Sin participación privada, el transporte en Cuba no llegará muy lejos
Elías Amor Bravo economista
No lo quieren entender, pero si se pretende llegar a algún sitio con el transporte en Cuba, hay que apostar por el sector privado. No queda otro remedio. De hecho, uno de los sectores de la economía cubana que sufre un auténtico vía crucis por culpa de las medidas ideológicas comunistas es el transporte. Y ello, pese a que es un sector fundamental para el funcionamiento adecuado de la economía nacional en el que caben lo público y privado, y además, deben cooperar. Lamentablemente, nada de esto se dijo en la reunión de balance de trabajo anual del Mitrans, celebrada hace unos días y presidida por el primer ministro, Marrero.
En estas reuniones los directivos del departamento hablaron de las acciones para frenar el deterioro vial e iniciar su recuperación, consolidar el desarrollo de la informatización y fortalecer el vínculo con las universidades. Las mismas acciones de todos los años. Todo ello, según la prensa oficial, para “lograr en 2023 un sistema de transporte robusto”. Y vuelta a empezar. Será todo lo robusto que se quiera, pero no llegará a ningún sitio.
Y, por sorprendente que pueda parecer, tan solo hubo una referencia de pasada a adoptar medidas en materia de precios en el transporte de pasajeros, y ello, a pesar de que, en febrero, el componente de Transporte del índice de precios al consumo registró un aumento interanual del 15% con una intensa aceleración en los dos primeros meses.
Es igual. El ministro de transporte anunció enfáticamente que este año, “la indicación es lograr la integración de todos los sectores del ramo para mejorar la calidad de los servicios”. La misma "indicación" de todos los años que luego, nunca se cumple. Integración y colectivismo, los dos vectores que impiden al sector prosperar. Guaguas, taxis, boteros, todos compiten ferozmente en un marco de ausencia de recursos y falta de todo, pero ninguno es propietario de sus medios de producción. La pobreza ocurre porque son gestores al servicio del estado. Ahí está el problema.
En la reunión ministerial, con una nutrida participación de funcionarios y altos dirigentes del partido comunista que no van a permitir un solo movimiento hacia la libertad económica, no se perdió ni un instante en culpar al embargo bloqueo, la crisis económica mundial y la compleja situación internacional de la falta de resultados.
Como novedad, el ministro insistió en “la necesidad de eliminar lo que consideró el auto bloqueo y las limitaciones que muchos se imponen a sí mismos, con el objetivo de avanzar y buscar soluciones alternativas”, pero sin incidir en cuáles. Una máxima desde los tiempos de los lineamientos, que se sigue repitiendo como un disco rayado.
En su intervención, Marrero sorprendió a los asistentes al señalar que la solución más económica para el transporte de mercancías “debe ser el cabotaje”, un retorno imposible al paleolítico, y se marcó un tanto sorprendente al afirmar la necesidad de “mantener el cumplimiento del apoyo de los carros estatales en el transporte público”.
A continuación, dijo que se debe lograr una implementación adecuada del reciente Decreto 83 De la transmisión de la propiedad de vehículos de motor, remolques y semirremolques, su comercialización e importación (que parece ser un fracaso a la vista de los resultados); elevar los coeficientes de disponibilidad técnica de los vehículos con los esquemas de financiamiento cerrado (en el más absoluto galimatías del régimen) y, a partir de la innovación, recuperar piezas de repuesto y valores agregados (el negocio de los chatarreros). Un mensaje que devuelve a la dura realidad. La absoluta desesperación por lograr que algo salga bien.
A continuación, hizo referencia a las insatisfacciones con el trabajo de las empresas transitarias (dedicadas a la distribución de la paquetería internacional y estatales, o sea dependientes de él) que, en el caso del Mitrans, son las entidades Aerovaradero S.A. y la Empresa Transitario de Cargas (Transcargo). Nada de sector privado en esta actividad. Y acabó diciendo que “la vialidad es uno de los temas más complejos que enfrenta la Isla y que se necesita, para garantizar la actividad productiva, darle solución y analizar qué más se puede hacer referente a la seguridad vial”. Los accidentes de tráfico que crecen de forma importante.
Al hablar del transporte de mercancías, el director de Carga del Mitrans, señaló que se debe aumentar la participación de diversos actores económicos en la gestión, organizar planes de trabajo de forma objetiva para optimizar recursos, así como potenciar el uso del ferrocarril y del cabotaje para el transporte de cargas a largas distancias. Fue la única referencia a los agentes privados que prestan sus servicios en el sector que para el régimen solo son gestores de actividad, sin derechos ni libertad.
En el caso de la Operación Puerto-Transporte-Economía Interna (Optei), el general de Brigada al frente, señaló que es una necesidad mantener como estilo de trabajo las agrupaciones del transporte más ágiles al inicio de la Optei para la extracción en los puertos y entrega final al cliente.
El director de Transporte de pasajeros del Mitrans, señaló que, si bien 2023 será difícil para la actividad, las medidas que se adopten permitirán iniciar la recuperación gradual insistiendo en la necesidad de fijar objetivos para cumplir los planes de transporte de los servicios principales: taxis, escolares, urbanos, interurbanos, trabajadores y rurales. Todo ello, sin atender al aumento de precios producido en febrero en estos servicios y la precariedad de los agentes que operan en el sector.
El director general de la Unión de Ferrocarriles de Cuba destacó que parte de las acciones para este año se centran en alcanzar la recuperación de los equipos dados de baja, incluida la fabricación de ferrobuses; en elevar la eficiencia, la calidad de los servicios y fortalecer el trabajo preventivo para evitar los accidentes ferroviarios. Pero no puede evitar que el uso del ferrocarril sea marginal, tanto para pasajeros como mercancías.
Lo más asombroso llegó cuando Marrero acabó pidiendo alternativas para el transporte en zonas rurales, con las "carahatas", una palabra que no tiene definición en el diccionario de la RAE pero que el primer ministro dijo que son pequeños coches-motor. Más inventos absurdos. Y después pidió concluir las labores en la Estación Central de Ferrocarriles de la capital y analizar el uso y explotación de los trenes urbanos.
Por su parte, el director del Grupo Empresarial Marítimo Portuario (Gemar), dijo que dentro de las proyecciones se encuentra poner en marcha el servicio ferry y el dique flotante, que Marrero dijo ser una prioridad para el país.
Finalmente, el presidente de la Corporación de la Aviación Cubana S.A. (Cacsa), habló de mejorar la calidad del servicio de pasajeros y de las aeronaves, y lograr la sostenibilidad de los sistemas tecnológicos de gran impacto en la actividad aérea, entre otros, e informó que se trabaja en la recuperación de las pistas de los aeropuertos de Cayo Coco, La Habana y Santiago de Cuba, así como en la ampliación de la Terminal 3 del capitalino Aeropuerto Internacional José Martí, que deberá concluirse en el presente año.
La visión que tienen las autoridades del régimen comunista del sector transporte de la economía no pasa del diseño de las políticas estatales, que dejan de lado a la iniciativa privada marginal que trata de sobrevivir en la Isla. Buena prueba de ello son las escasas 190 mipymes autorizadas por el régimen en Transportes, que apenas son el 4% del total. Esa escasa participación de la actividad privada, que en ningún caso reconoce los derechos de propiedad ni la libertad de elección, dice mucho del cerrojo que aplica el régimen al Transporte, impidiendo su desarrollo.
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