La crisis del frío industrial y la inversión extranjera: nada que hacer

Elías Amor Bravo economista

Un país en que las temperaturas son altas, y suele hacer calor, exige contar con un sistema impecable de frío industrial. En Cuba, la Empresa Nacional de Frigoríficos, conocida como Enfrigo, es una empresa estatal socialista que se dedica a la conservación de productos en cámaras de congelación y refrigeración, con una red de 31 frigoríficos, distribuidos en todas las provincias, excepto en Cienfuegos, y el municipio especial Isla de la Juventud, integrados por 574 cámaras.

Enfrigo celebra este año su 59 aniversario, fundada el 15 de febrero de 1964 por Fidel Castro, posiblemente como resultado de la nacionalización y confiscación de empresas intermediarias especializadas a sus legítimos propietarios.

Del total de 574 cámaras que tiene, 284 están destinadas a la refrigeración, 84 a la congelación y el resto 206, se utilizan como almacenes secos, por la imposibilidad de reparar los sistemas de las cámaras, debido a que se trata de una maquinaria obsoleta y para la cual ya no se encuentran piezas en el mercado internacional. Primera sorpresa.

A esto añade Granma, que se suma la imposibilidad de adquirir equipamiento nuevo, por la falta de financiación y las medidas restrictivas del gobierno de Estados Unidos, como si este país fuera el único del mundo que pudiera suministrar esos equipamientos. Segunda sorpresa.

Esta información viene a cuento porque esta empresa, Enfrigo, se ha abierto a la inversión extranjera para buscar fuentes de financiación que permitan la modernización y el mantenimiento de los frigoríficos del país y la diversificación sus servicios. ¿De verdad conseguirán algún extraviado dispuesto a invertir en esta actividad? Hay dudas.

Por un lado, las cámaras en que no se puede activar el sistema de refrigeración se utilizan como almacenes secos, y aquí los dirigentes ven posibilidades de alquiler para los nuevos actores de la economía que se dedican al comercio mayorista y buscan un espacio en el cual almacenar sus productos. Esto no solo ha ocurrido en La Habana, sino en varias provincias, principalmente en Holguín, Villa Clara y Matanzas. Pero lo cierto es que el número de mipymes en comercio sigue siendo marginal, y no parece que la actividad privada se haya decantado hasta la fecha por este sector. El régimen no  quiere perder el control de la distribución comercial.

De manera que a través del Ministerio del Comercio Interior, al que pertenece Enfrigo, comenzaron negociaciones con algunas firmas extranjeras para lograr obtener la liquidez suficiente para la compra de piezas que permitan modernizar algunos componentes de la maquinaria de los frigoríficos.

Y aquí llegaron más sorpresas. Las máquinas utilizadas en los frigoríficos del país son de origen búlgaro y ya no existen piezas de repuesto. La solución y el motivo por el que estas máquinas siguen funcionando son los “comités de Innovadores y Racionalizadores”, que funcionan en todas las unidades, y que hacen lo imposible por mantener en funcionamiento estas viejas instalaciones que resultan esenciales para el almacenamiento y conservación de productos perecederos. Lo mismo que ocurre con las centrales eléctricas y los apagones.

La realidad es que, desde hace seis años, Enfrigo no ha podido adquirir ningún tipo de pieza para los compresores de amoniaco, parte fundamental del frigorífico; sin embargo, con el ingenio de los trabajadores se han buscado alternativas que, si bien no perduran mucho tiempo, impiden la parálisis de más cámaras. 

Soluciones que, con el tiempo, acaban colapsando. Lo asombroso es que se planteen captar inversión extranjera con esta data, y sobre todo los de refrigeración, ya que muchas cámaras presentan deficiencias de estructura, como filtraciones, roturas de cubierta, que requieren “soluciones innovadoras” para poder ofrecer un servicio aceptable y que no se afecte la calidad de los productos almacenados. El inversor extranjero sabe que se enfrenta a un sector quebrado e ineficiente. Mal negocio.

La última vez que el capital extranjero se interesó por el frío industrial en Cuba fue durante el “período especial”, hace más de 30 años, y algunas empresas que mostraron su deseo de participar en el sector fueron pymes españolas muy especializadas. Invirtieron cuantiosos presupuestos para cumplir las exigencias del régimen, pero como todo lo que se emprende en Cuba, al poco tiempo vieron que había sido un error.

Cuando intentaron amortizar los proyectos, se dieron cuenta que habían caído en una trampa. Algunos volvieron a España desanimados y con notables pérdidas económicas. Conocí a algunos de los que emprendieron aquella vía que acabó siendo un fracaso, porque al final, nadie entendía cómo era posible que no hubiera o que desapareciera la mercancía que había que almacenar en frío, origen de los ingresos esperados. Un auténtico desastre.

Insisto. Ojalá que este año no se cumpla la profecía de Fidel Castro en la inauguración del Frigorífico Habana IV, en Alquízar, el 1 de abril de 1991, Pero me temo que la historia que nunca lo ha absuelto de sus tropelías, se volverá a repetir. Las máquinas dejarán de dar servicio y lo almacenado en frío.... ya veremos.