La economía cubana a comienzos de 2023, según el ministro Gil: la estanflación ya está aquí

Elías Amor Bravo economista

Lo podrán decir cómo quieran, pero los cubanos van a votar el próximo 26 de marzo en medio de una de las peores situaciones económicas que se recuerdan en los últimos años. De nada sirve que la prensa estatal se implique a fondo en adoctrinar y tergiversar la realidad. La situación es mala, muy mala. Y hasta los dirigentes comunistas lo reconocen.

Esta es la impresión que se puede obtener de la última reunión del consejo de ministros, encabezada por Díaz Canel y Marrero, en la que Gil dio cuenta de los asuntos económicos. Allí se habló, además, de otros asuntos intrascendentes, y que poco ayudan a mejorar las condiciones de vida de la gente, como el perfeccionamiento del sistema de trabajo del régimen o la implementación de la política de cuadros del estado y del régimen o la inscripción en los registros de los inmuebles del estado. El mismo entretenimiento comunista de siempre, ir a los medios, olvidándose de los fines.

Como los lectores de este blog entenderán, vamos a dedicar esta entrada a lo que dijo Gil sobre la situación de la economía, que no tiene desperdicio porque revela la grave situación de la misma.

¿Por dónde empezó su exposición el ministro de economía? Pues más o menos, por el mismo sitio que siempre. Por la unidad, por la exigencia de “trabajar unidos para encontrar soluciones”, a la hora de referirse al comportamiento de la economía al cierre de enero, un mes en el que, afirmó que “no todos los indicadores tuvieron un comportamiento favorable”.

Tiene razón en ello. Realmente, cuesta encontrar algún indicador de la economía que se separe de la trayectoria de una grave crisis estructural, y ello, porque las medidas que se han implantado no han servido para estimular la oferta y “superar el complejo contexto en el que se desempeña la economía nacional”. Otros países de América Latina, sí que han recuperado los niveles anteriores a la pandemia, y lo han hecho gracias a medidas eficaces y adecuadas. El problema de Cuba es que la combinación suicida de la tarea ordenamiento y la expansión descontrolada de los gastos públicos, el déficit y deuda, han dejado la economía paralizada e inmóvil, sin capacidad de reacción.

Por lo tanto, no es una cuestión de aprovechar bien las medidas, como dijo Gil, porque sus medidas no sirven, sino de dar marcha atrás y emprender el camino necesario de las reformas estructurales y la consolidación fiscal cuanto antes.

Y Gil siguió con las arengas de siempre. Que si hay que "apretar el paso con los números de este primer mes del año". Mal asunto. No hay forma de explicar al ministro que la senda elegida por él y su régimen para conducir la economía es intransitable, y que lo más adecuado es detenerse y reflexionar antes que sea demasiado tarde. Un poco de benchmarking de las experiencias de otros sería más que suficiente. 

Por otro lado, no hay nada que celebrar de lo que se ha logrado en Cuba en estos meses, porque no hay referencias, ni siquiera para la propaganda oficial. La realidad es que la política económica y el modelo económico comunista, han impedido a las empresas, estatales y no estatales, aprovechar sus potencialidades. Y por ello, no han cumplido los planes y se han reducido los niveles de oferta, provocando tensiones internas que se han trasladado a los precios de forma sistemática. 

El ministro definió, sin nombrar, el escenario de estanflación que ya anunciamos hace tiempo en este blog para 2023 y que tiene numerosos riesgos para una economía como la cubana. Tal vez Gil debería preguntarse por qué ocurre esto, y a qué se debe que los aumentos de precios no hayan permitido a la oferta reaccionar y aumentar la actividad. ¿Qué es lo que impide que tenga lugar esa reacción espontánea de la oferta que es la solución al problema inflacionista?

El ministro dijo que en enero ha tenido lugar un ligero crecimiento de las exportaciones, sobre todo de productos como el níquel, la miel, el carbón vegetal y el tabaco, sin ofrecer cifras numéricas. Tan solo dijo que los niveles alcanzados están en correspondencia con lo previsto en el plan. Es de suponer que se hayan beneficiado de los aumentos de precios internacionales, más que del aumento de las ventas físicas. 

