en otros países del
mundo, otro gallo cantaría. Hay una industria farmacéutica para atender las
enfermedades neurodegenerativas relacionadas con el envejecimiento. También
existe una Industria 4.0, como las tecnologías 3D para fabricar dispositivos a
gran escala, como prótesis auditivas, la inteligencia artificial, y la
informática avanzada y la automatización. Se cuenta con cierta experiencia en adaptar
entornos sociales a las personas mayores, no solo eliminando las barreras
arquitectónicas, sino facilitando la movilidad en el sistema de transporte.
También la reconversión tecnológica de determinadas industrias ubicadas en
localidades donde la población envejece, y el uso de tecnologías que permitan
igual labor a personas de diferentes edades o con las que la población joven
tenga más productividad. Incluso el tema no resuelto de la vivienda. Campos en
los que la iniciativa empresarial privada podría obtener beneficios muy
relevantes.
Si el sector privado tomase partido en este ámbito de
servicios y actividad, Cuba podría alcanzar una especialización relevante,
incluso a nivel internacional en cuidados y atención a la tercera edad,
garantizando entornos seguros y saludables para jubilados de los países
desarrollados del mundo que eligieran la isla para sus últimos años de vida. Ingresos
para la balanza corriente, pero eso no es construir habitaciones de hotel. Aviso
a navegantes.
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