La inflación de la economía cubana en febrero se acelera
Elías Amor Bravo economista
Tal y como anticipamos en este blog, la inflación no va a dar tregua en la economía cubana este año. La Oficina Nacional de Estadística ONEI ha dado a conocer el dato de subida de precios en el mes de febrero. La tasa interanual con respecto al mismo mes del año anterior se ha disparado al 44,5% (dos puntos más que en enero) registrando una subida de un 2,61% en el mes que en el acumulado anual sitúa la tasa en el 4,99%.
No hay duda. La inflación en Cuba está fuera de control, y está poniendo de manifiesto que los dirigentes comunistas son incapaces de dominar este proceso con los artefactos rudimentarios de la economía de planificación central.
Además, con las elecciones cerca, los cubanos van a votar (o abstenerse como rechazo al régimen) el 26 de marzo en un entorno de precios al alza que está causando estragos en el poder adquisitivo de la población, el valor de los activos y las relaciones entre los distintos sectores productivos.
La mejor forma de constatar el descontrol de los precios es observar que la tasa interanual en febrero de 2022 (hace un año) era solo un 23%, prácticamente la mitad de la registrada este año, 44,5%. En un año los precios han acelerado su crecimiento el doble. De igual modo, la inflación acumulada hasta febrero en 2022 era de 1,05% y este año se ha disparado a un 4,99%, con este indicador la aceleración ha sido más intensa, casi cinco veces más.
Pero estos datos no reflejan lo peor del proceso inflacionario que se ha instalado en la economía cubana, dos años después de la entrada en vigor de la tarea ordenamiento.
Lo peor y más grave es que, una vez más, la inflación se ha concentrado de forma intensa en el componente de Alimentos y bebidas no alcohólicas, que registran en febrero una tasa interanual del 77,62%, 33 puntos porcentuales más que la media; un aumento de 3,2% en febrero respecto del mes de enero, lo que lleva el acumulado anual al 6,13%. El fuerte aumento de los precios de los alimentos golpea a los sectores más vulnerables y hace difícil para muchos cubanos poder comer todos los días. El efecto de la alimentación sobre el índice de precios alcanza en febrero un 59,6% del total.
Precisamente, en la Alimentación es donde han tenido lugar los aumentos de precios en febrero más intensos en algunos bienes. Por ejemplo, el queso blanco ha subido un 13,39% en un solo mes; el aceite comestible se ha disparado un 10,52%; la malanga un 9%, la harina de maíz un 8,3% y el arroz un 7,75%, todos ellos productos básicos de la dieta alimenticia de la población. Por el contrario, en pimientos (-15,9%) y en tomate (-13,4%) se han producido descensos de precios durante el mes.
Tras la alimentación, el siguiente componente del índice más inflacionista ha sido Restaurantes y hoteles, con una tasa interanual igualmente superior a la media, de un 62,51%, a la que se ha llegado con un aumento en febrero respecto de enero de un 4,4% (el mayor de todos los componentes del índice) que sitúa el acumulado en un 9,57%, igualmente el más elevado de todo el índice y el doble que la media.
Dentro de Restaurantes y hoteles, los mayores aumentos de precios en febrero han tenido lugar en servicios que incorporan valor, como merienda (5,72%), en desayunos y alimentos preparados para llevar, con 5,06% respectivamente. Los refrescos han aumentado un 4,9% sus precios.
Tras estos dos componentes que lideran el proceso inflacionista, la tasa interanual se incrementa hasta las proximidades del 20% en dos componentes, Muebles y artículos para el hogar (20,99%) y Bienes y servicios diversos (20,15%) lo que indica que la inflación subyacente (la que excluye los componentes más volátiles del índice, como alimentos no elaborados y energía) se está acelerando y por ello, las expectativas de inflación ya se encuentran arraigadas, empujando los precios al alza en distintos bienes y servicios.
En la inflación de febrero pasado ha habido sorpresas, sobre todo desagradables, ya que el componente de Educación (uno de los “logros de la revolución” que el régimen aduce que se entrega de forma gratuita a la población) ha visto aumentar su tasa interanual de inflación en febrero al 18,33%.
Por otro lado, el Transporte (15,2%) y Servicios a la vivienda (15,5%) han registrado aumentos importantes de la inflación desparramando los efectos inflacionistas en el conjunto de actividades y sectores. En el caso concreto del Transporte, destaca el fuerte aumento del precio del servicio de transporte urbano (camión, jeep, carretón o coche) con un 6,9% y el servicio de taxi urbano y bicitaxi un 5,3%.
Con este panorama, nadie entiende a qué esperan los dirigentes comunistas para afrontar la inflación con políticas monetarias y fiscales que pongan techo al descontrol que existe en los precios y el arraigo de las expectativas inflacionistas que está causando un daño irreparable en la economía.
En el caso cubano, el actual proceso de aumento de precios vino originado por la combinación de los efectos funestos de la tarea ordenamiento, primero, y de la guerra de Ucrania con su impacto en los precios mundiales. Todo ello, en presencia de un absoluto descontrol del gasto público, del déficit y del endeudamiento financiado con expansión monetaria interna, que ha deteriorado el poder adquisitivo del peso de forma importante y ha tensionado los tipos de cambio informales y los precios en los términos expuestos en esta nota.
Corregir este escenario de absoluto descontrol y devolver a la economía cubana a una senda más estable exige adoptar medidas de consolidación fiscal responsables y creíbles, y dejar de lado la demagogia comunista, con la que difícilmente se podrá llegar a algún sitio. Y exige que la ciudadanía traslade un mensaje claro al régimen de que tiene que hacer algo para resolver el problema. Una abstención masiva el 26 de marzo podría cambiar las cosas.
Actuar contra la inflación es urgente y necesario. Otra cosa es que sea suficiente.
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