El ministro volvió a insistir en lo que calificó de “discreta recuperación del turismo”, si bien reconoció que “las cifras se encuentran por debajo de lo proyectado, con los 248 000 visitantes llegados en enero. Tanto en un caso como en otro, los ingresos por divisas deben estar bajo mínimos, condicionando las importaciones de alimentos y de bienes intermedios. La paralización de la economía seguirá.

A la hora de hablar del problema de la inflación, reconocido como el más acuciante, Gil se mostró optimista en exceso, al señalar que la circulación mercantil minorista experimentó un crecimiento del 9%. Para empezar, si ese crecimiento fuera nominal, es decir en pesos  corrientes, se tendría que ajustar con la inflación de enero, lo que daría lugar a una caída real de dos dígitos en porcentaje, en el indicador de actividad y ventas de la economía. Lo cuál es un pésimo resultado de la gravedad de la crisis y de la pobreza real de los cubanos. El estancamiento económico es una realidad y los precios se disparan. La estanflación ya está aquí. 

Dicho lo anterior, Gil volvió sobre sus pasos y dijo que ese resultado, el de la circulación mercantil, “no es suficiente para iniciar un proceso de contención de la inflación, todavía muy elevada”, y satisfacer las demandas de bienes y servicios que tiene la población. Ya explicará en otra reunión del consejo de ministros cómo se puede controlar la circulación mercantil de una economía sin medidas de política monetaria o fiscal. Sería interesante escuchar las explicaciones del ministro.

Hubo intervenciones, tras esta breve presentación de Gil, y una de ellas vino de Ulises Guilarte de la Central de Trabajadores, quien dijo que los complejos desafíos del país en el actual contexto en que se desempeña la economía "tienen un reflejo directo en el bienestar del pueblo". Y se refirió a la persistencia de los altos precios y la necesidad de producir alimentos. 

Recordó que en los últimos meses “se ha estado discutiendo muy fuerte junto a los trabajadores, en las asambleas de presentación del plan de la economía, todo lo que tribute a mejorar la oferta al pueblo en bienes y servicios”, y que por ello, “es imprescindible integrar todos los esfuerzos para asegurar producciones desde una gestión empresarial, con la mirada puesta en los recursos que tenemos, y seguir elevando la gestión para avanzar tanto como sea posible en la producción de alimentos, y con ello mejorar las condiciones de vida de la población”. 

Que dejaran hablar a Guilarte en el consejo de ministros, y que la prensa estatal recoja sus palabras, tiene mensaje. Traducido al lenguaje de los comunes, hay gente que se está cansando de dar la cara por las truculencias y los experimentos fallidos del ministro Gil, y el mensaje parece claro: el pueblo está harto y no es para menos. Que lo reconozca el líder de la CTC es interesante, como lo es que la prensa estatal divulgue sus palabras. ¿Ceses de ministro antes de las elecciones?

No lo parece. Marrero saltó en defensa de Gil y ratificó “la necesidad de perfeccionar el sistema de trabajo del régimen, buscar soluciones alternativas, y lograr que los cuadros desempeñen el verdadero papel que les corresponde” volviendo a las majaderías y asuntos insulsos que, por razones obvias, hemos omitido en este análisis del blog.

La situación parece desesperada para los dirigentes comunistas y para el pueblo. No es el mejor escenario para afrontar unas elecciones en dos semanas. Marrero acabó con un trabalenguas en que dijo algo así como “sí se pueden hacer más cosas, pero no podemos seguir empeñados haciendo un poco más de lo mismo (…) nos tenemos que llevar todos, ver qué más puedo hacer, qué cosa puedo transformar; qué puedo buscar como solución alternativa, porque no se trata de buscar excusas, sino de buscar soluciones”. 

Una frase larga, que revela la angustia en el tono de un primer ministro que muestra su preocupación por la reacción popular el próximo 26 de marzo. Siempre podrán maquillar los resultados finales, pero recibirán el mensaje del pueblo cubano y lo tendrán que entender.

 

Comentarios

  1. chaviano6707@gmail.com8 de marzo de 2023, 8:23

    Muy útil el comentario, explica con fluidez el tema. Gracias

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