Hotel Nacional, una joya de la historia de Cuba

Elías Amor Bravo economista

Nada mejor que concluir el blog de Cuba-economía de este año felicitando al Hotel Nacional de La Habana en su 91º aniversario. Pronto se acerca al siglo, y cuando ello ocurra dentro de 9 años, tal vez la situación económica de la Isla sea micho mejor, o incluso bien distinta de la actual. En cualquier caso, el hotel seguirá ahí, proyectando su imagen majestuosa en el perfil habanero del Vedado.

En Cubadebate lo definen como “la vanguardia del sector turístico en el país” un título que posiblemente sus dueños no lo hubieran deseado y por ello, cabría preguntarse qué ocurriría con el Hotel Nacional si Cuba no hubiera cambiado en 1959.

La zona en que se asienta este edificio es bien conocida por los cubanos. Este emblema de la historia fue construido en unos terrenos en los que, durante la etapa colonial se prohibió la apertura de caminos hacia la playa, por el temor a los ataques de corsarios y piratas, y más tarde tras la conquista de La Habana por los ingleses. Era una zona vulnerable, y de ahí que los españoles decidieran construir diversas obras de protección y defensa, como torreones, baterías, en tanto que en el recinto actual de los jardines del hotel quedó establecida la Batería de Santa Clara, que fue declarada conjuntamente con el centro histórico de la Habana Vieja, Patrimonio de La Humanidad en 1982, por la UNESCO.

El hotel fue construido sobre un promontorio, conocido como la loma de Taganana, que alude al nombre con que se conoció por siglos la famosa cueva, que existe bajo los cimientos del hotel. Entonces, a finales de la segunda década del siglo XX se decidió iniciar la construcción del establecimiento, apostando por el lujo, en coincidencia con la pujanza económica de la capital en aquellos años. En tan solo 14 meses, las empresas estadounidenses Mc Kim, Mead & White y la Purdy and Henderson Co, fueron encargadas de los planos y la ejecución de la obra.

La arquitectura del hotel, de acuerdo a los patrones arquitectónicos de la época, apostó por el  estilo ecléctico, combinando el Art Decó, las influencias árabes, la herencia española, con aportaciones neoclásicas y neocoloniales, incluyendo detalles del ambiente californiano de siglos atrás. Esta combinación de corrientes arquitectónicas hizo que el hotel se convirtiera en uno de los más relevantes de la zona del, Caribe e, incluso, de toda América Latina. 

Y finalmente, el 30 de diciembre de 1930 se produjo  la inauguración del Hotel Nacional de Cuba, con la participación de distinguidas personalidades de esa época que acudieron al Ball Room, donde tuvo efecto la fiesta inaugural. Este mismo año, otros edificios construidos en Art Decó fueron el hospital de la Maternidad” América Arias” en Línea en el Vedado y el edificio Bacardí, todos ellos impulsados por brillantes arquitectos cubanos, Rodríguez y Fernández, y Govantes y Cabarrocas.

El hotel ha vivido momentos espectaculares, como en 1933 cuando se produjo el ataque con cañones tras refugiarse en sus instalaciones varios oficiales de la élite del ejército del depuesto presidente Machado, debido a la sublevación de los oficiales de baja graduación, encabezados por Batista, contra los privilegios de aquellos.

En 1945 se realizó la Conferencia Internacional de Transporte Aéreo, con la participación de delegados de las empresas aéreas del mundo, fundándose la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Un año más tarde, visitó el hotel Winston Churchill, que recibió atención protocolar del gobierno de Cuba. Antes que él ya lo habían hecho Eduardo VIII (Príncipe de Gales), Jack Dempsey, Tom Mix, Johnny Weismuller, José Mojica, Buster Keaton, Emilio Roig, Rita Montaner, José Raúl Capablanca, Tito Guízar, Trío Matamoros, Ñico Saquito, Errol Flynn.

Y después, la nómina de visitantes se incrementó de forma espectacular. George Raft, Amanda Ledesma, Betty Grable, Rómulo Gallegos, María Félix, Jorge Negrete, Pedro Vargas, los duques de Windsor, Karol II de Rumania, Mario Moreno “Cantinflas”, Tyron Power, Rita Hayworth, Ali-Khan, Ernest Hemingway, Fred Astaire, el Trío Los Panchos, Ernesto Lecuona, Hugo del Carril, Germán Valdés (Tin Tan), Bola de Nieve, César Romero y Gary Cooper, Nelson Rockefeller, Frank Sinatra, Ava Gardner, Sir Alexander Flemming, Arturo de Córdoba, Agustín Lara, Hermanos Iturbide, Ferrucio Burco, Pedro Armendáriz, Spencer Tracy, MarIon Brando, Pablo Casal, Lucho Gatica, John Wayne, Mickey Mantle, Stan Musial, Leopoldo y Balduino de Bélgica, Walt Disney, Sara Montiel, los Chavales de España, Libertad Lamarque, Porfirio Rubirosa, Esther Borja, Lola Flores.

