El desarrollo local no puede funcionar solo con reglas de colectivismo comunista

Elías Amor Bravo economista

Los proyectos de desarrollo local no pueden funcionar en la economía comunista cubana. Les falta la base y el sustrato. ¿De qué estamos hablando?

Hay abundante literatura sobre el desarrollo local como instrumento para el fomento de la actividad económica.  En esencia, se trata de un proceso complejo, resultado de la iniciativa local, cuyo objetivo es disponer e implementar recursos del territorio con relación a un proyecto identificado de negocio, con especial atención a la población residente en la zona. 

La definición es suficientemente general para que indique, en líneas generales, por qué el desarrollo local no está funcionando en el régimen comunista cubano. La respuesta es que tan solo se aprovechan las iniciativas colectivas que son una pequeña parte del desarrollo local, donde contar con la iniciativa privada es fundamental. Una vez más, los comunistas cubanos copian lo que se hace en otros países, pero copian mal.

Es por ello, que 13 años después de la aplicación de los primeros proyectos de desarrollo local en la Isla, tras la llamada actualización del modelo económico cubano, los resultados dejan mucho que desear. Se han aplicado muchos proyectos, pero el balance es insatisfactorio. 

En un artículo de Granma se analizan los resultados de un proyecto de estas características en la minindustria La Época de Consolación del Sur en Pinar del Río que empezó a aplicarse hace cuatro años, pero que no ha acabado bien.

Los problemas que han llevado al desastre a esta iniciativa son los mismos de siempre: que si falta de materia prima, que, si la tecnología nueva no ha sido la más adecuada, que, si las inversiones de capital realizadas no han estado justificadas para los niveles de producción previstos, lo que ha supuesto paralizar equipos. La falta de energía, por ejemplo, los apagones, han llevado a apagar el fogón de la planta y a que las máquinas automáticas para embolsar la producción y embotellado, que los especialistas extranjeros encargados de la puesta en marcha no pudieran echar a andar.

Y lo cierto es que había interés inicial en este proyecto, dadas las condiciones con que venía funcionando la entidad, en forma muy precaria, improductiva e ineficiente. Incluso, se pensaba que tras la modernización podría aportar alimentos a la población del municipio y la provincia. Pero nada de ello ocurrió.

Como destaca Granma, y cito textualmente, “la realidad no puede ser más distinta y la pequeña fábrica pinareña hoy es, en todo caso, un ejemplo lamentable de lo que no debe pasar”, de hecho, el ejemplo más evidente del fracaso reside en que de 27 trabajadores en plantilla, solo 5 permanecen actualmente en La Época, mientras que el resto ha sido reubicado en otras unidades, ante la falta de contenido para ellos.

En Granma cuestionan las decisiones adoptadas por el equipo directivo de querer fomentar una fábrica sin haber asegurado antes los insumos necesarios para trabajar con estabilidad, un error que no solo está presente en La Época. Pero no es solo una cuestión de nivel directivo. Lo ocurrido a esta empresa es un buen ejemplo de las consecuencias de la planificación central y del ordenamiento jerárquico que padece la economía cubana en todos sus frentes, desarrollo local incluido.

El artículo de Granma pasa revista a los motivos del fracaso de otros proyectos de desarrollo local en Pinar del Río, como la carpintería en La Palma en 2010, dotada con un moderno equipamiento para la producción de muebles, que fue el primer proyecto de desarrollo local de Vueltabajo.

Otro tanto sucedió con una fábrica de pinturas ubicada en la zona industrial de la capital pinareña, que llegó a lograr producciones de una alta calidad pero que a la larga resultaron insostenibles. Idéntica experiencia con un taller de bisutería de Consolación del Sur, lanzado hace diez años como un proyecto de desarrollo local para elaborar cintos, carteras, billeteras y otros objetos de piel, que quebró hace tiempo por falta de materia prima. La antigua fábrica de guayaberas del municipio de Los Palacios es otro ejemplo de fracaso. De la época en que la instalación funcionó a plena capacidad, asumiendo importantes pedidos, como aquel de 14.000 prendas, entre pantalones y camisas, para los trabajadores de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, solo queda el recuerdo.

Todos estos proyectos adujeron a motivos como la improvisación, falta de materias primas, incumplimiento sistemático de los planes, inadecuación de las inversiones, dificultad para importar, pérdida de mercados, el origen del fracaso de los proyectos de desarrollo local. En realidad, vienen a confirmar que los emprendimientos colectivos y estatales no llegan a ningún sitio y acaban muriendo de éxito.

Un directivo de Gestión del Desarrollo en el gobierno provincial de Pinar del Río no tiene inconveniente en reconocer que todos los proyectos, que desde sus inicios dependieron de algún elemento importado, tuvieron que cerrar. Y sanciona, diciendo, “en términos comerciales son proyectos que fracasaron, y todos estuvieron vinculados al tema de la industria local ligera y a la gastronomía”. Y claro, como no es suyo el dinero invertido ni el riesgo asumido, sino que es de todos, se queda tan tranquilo.

Y es entonces que Granma se pregunta cómo es posible que se hayan producido tantos fracasos en una provincia que, “paradójicamente, acumula más de 20 años de experiencia en materia de estudios sobre desarrollo local y aplican el viejo refrán de que en casa del herrero, cuchillo de palo". Vaya con los refranes.

Todo esto viene a cuento de que el régimen comunista ha ideado este año una estrategia de descentralización de los presupuestos que se piensa que puede favorecer un cambio en el escenario de manera sustancial, “porque ahora los territorios tienen la herramienta que permite la planificación del desarrollo sobre la base de acciones previamente concebidas”. ¿Será esta la solución tan esperada por los territorios? ¿Servirá para garantizar el desarrollo local?

Por cantidad, que no falte. Al parecer se han elaborado en Pinar del Río 347 iniciativas de desarrollo, que aportaron la friolera de 250 ideas de proyectos que se tradujeron en 78 proyectos de desarrollo local. Alguno tendría que salir bien. Pues no es así, en 13 años de aplicación del programa, Pinar del Río solo tiene 22 proyectos en implementación, entre los que se incluyen experiencias como la de la minindustria La Época, cuyo fracaso es evidente.

La diferencia que existe entre las posibilidades identificadas por los burócratas y la realidad en el territorio lleva a pensar dos cosas: o que la planificación está mal hecha, o de que no sirve de nada para fomentar la actividad económica. O incluso, las dos al mismo tiempo

El desarrollo local necesita iniciativa privada solvente para alcanzar su éxito. Hacerlo depender solo de propuestas colectivistas es fracasar. Quienes mejor aseguran que lo invertido y que los esfuerzos y recursos aplicados sean eficientes, es la iniciativa privada. No lo duden.  Para evitar más fracasos y hacer del desarrollo local un instrumento para mejorar la vida de los cubanos, los actores económicos privados son fundamentales. El estado debe ceder su espacio en este ámbito, y cuanto antes.

Comentarios

  1. Profundo análisis, sin lugar a dudas de no hacer cosas diferentes el desarrollo local será una quimera más en Cuba

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  2. Gracias por tus explicaciones, están en la verdad y las ideas reales de cómo hacer solvente una economía y hacer producir a nuestro país que tanta falta le hacen grandes mentes que eduquen y practiquen sus conocimientos en nuestra Cuba tan devastada por un comunismo de más de 60 años, saludos desde Cienfuegos Cuba

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