Meisi Bolaños no tiene solución para la inflación y el déficit fiscal
Elías Amor Bravo economista
Mientras que la atención mediática se concentra en los resultados del juicio de Londres, en Cuba la vida sigue, y toca hacer referencia a la reunión de balance del ministerio de finanzas y precios, celebrada ayer. Una reunión en la que se plantearon las bases de la política de precios, centradas en “enfrentamiento y exigencia”, como dijo la ministra la señora Bolaños, que no tiene solución para los problemas de su competencia.
Y a partir de esta declaración inicial, la ministra dijo que su departamento trabaja para avanzar en la “regulación y el control de los precios”, en especial en los abusivos y especulativos. Es decir, más o menos lo mismo de siempre. ¿Quién dice cuando un precio es abusivo? ¿Qué se entiende por un precio especulativo? Siempre igual, se deja que oferta y demanda funcionen libremente durante un tiempo, y cuando al régimen se le antoja, topan precios, controlan o centralizan, y se acabó. No hay alternativa posible para los comunistas cubanos; que nadie espere una restauración del mercado y las leyes de la oferta y demanda en Cuba. No entra en los planes del régimen. Ni de lejos.
Marrero reconoció que son “legítimas y justas las reclamaciones de la población” sobre el ineficiente control de los precios. Tal vez a la población más que el control lo que le preocupan son los precios y el nivel que han alcanzado y lo mucho que crecen, y ello no depende del control, sino del mal funcionamiento de los instrumentos de asignación de recursos. Si la gente necesita comer, por eso la inflación del precio de los alimentos crece mucho más que la media.
Marrero dio un claro aviso de lo que viene, al señalar que “se ven pocas acciones efectivas para el control”. Es que no debería haber ninguna. Una de ellas, dijo, debería ser realizar análisis efectivos sobre las fichas de costos”. Marrero, metido a contable, advirtió que “se están dando muchas situaciones dónde aun haciendo las fichas de costos tomando como referencia el precio informal de las divisas, se están formando precios con ganancias hasta tres veces por encima”. Debería preguntarse por qué en vez de limitarse a denunciar el problema, y poner soluciones. A lo mejor es que el cálculo de la ficha de costes no sirve y se tiene que reemplazar.
Después, añadió que “esto es un abuso con la población”. El abuso es el que provoca el régimen con el sistema cambiario, que hasta los asesores rusos han propuesto modificar, porque no sirve. Además, Marrero dijo que “hay muchos negocios que no producen y solo se dedican a la compra y venta de productos elevándole los precios”. Debería preguntarse por qué ocurre esto. La eterna obsesión del régimen contra los intermediarios. Marrero no es consciente de que cuanto mayor sea el número de esos negocios que se dedican a la compra y venta, mayor será la oferta que lleven al mercado y los precios tenderán a bajar. Al eliminarlos, reducen la oferta y provocan justo el efecto contrario: los que quedan suben los precios. Algún interés debe existir en alguien, para que esto se mantenga así.
También habló de los precios el ministro Gil, que dijo que era importante analizar “cuanto de la inflación que existe en el país es inducida y cuanto es por ineficiencia de las capacidades productivas”. Una cuestión fácil de responder, ya que, en ausencia de libertad de importar y exportar, como ocurre en Cuba, la inflación inducida de la que habla el ministro es consecuencia de esas limitaciones y prohibiciones. Mayor número de agentes operando en la economía aumentarían la oferta y con ello reducirían los precios. El ministro sabe que la inflación del país es interna y sus causas son monetarias y fiscales.
También se habló en la reunión de balance de “la concertación de precios con las formas productivas”, una forma similar a los precios topados o centralizados, que se basa en la injerencia directa del estado en la economía. Al parecer, desde Cienfuegos, se informó que se ha logrado conciliar 13 precios de productos sensibles para la población, entre ellos el arroz y algunas viandas y vegetales, que se venden en grandes ferias municipales. Estas medidas injerencistas son pan para hoy hambre para mañana, porque si los precios no están referidos al equilibrio oferta y demanda, nunca tenderán al equilibrio.
La directora de finanzas y precios de La Habana volvió al argumento de Marrero, y dijo que entre las principales insatisfacciones de la población de la capital se encuentra el tema del control de precios, tanto mayoristas como minoristas. Otra que confunde exprofeso el nivel de precios con el control. Y por ello, una de las acciones desarrolladas ha sido la concertación de los precios con los productos agrícolas de Mayabeque y Artemisa que ha permitido tener precios diferenciados en las ferias municipales. Las prácticas de concertación, conciliación y los topes de precios realizadas por el régimen no solo representan una vuelta atrás, que no solo abandonan los objetivos de la llamada tarea ordenamiento (cada vez menos justificada su aplicación) sino que van a provocar problemas mucho más graves en cuanto la oferta reaccione a dichas imposiciones.
La directora de finanzas y precios de La Habana dijo que se ha desarrollado desde hace años una intensiva preparación del cuerpo de inspectores y, al respecto, señaló que en el 2022 se impusieron cerca de 75.000 multas, pero hasta ahora el momento están pendientes por cobrar un alto número de estás, que equivale a 275 millones de pesos. Y sentenció, “no sirve de nada imponer multas, si no se logran cobrar”. Increíble.
En la reunión de balance del ministerio también se abordó el análisis de las medidas para la reducción del déficit presupuestario, de las que la ministra dijo tan solo que se trabaja en potenciar la recaudación de ingresos con base en la gestión y el control fiscal, e implementar las medidas tributarias aprobadas por la Ley del presupuesto del estado para 2023. La opción de reducir el déficit aumentando la presión fiscal es la menos adecuada en un momento en que la economía cubana se acerca al estancamiento. Querer recaudar más en un contexto crítico solo provoca tensiones y se acaba generando más déficit. La lucha contra el desequilibrio fiscal debe venir de la consolidación fiscal, propiciando su reducción y control. Nada de eso está en los planes de la ministra.
En ese sentido, se refirió a la actualización de las medidas para la reducción del déficit fiscal en correspondencia con las proyecciones del programa de estabilización macroeconómica elaborado con el ministerio de economía y el Banco Central de Cuba. Con respecto a dicho programa de estabilización macroeconómica, el ministro Gil señaló, en términos generales, “que su correcta ejecución debe ayudar a lograr los objetivos propuestos por el país”, en línea con lo que expuso en la reunión de balance de su ministerio hace días. Lo cierto es que, dadas las tasas de inflación registradas en febrero, no parece que la política de estabilización esté bien encaminada.
La ministra dijo que una de las medidas fijadas para tener mayor control tributario, consiste en incrementar por parte de la ONAT y los gobiernos locales las acciones de enfrentamiento contra las ilegalidades y la evasión de impuestos. Y añadió que “se debe continuar con las medidas de control en el pago de los impuestos a productos con altos precios". Los economistas saben que la presión fiscal tiene mucho que ver no solo con la estructura tributaria existente, sino con los mecanismos coercitivos empleados por la autoridad para recaudar. Tanto uno como otro son elevados en Cuba y son causa de pérdida de incentivos para producir más por parte de los agentes económicos, que es lo que necesita el país. Alguien debería reflexionar sobre estas cuestiones: las diferencias dentro del régimen empiezan a ser abultadas.
Más allá de la incapacidad demostrada de muchos, hay un interés de otros de que no fluya la economía; porque independencia económica es independencia política.
ResponderEliminar