¿Podrá la economía cubana cooperar con las empresas de la Unión Económica Euroasiática UEE?

Elías Amor Bravo economista

Para aquellos que no lo sepan, esta Unión es una agrupación económica creada por medio de Tratado (855 páginas de texto) y que arrancó sus funciones el 1 de enero de 2015, por lo tanto, en unos días está a punto de cumplir 7 años de existencia. Tiene también su página web con información que puede ser consultada en http://www.eurasiancommission.org/en/Pages/default.aspx.

La UEE fue creada por un conjunto de países, encabezados por Rusia, y seguidos de Kazajstán y Bielorrusia. Más tarde se incorporó a la unión Kirguistán en agosto de 2015, y más tarde, procedente de la Unión Euroasiática, también lo hizo Armenia. Sus principales objetivos fueron crear condiciones adecuadas para el desarrollo económico sostenible de los estados miembros, mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones, buscar la creación de un mercado común de bienes, servicios, capital y trabajo dentro de la Unión y asegurar la modernización, cooperación y competitividad de las economías nacionales dentro de la economía global.

Además, se estableció que la ley de la Unión estaría integrada por su Tratado; los tratados internacionales dentro de la Unión; los tratados internacionales de la Unión con terceras partes; las decisiones y disposiciones del Consejo de la UEE y los acuerdos adoptados por la Comisión Económica, dentro de las competencias fijadas en el Tratado. También tienen rango de ley las decisiones del Consejo supremo del Consejo de la UEE y del Consejo intergubernamental euroasiático.

Los cinco países que integran la unión, en la actualidad, suponen unas cifras importantes, como un total 20 millones de kilómetros cuadrados, importantes recursos naturales y más de 181 millones de habitantes en una zona del planeta que se encuentra localizada en el hemisferio norte a una distancia promedio de Cuba de unos 10.000 kilómetros.

La unión espera aumentar sus dimensiones en los próximos años, y hay planes en marcha para ello, dirigidos a Moldavia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Siria, pero el proceso es lento, y las complicaciones políticas, económicas y sociales, así como culturales de la zona, son un obstáculo para los procesos de convergencia económica.

La UEE desarrolla sus trabajos en una serie de materias, entre las que se destacan la integración y los asuntos macroeconómicos, la política financiera, industria y agricultura, comercio, regulación técnica, cooperación aduanera, energía e infraestructuras, competencia y regulación antitrusts y mercado interior y tecnologías de la información y comunicación. Cada una de estas áreas tiene al frente un “ministro responsable” con su estructura correspondiente para ejecutar la misión. La organización desarrolla sus funciones publicando “decisiones, órdenes y recomendaciones” del Consejo a los países integrantes y desarrolla una importante acción internacional. Se financia con un presupuesto propio.

Desde Estados Unidos se ha estado observando con atención los avances que se han producido en la unión, sobre todo, desde que se anunciaron planes para establecer acuerdos y relaciones con países de América Latina.

Los países de la Unión Euroasiática han promovido la organización con el objetivo de que las empresas de la agrupación puedan compartir sus experiencias y aumentar las oportunidades de negocios. Por ello, sus planes de extender relaciones con América Latina podrían tener en Cuba un socio estratégico. Por dicho motivo, los dirigentes del régimen cubano, pretenden un acercamiento a la unión para aprovechar esa metodología de trabajo y, tal vez, rentabilizar la posición de socio intermedio entre Euroasia y América Latina y Caribe. La opción no es desacertada. Otra cosa es que lo logren, porque la geopolítica está para algo, incluso en estos tiempos de economía global.

Granma se ha hecho eco de la reunión en La Habana de la Comisión Económica Euroasiática a la que asistió en calidad de presidente Ricardo Cabrisas, acompañado de Serguei Glasiev, ministro de Integración y Macroeconomía de la Comisión. Esta reunión ha sido uno de los resultados producidos tras la visita oficial de representantes a Cuba donde expusieron en el Salón Vedado del Hotel Nacional las características del funcionamiento y estructura de la Unión Económica Euroasiática (UEE), a que pertenece la citada comisión.

Durante el encuentro, Glaziev, que dirige la delegación, señaló a los asistentes que las empresas de la agrupación están dispuestas a compartir sus experiencias y crear vínculos con sus colegas cubanos. De esa manera, podrían ayudar a la Isla a potenciar y resolver asuntos prioritarios para la economía y el bienestar social. Desde Granma, el contenido de la reunión se ha elevado de nivel, al señalar en la nota informativa “que trascendió en el evento que Cuba es un socio estratégico para el UEE, de ahí que se valore gratamente el estatus de Estado observador que posee la Mayor de las Antillas junto a Uzbekistán en el organismo”.

Cabrisas dijo también que “ambas partes han coincidido en que las relaciones no se pueden circunscribir al tema del comercio en general de bienes y servicios, sino que debemos proyectarnos en una relación económica sostenible en los distintos sectores, que incluye el impulso de posibles proyectos de inversión”. Dinero fresco, divisas al precio que sea.

Finalmente, se informó que se firmaron acuerdos para la colaboración hasta el año 2025, que es el horizonte temporal de la estrategia actual de la UEE, con acciones de diversa índole en áreas como la industria farmacéutica, la biotecnología, el turismo, el sector agroalimentario, la energía, los vínculos interempresariales y las relaciones interbancarias, entre otras. Siempre conviene recordar que quien mucho abarca poco aprieta.

Nada nuevo bajo el sol. La UEE ya ha establecido acuerdos de colaboración con varios países de América Latina desde Guatemala a Perú, y si se presta atención a sus actividades a lo largo de 2020 y 2021, se tiene la impresión de que Cabrisas tiene poco que rascar. La agenda de la UEE está más orientada a establecer vínculos con países próximos y de fuerte potencial de crecimiento económico, como es el caso de India, o con organizaciones de países ya consolidadas con las que se pueden alcanzar igualmente objetivos importantes en este ámbito de la cooperación, como es el caso de la Unión Europea.

La geopolítica tiene un precio y Cabrisas lo debería saber. Atrapar inversiones extranjeras de empresas de la UEE tiene el problema de que, en Perú o Guatemala, o en cualquier otro país de América, no solo la rentabilidad y sostenibilidad de las inversiones es mayor que en Cuba, sino que los objetivos del Tratado de la UEE se pueden cumplir con más seguridad. Cabrisas tiene mucho que aprender. Los Estados Unidos pueden estar tranquilos.

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