Y ahora, la mercantilización de la música cubana

Elías Amor Bravo economista 

El Ministerio de cultura, Mincult dice que se está "perfeccionando", pero no hagan caso, realmente lo que quiere es ser agente de artistas e interpretes musicales. El poscastrismo tardío ha colgado el cartel de “se vende” a todo el aparato productivo y obsoleto de la economía marxista leninista construida durante seis décadas. No es una privatización real y efectiva, como tal vez sería deseable, sino algo peor y más oportunista.

Ya empezaron con la mercantilización de las universidades, de la que se ofreció información en la entrada anterior, y ahora la cosa sigue con la cultura y la música. Y si en el primer caso, el Ministerio de Educación superior fue el artífice de pisar el acelerador, ahora le toca al Mincult que, según la prensa estatal, está “envuelto actualmente en la compleja tarea del perfeccionamiento del sistema empresarial de la música, proceso necesario para articular la promoción y el desarrollo de los talentos musicales a lo largo del país”.

Proceso que afirman que es necesario, pero que ha sido inexistente durante seis décadas, cuando los músicos e intérpretes cubanos se veían obligados a vivir una existencia miserable en la Isla, viendo que sus obras alcanzaban valor sobre todo en el extranjero, donde la popularidad los llevaba en muchos casos a emprender la huida del país con los castigos que aplicaba después el régimen por desertar. Y, es ahora, cuando truena, que los dirigentes castristas se acuerdan de santa Bárbara. Hay que sacar dinero hasta de debajo de las piedras, y como sea. Con los médicos o el turismo no se llega a fin de mes. Ahora toca a los músicos.

Esta venta controlada del fondo estatal ha experimentado un acelerón importante en 2022, tal y como se hizo constar en la reunión de balance anual del Mincult. Superada la pandemia, con el retorno a la normalidad y la presencialidad, las actividades culturales han vuelto a aumentar. No en vano, sirvieron al régimen para cuadrar las cifras del crecimiento económico de 2022, junto a otros programas estatales.

En ese sentido, según el ministerio, actividades, como los 120 años del natalicio de Nicolás Guillén y Wifredo Lam; los centenarios de Haydee Santamaría, Carilda Oliver, Jesús Orta Ruiz y César Portillo de la Luz estuvieron acompañados por eventos tradicionales como la Feria Internacional del Libro de La Habana y el Festival Jazz Plaza, alcanzaron niveles de participación elevados gracias a una presencia creciente en las redes sociales y plataformas digitales, entre otras.

En la reunión de balance, se reportaron más de 900.000 actividades culturales en el país, destinadas a ocho millones de espectadores, destacando entre ellas las exposiciones de artes plásticas que recorrieron la Isla, más de 300 producciones discográficas y decenas de conciertos. Igualmente, fue un año de intenso intercambio con personalidades y funcionarios internacionales que visitaron la Isla, desde México, Venezuela, Paraguay, Serbia, Benín, Emiratos Árabes, Sudáfrica, España y Francia.

Y claro, este despliegue de actividades que no parece escatimar en gastos que se tienen que pagar, ha dejado un preocupante desajuste en las cuentas, reconocido por el propio Ministerio, y señalan que el presupuesto territorial ha sido insuficiente para diseñar la programación cultural. También se quejan de la falta de articulación con el Ministerio de Educación para hacer de las escuelas centros culturales de referencia en la comunidad, o las malas condiciones constructivas de casas de Cultura, cines y teatros, también han aparecido entre los principales problemas observados.

Todo ello provoca falta de dinero y, como consecuencia, una gestión insuficiente del patrimonio cultural y la memoria histórica. A pesar del despliegue de gastos y actividades, permanecen cerrados 62 museos y sufren amenaza de deterioro 77 monumentos. Los gobiernos locales no avanzaron durante el año en la búsqueda de financiación y equipos para aumentar el número de museos interactivos, las carencias tecnológicas afectaron la digitalización del patrimonio documental y no fueron suficientes los insumos para la conservación y restauración de bienes patrimoniales. El panorama no es halagüeño.

Por ello, en la reunión de balance se planteó la urgencia de dar solución a estos problemas pendientes propiciando los recursos económicos necesarios, para cuidar la calidad de la creación artística, su promoción y la relación cultura-turismo, que se considera importante para la economía. Además, se anunciaron acciones para impulsar la creación cinematográfica y audiovisual, un protocolo para mejorar las condiciones de conservación del patrimonio documental, un aumento de la realización de giras de agrupaciones y espectáculos, y trabajar para hacer presentaciones de cine en las comunidades. Más gasto, más necesidades de dinero ¿De dónde van a salir los fondos?

Fue entonces cuando llegó el momento clave, al anunciar el Ministerio de Cultura que se halla inmerso en la compleja tarea del perfeccionamiento del sistema empresarial de la música. ¿Qué es esto? Pues, básicamente ganar dinero vendiendo los talentos musicales con los que cuenta Cuba. Y para ello, el Ministerio como si fuera un agente de artistas, se perfeccionará para llevar adelante la promoción y el desarrollo de esos músicos a lo largo del país. Negocio de estado a la vista.

La música cubana tiene una gran aceptación internacional. Los estilos van cambiando y modernizando, pero siempre ha estado ahí la capacidad de los artistas cubanos para llegar a públicos masivos. Hay grandes perspectivas de obtener ingresos que, aplicando el “perfeccionamiento” del Mincult, pueden ir a parar a las arcas del estado, y no beneficiar del todo a los artistas e intérpretes. La decisión del régimen ha causado sorpresa, pero no tanta.

Quienes incluyen en su agenda temas tan estatales como el fortalecimiento del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, han fijado como prioridad para el Ministerio en 2023, aumentar los ingresos en divisas por medio de la exportación de bienes y servicios (la venta de artistas y sus producciones) de la misma forma que se ha venido haciendo con otros profesionales, como los médicos, los agentes de seguridad o determinados deportistas.

El "perfeccionamiento" del Mincult o la mercantilización de la música cubana por el estado, también pasa por impulsar alianzas con los nuevos actores económicos y, además, incentivar la inversión extranjera orientada a la sustitución de importaciones y la ampliación de los mercados, aplicando estrategias que permitan el autofinanciamiento de los eventos. Más dudoso es lo que se pueda lograr en este ámbito, pero la apuesta está formulada. Lo dicho, el Ministerio de cultura se ha convertido en agente de artistas y quiere ganar dinero a cualquier precio.

 

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