La "mercantilización" de las universidades cubanas

Elías Amor Bravo economista 

Lo último que nos llega de la Isla. Por asombroso que parezca, Universidades públicas haciendo negocio privado. El poscastrismo quiere que las universidades compitan con las empresas, estatales y no estatales, que ganen dinero vendiendo los servicios que previamente se pagan por el presupuesto estatal y que se metan en un sálvese quien pueda del que nadie sabe cómo van a salir, si es que salen. Una competencia feroz para organizaciones que tienen poco de mercantiles. La última ocurrencia que nos llega de Cuba es para echarse a temblar.

En suma, los comunistas cubanos quieren que las universidades busquen fórmulas mercantiles. No tardarán en hacer lo mismo con la venta privada de los “logros de la revolución”. El régimen no se sostiene y necesita recursos y, sobre todo, divisas de dónde sea. No hay tiempo y la puesta en valor de la actividad de las universidades es un paso controvertido. ¿Estamos ante una privatización encubierta? Veamos.

La fórmula ideada consiste en crear una mipyme estatal para, según dicen, complementar la gestión presupuestaria y apoyar el desarrollo financiero de la Universidad. Este es el caso de la universidad de Granma. No será el último.

La medida, según la prensa estatal. se inspira en unas supuestas “transformaciones realizadas en el modelo de gestión del gobierno cubano basado en ciencia e innovación tecnológica (tesis doctoral de Díaz Canel de obligado cumplimiento) que han permitido a las universidades del país la creación de parques y empresas interfaces para transferir sus resultados de investigación al sistema económico-productivo del país, con el propósito de contribuir a promover el desarrollo de la nación". Pero es que claro, de los parques e interfaces a empresas competitivas, hay un gran trecho, y el vacío está justo abajo.

El Ministerio de Educación Superior, que está detrás de esta iniciativa, ha comenzado a fomentar “nuevas formas económicas de gestión dirigidas a generar ingresos a las casas de altos estudios y con ello ampliar el vínculo entre universidad-empresa y otras entidades de los territorios, en función de articular y fortalecer los programas de desarrollo local y de autonomía municipal”.

¿Va en serio?

Pues parece que va y, además, rápido. Cuando los dirigentes comunistas quieren, promueven cambios en la realidad como dueños de todo el capital productivo de la nación. En este caso, se ha creado en la Universidad de Granma una mipyme estatal (la tercera de su tipo en el país perteneciente al sector) con el nombre Innovaudg, cuyo principal propósito es la comercialización de servicios profesionales, científicos y técnicos a personas naturales y jurídicas.

Una subcontratación en toda regla, que pone a disposición de esta mipyme una propuesta de valor comercial que ha sido generada previamente con recursos públicos que financian todos los cubanos al presupuesto del estado. Negocio privado para una oferta pública, que se supone de todos. Ya empiezan las contradicciones e incluso, ilegalidades.

Si la mipyme universitaria financiase con sus propios recursos los servicios profesionales, científicos y técnicos que se van a vender a la sociedad, nada que objetar. Sin embargo, el problema está en el origen. Que catedráticos o becarios de investigación, que cobran un sueldo del estado por sus productos y servicios, participen en una empresa privada para su venta mercantil, es cuanto menos cuestionable y abre un espacio que debería merecer algo más de atención, porque raya en el mal uso de los recursos públicos y eso tiene una responsabilidad jurídica, administrativa y política.

Sin embargo, los comunistas cubanos han pisado el acelerador en este terreno, y quieren que la Universidad de Granma gestione sus servicios por medio de la mipyme, mientras que los empleados cobran sus sueldos de la universidadDe momento, la mipyme cuenta con cinco profesionales, y con sede en el campus ii de la UDG (enclavado en Bayamo) pero según dice la prensa estatal, contará con personal de alta competencia de la propia universidad, que se contratará como fuerza de trabajo mediante el pluriempleo. Es decir, no sólo utiliza al personal financiado por los presupuestos, la mipyme también se aprovecha de las instalaciones, los equipamientos y medios que se supone financiados por el estado. 

La mipyme universitaria proyecta todo tipo de servicios, que incluyen contabilidad, teneduría de libros, y consultoría de gestión, así como actividades de apoyo a la agricultura y la poscosecha, y servicios de tratamiento de semillas para propagación. Un auténtico batiburrillo de ofertas para entrar allí donde se puedan ganar pesos o MLC. Y por si no fuera poco, contempla la realización de "acciones de superación profesional, la organización de convenciones y exposiciones comerciales, y el arrendamiento de espacios físicos, maquinarias y equipos, entre otros". Todo un negocio universitario privilegiado que competirá, eso es evidente, con otras entidades y actores económicos que no cuentan con esas ventajas de vender lo que se produce con sueldos públicos. Algo no funciona bien aquí. Y tarde o temprano, se verá.

La mipyme ha estudiado su relación con la universidad “desde el punto de vista financiero ha diseñado un convenio con la universidad que prevé el aporte del 50% de las utilidades en moneda nacional y del 60% de los ingresos en divisas (CL) a la cuenta de autofinanciamiento de la universidad, lo que le permitirá emplear el dinero no solo para sus gastos corrientes, sino también en futuras inversiones tanto tecnológicas como constructivas, o de otro tipo”. Y se añade que “en correspondencia con el desarrollo de los negocios y la capacidad de liquidez de la que se disponga, se puedan realizar aportes de capital que incluyan tecnologías o activos. Esa relación es bilateral, es decir, que desde la universidad se podrán recibir acciones similares”.

La cosa no queda ahí, Innovaudg se aprovechó de las relaciones interinstitucionales ya asentadas entre la universidad y el sector empresarial de la provincia, así como con el gobierno y otras entidades, por lo que podrá llevar a cabo de forma rápìda el proceso de identificación comercial de las demandas y necesidades existentes en el territorio. Además, con Innovaudg se integran, según la prensa estatal "de forma paralela los convenios ya existentes de oportunidades de negocios que impulsan la implementación de los resultados de la ciencia y la tecnología en el ámbito empresarial, gubernamental y presupuestado, y en actores de la economía constituidos como personas naturales, al tiempo que no se limita el acceso gratuito de los profesionales del sector estatal a cursos de posgrados y otras acciones de superación y capacitación".

Innovaudg ha empezado con fuerza, ya materializó un primer contrato con la Empresa Agroindustrial de Granos (eaig), mayor productora de arroz en el país, mediante la prestación de un servicio y asesoría para fortalecer el crecimiento económico de la entidad, por medio de un estudio de factibilidad con el que pudieran diagnosticar cuál de sus unidades empresariales de base tenía condiciones para convertirse en una mipyme estatal. 

Detrás de estos planteamientos se vuelve a detectar la aplicación de la ciencia y la innovación en los procesos productivos (la tesis de Díaz Canel) que con esta iniciativa empresarial de la universidad de Granma sigue avanzando que Innovaudg defiende como cabría suponer y justifica diciendo que no ha tenido el mismo impacto en todos los sectores y entidades de la economía cubana, "porque no todas las empresas en los territorios identifican las opciones de negocio que ofrecen estas nuevas políticas, y aún están a la espera de orientaciones de organismos superiores”.

Universidades que crean mipymes estatales para comercializar sus productos y servicios y en definitiva ganar dinero, pueden introducir elementos controvertidos en la débil economía cubana que distorsionen la competencia entre los actores económicos y acabarán restando oportunidades de mercado para las iniciativas privadas e incluso estatales. Algo no cuadra en estas cuentas y en algún momento, saltará la liebre.

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