Con el triunfo de la revolución comunista, el esplendor del hotel desapareció. Primero, tras la creación de una célula revolucionaria del movimiento 26 de julio, encabezada por Fidel Castro y después, tras la llegada de los dirigentes a La Habana se produjo la confiscación del establecimiento por el nuevo régimen. Como en otras muchas empresas nacionalizadas, los gestores estadounidenses del hotel, encargados por la propiedad, tuvieron que abandonar el país a toda prisa, por temor a ser represaliados. Fueron entonces los empleados los encargados de dirigir el establecimiento con consignas revolucionarias, pero nada iba a ser igual a partir de entonces. Con el caos instalado en el establecimiento y sin rumbo ni orientación, en 1960 el régimen comunista decidió intervenir de forma directa en la administración del hotel y un año después, alguien sin experiencia en dirección hotelera y sin conocimientos para el puesto, Osmany Cienfuegos fue encargado de dirigir el hotel.

Con esta decisión, el régimen comunista cubano ideado por Fidel Castro confirmaba su escasa disposición a favorecer el turismo, una actividad que había experimentado un dinamismo en los años 50, y decidió practicó un cerrojazo a la llegada de turistas a Cuba hasta que tuvo lugar el derrumbe del muro de Berlín y Cuba no tuvo más remedio que abrir sus fronteras, en contra de la posición oficial. Atrás quedaron en solo dos años, los hitos del Hotel Nacional, como el Cabaret Parisien en que actuaron Eartha Kitt, Vic Damone, Nat King Cole, René Cabel, Esther Borjas el cuarteto Los modernistas, Yma Sumac, y la animación de Mario Martínez Casado, Las d´Aida, La Orquesta Aragón, la Orquesta Jorrín, Compay Segundo y Alberto Herrero.

Con la crisis de los misiles de 1962, al régimen comunista de Fidel Castro no se le ocurrió otra cosa que instalar baterías antiaéreas en el montículo del hotel, cuando ya había pasado cualquier alarma, obligando a realizar elevadas inversiones para tapiar las trincheras construidas debajo de los jardines.

En los 30 años siguientes, la existencia del hotel perdió buena parte del esplendor y prestigio que había tenido desde 1930 y para muchos que lo conocieron antes y después, regresar al Hotel Nacional era una experiencia triste porque el abandono, la desidia, la calidad de la atención o los servicios, habían desaparecido de la escena. Incluso, la belleza de los jardines pasó a mejor vida en aquellos años, y algunas de las joyas que se conservaban en el mismo fueron víctimas de “subastas” que se realizaban en el hotel donde era fácil encontrar piezas que habían sido confiscadas a las familias que huían de Cuba rumbo a la libertad.

A diferencia del turismo en Cuba, el régimen autorizó la llegada de viajeros internacionales al Hotel Nacional a partir de 1974, y en sus habitaciones se hospedaron los nuevos “amigos” de Castro, como Wilfredo Lam, Gabriel García Márquez o Mario Benedetti. A la sazón, se intentó recuperar la actividad de congresos, con la VI Cumbre de Países No Alineados, que situó en sus habitaciones el alojamiento de los periodistas. Y en diciembre de 1979 se celebraron las actividades del 1er Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que se sigue celebrando hasta el presente. Otro hito destacado se produjo cuando en 1982 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad la Habana Vieja y el sistema de fortificaciones de la ciudad, siendo parte de esta última los cañones del jardín que formaban parte de la antigua Batería de Santa Clara.

Los años pasan, y tras constatar que la falta de inversiones durante casi 30 años había deteriorado notablemente la instalación (aunque se habían realizado reformas en 1933 y 1953) en 1989 se ordenó el cierre del hotel para una restauración general del mismo, reconociéndose como joya de la hotelería cubana. El hotel volvió a abrir sus puertas en 1992, cuando tuvo lugar la famosa rueda de prensa en que una periodista argentina preguntó a Castro cómo era posible que los cubanos no pudieran entrar en los hoteles existentes en Cuba, y el dirigente argumentó que era comprensible, porque no tenían dinero, incorporando la famosa tesis del “apartheid turístico” que funcionó casi una década.

En 1994 el Hotel Nacional de Cuba pasó al conglomerado empresarial del ejército y la seguridad del estado, Grupo Hotelero Gran Caribe, reforzando su vínculo con las estructuras de poder del régimen en el turismo, siendo dirigido por un general durante 22 largos años. En 1999 fue sede de la IX Cumbre Iberoamericana. Algunos asistentes comentaron que los pasillos de las distintas plantas tenían anchos distintos. Las sospechas de escuchas de la seguridad del estado en el establecimiento, se extendieron con rapidez.

Después, ya en el siglo XXI, llegó la ola de construcción de nuevos hoteles en los resorts naturales y de playa, así como otras instalaciones más modernas, y en medio de este proceso, el Hotel Nacional ha sobrevivido y mantiene su prestigio y reconocimiento. Ni siquiera las acusaciones vertidas por el régimen de haber sido sede de reuniones de la mafia en 1946, han servido para cambiar una realidad. El Hotel Nacional, emblema de la historia para muchos cubanos, como otras muchas cosas, seguirá ahí cuando ya no existan ni Machado, ni Batista, ni Castro, ni su revolución. Y eso, es lo único importante. Feliz aniversario y Feliz año 2022 para todos los lectores de este blog.

 

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